“...y cuando entró al lago y se vio reflejado en sus aguas, comprobó que era un hermoso cisne”
Estos rasgos tienen que ver con la creatividad, los ideales y la fortaleza, entre otros.
Cuando estas personas ponen en juego estas características, los trascienden como individuos, ya que siempre benefician a otros.
Estas características provienen de un núcleo vital que organiza la vida del sujeto.
Si bien todas las personas poseen este núcleo vital, en algunas está más cerca de la conciencia y produce determinados efectos, lo que no ocurre en la mayoría de los individuos. Llamo entonces personas excepcionales a aquellas que son más o menos concientes de este núcleo vital y, en forma advertida o no, buscan su expresión.
Las características de excepcionalidad, entonces, provienen de este núcleo vital y pugnan por expresarse. Si el sujeto permite su expresión, su vida transcurre armoniosamente. Si se resiste a ello, padece estados anímicos turbulentos que lo confunden y lo hacen infeliz.
¿Pero por qué una persona se resiste a aquello que lo llevaría a vivir con plenitud?
Las características de excepcionalidad son vividas en principio como algo ajeno que no puede ser controlado y que se le impone al sujeto en contra de sus deseos. El resultado es una lucha interna que tiene distintos modos de manifestación.
Tal lucha se origina en el hecho de que la expresión del núcleo vital transforma al individuo en un ser original, diferente del resto de las personas, con una modalidad propia y única. Lo hace distinto, desigual. De aquí que llame a estas personas excepcionales. Pero esto lo enfrenta con su ilusión de ser como todos, hacer lo que hacen todos y tener lo que tienen todos: ser un sujeto convencional. Y por esto resiste, tratando de mantenerse dentro de los límites consensuados por la sociedad.
Sin embargo, es sólo a través de un trabajo de reconocimiento, aceptación y desarrollo de las características nucleares que las personas excepcionales pueden alcanzar un sentimiento de realidad y bienestar.
Una definición
Las personas excepcionales son aquellas que se caracterizan por tener ciertas capacidades, habilidades o talentos que los diferencian del resto de las personas y que, cuando las manifiestan, esas características los trascienden como individuos y benefician a otros.
La descripción
Los rasgos de excepcionalidad pueden reunirse en tres grandes grupos: los revolucionarios, los idealistas y los transformadores. Las personas excepcionales poseen características de los tres grupos,aunque a veces parece predominar uno de ellos.
Bill Gates, la Madre Teresa de Calcuta, Nelson Mandela son paradigmas de cada uno de estos grupos.
Grupo I
Los revolucionarios
Bill Gates
Su creatividad es lo que más llama la atención. Lo que hacen o lo que piensan es original, novedoso, diferente de lo común y convencional.
Su comportamiento está fuera de lo esperado, por lo que se los considera “raros”, “locos”, o “extraños”.
Aman la libertad y rechazan cualquier situación en la que se sientan encerrados o presos, incluso el ser vistos o pensados de una manera fija.
Son buscadores de la verdad y esta búsqueda los lleva a participar de múltiples grupos, tener actividades diversas, leer sobre distintas disciplinas, o conocer diferentes culturas.
Los revolucionarios tienen un temperamento alegre y divertido. Su vida es como un juego permanente con el que disfrutan y se divierten, utilizando del tiempo libre y el ocio como el espacio necesario para que surja el acto creativo.
La forma en que conciben sus ideas es instantánea: se les “prende la lamparita”, e inmediatamente pretenden plasmarla. Por lo mismo se conectan y desconectan de cualquier ámbito rápidamente. Hoy están acá, mañana allá, hoy hacen esto, mañana aquello, por lo que sus vínculos pueden ser múltiples y cambiantes.
Grupo II
Los idealistas
La Madre Teresa de Calcuta
Estas personas sostienen todos los valores humanos, como la rectitud, la lealtad, la amistad, la justicia y se consagran con firmeza a ellos, lo mismo que al bienestar humano, tratando de aliviar y curar el sufrimiento de los demás.
Son humildes y se consideran afortunados de haber recibido sus dotes.
Sienten satisfacción con el solo hecho de dar, encontrándoselos siempre dispuestos a ayudar a aquel que lo necesita, incluso sin demandar retribución.
Tienen la capacidad de ponerse en el lugar de los demás y entenderlos, haciendo que las personas se sientan comprendidas y acompañadas, creando un clima de bienestar y comodidad.
Son veraces. Viven en la verdad y la reflejan, por lo que se convierten en personas confiables y valoradas.
Son intuitivos, perceptivos, visionarios.
Grupo III
Los Transformadores
Nelson Mandela
Son personas fuertes, resistentes, poderosas, capaces de enfrentar los embates más duros de la vida y atravesarlos con valor.
Las personas de este grupo son decididas, saben lo que quieren y no se detienen hasta conseguirlo porque tienen una voluntad férrea. Tienen capacidad de liderazgo y son responsables frente a sus obligaciones y a los que toman a su cargo. Si tienen un objetivo claro, no se apartan de él hasta conseguirlo. Una vez que fijan su objetivo pueden renunciar a cualquier otra cosa y luchar contra cualquier obstáculo que se les presente, porque son disciplinadas, persistentes e incansables. Tienen internamente estructurado su plan y todo lo que realizan en su vida tiene que ver con ello.
Cuando el talento se convierte en un problema
Las características de excepcionalidad no son fácilmente aceptadas por estos individuos.
En principio, son vividas como extrañas, con una fuerza propia, que pugnan por expresarse a través de ellos, y que son incontrolables, lo que les produce pánico.
Esto lleva a que las personas que las poseen se sientan extrañas, diferentes de los demás y que piensen que algo anda mal en ellos.
Debido a todo esto hacen el esfuerzo de parecerse al común de la gente, dejando oculto su potencial. En este caso no creen tener ningún talento especial, sintiéndose avergonzados, temerosos y sin capacidades.
Al no estar conectados con su potencial creador empiezan a experimentar dificultades en el ámbito laboral y personal: les resulta difícil manejar sus vínculos, sus actividades, sus negocios, presentar proyectos, planificar su propia empresa o independizarse. Se sienten abrumados por el caudal de sus ideas y no encuentran cómo implementarlas, perdiendo de vista sus objetivos.
Como consecuencia de todo esto se desaniman, no disfrutan de lo que hacen, sienten vacío existencial, llegando a veces a manifestar un síndrome de pánico o una depresión profunda.
Viviendo como uno mismo
Cuando las personas excepcionales aprenden a reconocer sus aptitudes, aceptarlas y desarrollarlas, pueden expresarse como personas diferentes, con nuevas reglas de vida que van descubriendo e implementando
Al reconocerse como individuos creativos y originales, con principios firmes y una voluntad y constancia que les permite alcanzar sus objetivos, la autoestima y seguridad en sí mismos se incrementa, pudiendo aceptar nuevos desafíos.
Asimismo, cuando ven que la expresión de sus talentos, además de beneficiarlos a ellos, lo hace con otros, desarrollan un sentimiento de realización y bienestar que se irradia a su entorno.
El Dr. Ricardo A. Leveratto es médico psiquiatra egresado de la Universidad de Buenos Aires. Se ha desempeñado como psicoanalista habiendo sido miembro de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APDEBA) y de la International Psychoanalytical Association (IPA). Ha transitado desde el psicoanálisis a la psicología transpersonal y la medicina vibracional, desempeñándose como clínico y como docente. Fue miembro fundador y primer vicepresidente de la Asociación Transpersonal de la República Argentina (ATRA). En los últimos años se dedicó a la investigación de los potenciales creadores del ser humano y de las técnicas de abordaje a los dominios trascendentes de la conciencia en diferentes culturas. Ha publicado numerosos artículos y dos libros: “La Medicina de Bach” (Errepar,1993) y “Los Dominios de la Conciencia” (Errepar,1997).
e-mail: raleveratto@intramed.net