La rinitis es una patología frecuente en niños; en la mayoría de los casos obedece a una etiología alérgica. Sin embargo, hay poca información en pacientes de menos de 4 años en quienes el diagnóstico no suele ser sencillo. De hecho, en este grupo de edad puede ser difícil realizar el diagnóstico diferencial con la hipertrofia adenoidea y las infecciones recurrentes del tracto respiratorio. Tampoco es fácil establecer definitivamente el diagnóstico de sensibilización alérgica y su relación con los síntomas. Sin embargo, en niños muy pequeños, la rinitis alérgica no es infrecuente.
Un estudio reveló que el 90% de los pacientes con asma también tenía rinitis; por su parte, la presencia de rinitis se asocia con mayor riesgo de presentar otitis y sinusitis. De allí la necesidad de disponer de una medicación que pueda emplearse una vez por día y que sea eficaz. En la actualidad el cromoglicato de sodio, los antihistamínicos (AH) y los corticoides nasales representan las posibles opciones de tratamiento. El ketotifeno es un AH de uso por vía oral con algo de actividad adicional símil cromoglicato. Se comercializa en forma de jarabe y se lo utiliza en niños de más de 2 años con rinitis alérgica, asma y eccema. Al igual que con otros AH se asocia con descenso del prurito nasal, de la rinorrea y de los estornudos pero ejerce pocos cambios sobre la obstrucción nasal.
Sin embargo, el tratamiento de este síntoma es importante para evitar que los niños presenten con el tiempo alteraciones de la respiración y las complicaciones asociadas. El uso de corticoides tópicos en niños es controvertido por la posibilidad de efectos adversos sistémicos y por la dificultad de aplicar aerosoles nasales. Los estudios que mostraron efectos sobre el crecimiento a corto plazo evaluaron dosis altas de budesonida o beclometasona. En cambio, estos efectos no se han observado en investigaciones con dosis más bajas de budesonida, aplicada una vez por día. El aerosol de propionato de fluticasona acuoso (APFA), señalan los autores, es un esteroide de tercera generación con mínima absorción intestinal e importante metabolismo hepático de primer paso. Los estudios sobre densidad mineral ósea en niños no mostraron efectos del APFA. El fármaco se ha utilizado en niños de más de 4 años con rinitis estacional y perenne, en dosis de 100µg una vez por día, con un perfil de seguridad semejante al del placebo. En este estudio se compara la eficacia del APFA con la de ketotifeno en pacientes de 2 a 4 años con rinitis perenne.
Métodos
Se incluyeron 26 pacientes (16 varones) con 2 o más de los siguientes síntomas durante más de 2 semanas y recurrentes en un período de 6 meses: obstrucción nasal, rinorrea, estornudos y prurito. En todos los participantes se realizaron pruebas cutáneas o in vitro (RAST[radio allergosorbent test]) con aeroalergenos y alergenos alimentarios comunes. Se excluyeron pacientes con pólipos nasales, con otras deformaciones anatómicas o con patología médica importante (paladar hendido) así como aquellos con infecciones nasales. Durante el período de lavado, los padres completaron una planilla de síntomas en una escala numérica (0 a 3puntos) y refirieron la cantidad de veces que los niños se despertaban por noche.
Posteriormente fueron asignados aleatoriamente a 100 µg de APFA una vez por día más placebo oral o ketotifeno, 1 mg por vía oral por día, más aerosol nasal placebo, durante 6 semanas. Durante el estudio, se completó la planilla de síntomas dos veces por día y se registró la aparición de efectos adversos así como la necesidad de tratamientos adicionales.
Resultados
Doce de los 26 pacientes presentaron pruebas cutáneas positivas o RAST frente a por lo menos uno de los alergenos estudiados (la distribución por grupo fue semejante). Casi todos referían obstrucción nasal y rinorrea; el 85% tenía prurito y el 12% refería estornudos o drenaje posnasal. En el examen físico, el 81% mostraba edema de cornetes y coloración anormal de la mucosa. Casi todos presentaban secreción nasal, sin diferencias importantes entre los grupos.
En la última visita, en la semana sexta, el 70% de los pacientes del grupo APFA tenía permeable la vía aérea nasal en comparación con el 22% de los asignados a ketotifeno. El 91% del primer grupo versus el 70% del segundo no tenía prurito. Ninguno de los enfermos asignados a APFA tenía estornudos o drenaje posnasal; sólo dos de los niños tratados con ketotifeno presentaban este síntoma. Ningún paciente del grupo APFA mostraba edema de cornetes versus 4 pacientes tratados con el AH. La mucosa tenía color normal en el 70% y 22% de los casos, respectivamente.
En general, la escala sintomática favoreció al corticoide en todas las manifestaciones individuales. Sin embargo, sólo fue estadísticamente diferente en términos de la obstrucción nasal que se redujo ostensiblemente entre las semanas 4 y 6 de tratamiento. Asimismo, los pacientes asignados a APFA tuvieron mejoría más notable de la calidad del sueño. No se produjeron efectos adversos importantes en ningún grupo.
Discusión
Los resultados de este estudio demuestran que el APFA es un tratamiento eficaz para niños de 2 a 4 años con rinitis perenne y que es más útil que el ketotifeno por vía oral. Los autores señalan que en la investigación se decidió incluir pacientes con evidencia de sensibilización alérgica y sin ella porque en la práctica suele ser difícil efectuar el diagnóstico de rinitis alérgica en enfermos de tan corta edad. Además, hay fuertes indicios de que los niños pequeños con rinitis pueden mostrar sensibilización a aeroalergenos algunos años después.
En principio, añaden, el tratamiento de la rinitis en niños no difiere del de los adultos. Un metaanálisis mostró que los corticoides intranasales son más eficaces que los AH. Sin embargo, en pacientes pediátricos, el objetivo esencial es llegar al equilibrio perfecto entre riesgo y beneficio. En este contexto, la mayor parte de la preocupación que surgió en relación con posibles efectos adversos de los corticoides sobre el crecimiento se obtuvo a partir de estudios con betametasona y dexametasona. En cambio, se considera que la terapia con los agentes más nuevos casi no se asocia con acciones sistémicas.
No obstante, cabe recordar que muchos de estos enfermos también presentan asma o eccema y por lo tanto es posible que reciban esteroides por otras vías. Sin embargo, también hay evidencia de que el tratamiento adecuado de la rinitis –en pacientes con asma– reduce los síntomas de la obstrucción bronquial y posiblemente la necesidad de corticoides inhalados. Estudios más recientes sugieren, incluso, que el tratamiento precoz de las primeras manifestaciones de atopia evita la aparición de otros síntomas.
No existen dudas de que el tratamiento adecuado de la rinitis en niños mejora la respiración y la calidad de vida. La congestión nasal nocturna se asocia con alteraciones del sueño y con fatiga diurna. En este sentido, los corticoides son particularmente beneficiosos. La investigación futura deberá confirmar los hallazgos del trabajo actual, especialmente en lo concerniente a su perfil de seguridad, concluyen los expertos.
Resumen objetivo elaborado por el Comité de Redacción Científica de SIIC, sobre la base del artículo original completo publicado por la fuente editorial.
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