La clasifican en cuatro estadíos

Nuevas recomendaciones en I. Cardiaca (AHA)

Una puesta al día de las guías sobre insuficiencia cardíaca de la AHA y el ACC.

Las nuevas directrices norteamericanas de insuficiencia cardiaca clasifican la patología en cuatro estadios

La AHA y el ACC prefieren la denominación de IC a secas, ya que hay pacientes que presentan pocos o ningún síntoma de congestión

La American Heart Association (AHA) y el American College of Cardiology (ACC) han presentado las nuevas directrices de insuficiencia cardiaca –disponibles en las páginas web de estas entidades-, que ponen el énfasis en la importancia del diagnóstico precoz y el empleo de los nuevos tratamientos.

Atendiendo al hecho de que los nuevos abordajes terapéuticos pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes, los autores plantean una clasificación a partir de los factores de riesgo. Los estadios A y B se refieren a pacientes sin signos o síntomas de IC pero que presentan FR o anomalías cardiacas, incluyendo cambios en la forma o estructura del corazón. El estadio C comprende a los pacientes con síntomas de IC, actuales o pasados, como la disnea. Y el estadio D designa a los pacientes con IC refractaria que son candidatos a tratamientos especializados avanzados, incluyendo el trasplante cardiaco, o compasivos, en fases terminales.

El documento indica que muchas formas de patología cardiaca pueden desembocar en IC, y enfatiza que una detección temprana y el adecuado tratamiento de la hipertensión arterial, diabetes, enfermedad coronaria y otros factores de riesgo cardiovascular contribuyen a retrasar o evitar la aparición de la IC. Remarcan que la clave está en el control de estos factores de riesgo. Por ejemplo, la investigación ha puesto de manifiesto que el control de la HTA puede reducir a la mitad la incidencia de IC.

Asimismo, en estas nuevas directrices se ha cambiado la denominación de la patología, que pasa de insuficiencia cardiaca congestiva (ICC) a IC a secas, para reflejar el amplio espectro de la enfermedad. El panel de expertos argumenta que hay enfermos que tienen pocos o ningún síntoma de congestión pero presentan un corazón anormal y síntomas de fatiga e intolerancia al ejercicio por un mal funcionamiento cardiaco.

También se indica que en los últimos años se ha reconocido que muchos pacientes con fracción de eyección normal tienen IC, lo que se conoce como IC diastólica. Son pacientes que habitualmente no participaban en ensayos con nuevos fármacos y dispositivos implantables. Ahora han sido incluidos en varios ensayos en marcha que determinarán si su tratamiento debe ser el mismo que en pacientes con FE deprimida.

Las directrices también establecen recomendaciones para el uso permanente de los dispositivos de ayuda al ventrículo izquierdo, como los stents, y aconsejan ampliar el grupo de pacientes candidatos para los desfibriladores implantables.

Texto original completo (en inglés): 
Nuevas directrices para IC de AHA/ACC (pdf) 
Guía abreviada (de bolsillo)

Informe del diario Clarín de Bs. As:

SALUD : RECOMENDACIONES A MEDICOS Y PACIENTES

Presentan una nueva guía con consejos para cuidar al corazón

Entidades cardiológicas de EE.UU. proponen tratar a los que presentan factores de riesgo como si ya fueran enfermos. Y aconsejan medicar antes de que aparezcan los síntomas de insuficiencia cardíaca.

Valeria Román.
vroman@clarin.com

El síndrome que hace que el corazón pierda su capacidad para bombear sangre y oxígeno con eficiencia deberá ser tratado tempranamente. Antes incluso que sus síntomas, como la falta de aire, los pies hinchados o la incapacidad de hacer esfuerzos físicos, se manifiesten.

Esa es una de las recomendaciones de la nueva guía para tratar la insuficiencia cardíaca en adultos que fue publicada días atrás por el Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón de los Estados Unidos. Una herramienta que cambia (al menos en el país del Norte, aunque servirá de modelo para otras naciones) el manejo tradicional del síndrome: apunta directamente a prevenirlo, a que no aparezca.

Lo hace al decirles a los médicos clínicos, los cardiólogos y a sus pacientes que deben prestar más atención a ciertos factores de riesgo, controlarlos y dar medicamentos —como los betabloqueantes— incluso en personas que no muestran síntomas (se los considera en los estadíos A y B).

Además, la guía reconoce los beneficios de dispositivos que se han ido estrenando en el campo de la tecnología médica. Ellos son los cardiodefibriladores, los resincronizadores y los dispositivos de asistencia ventricular, que con sus distintas funciones pueden ayudar al corazón enfermo.

Los cambios en el manejo de la insuficiencia cardíaca en los Estados Unidos surgen a raíz del alto costo que el síndrome está teniendo en la salud pública. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, se calcula que la insuficiencia cardíaca generó gastos por unos 25.800 millones de dólares en 2004.

Unos 5 millones de estadounidenses padecen de insuficiencia cardíaca. Cada año se diagnostican unos 550 mil casos nuevos. Más de 266 mil personas mueren anualmente cada año por el síndrome. Cifras llamativas que obligaron a replantear el acercamiento que hoy se necesita para controlar el síndrome.

"Un cambio notable es que la nueva guía hace hincapié en la prevención del síndrome", comentó a Clarín el jefe de insuficiencia cardíaca del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, Jorge Thierer.

Los nuevos lineamientos de la guía obligan a no separar al síndrome con sus síntomas manifiestos de sus estadíos anteriores, donde puede ubicarse a los pacientes con hipertensión, diabetes, colesterol alto, enfermedad coronaria, obesidad, síndrome metabólico, que consumen drogas de abuso o alcohol con exageración o que fuman.

El síndrome consiste en que el corazón no consigue satisfacer las demandas normales de sangre y oxígeno del organismo. Su prevalencia creció en los últimos años debido al aumento de personas ancianas, al mejor manejo de pacientes con infarto e hipertensión, así como al acceso a nuevas opciones terapéuticas.

Hacia los tratamientos también enfocaron las asociaciones médicas que hicieron la nueva guía. Expandieron el uso de los betabloqueantes al estadío B (antes los recomendaba a partir del estadío en que los síntomas se manifiestan). Se trata de medicamentos, como el bisoprolol, carvedilol y el metoprolol, que pueden hacer que el corazón bombee con más facilidad.

Es decir, esos betabloqueantes deberían ser ahora indicados también para gente sin síntomas: para pacientes que tuvieron un infarto de miocardio, un remodelado del ventrículo izquierdo del corazón o una enfermedad vascular asintomática.

La guía sugiere el uso de los fármacos llamados inhibidores de la enzima convertidora en todo el espectro del síndrome y reconoce otros medicamentos, los antagonistas de la angiotensina II, como alternativas para pacientes que no responden a otras drogas. Y presenta además las soluciones más complejas.

Los cardiodefibriladores son como sensores que detectan arritmias graves y provocan un shock eléctrico en el corazón. Salvan vidas. Hasta ahora, generalmente se usaban en pacientes que sufrían muerte súbita o arritmia ventricular maligna. La guía amplía la cantidad de pacientes que deberían recibir el implante del cardiodefibrilador: también lo necesitarían los pacientes con ventrículos deteriorados e insuficiencia con síntomas moderados.

Otra opción son los resincronizadores que usan en casos de corazones que no se contraen sincrónicamente. Se los debería utilizar en los estadíos más avanzados del síndrome.

"Sin embargo, vale resaltar que los usos de los resincronizadores y los cardiodefibriladores está todavía en discusión. Es motivo de debate porque la ampliación del número de pacientes implicaría un alto costo económico y no todos los sistemas de salud pueden afrontar el gasto", señaló Thierer.

La guía tiene en cuenta al paciente terminal con insuficiencia cardíaca. Aunque pueda parecer que ya nada será útil para salvar la vida, dar contención y comodidad al paciente y a su familia significará mucho.


DIAGNOSTICO CON RESONANCIA MAGNETICA

Buscan cambios en el músculo cardíaco

Mediante tecnología de imágenes por resonancia magnética, un grupo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins logró delinear con éxito las deformaciones más pequeñas dentro del corazón de 441 hombres y mujeres, de entre 45 y 85 años, con problemas cardíacos o sanos.

La utilización novedosa de la resonancia magnética les permitió a los investigadores crear una imagen computarizada tridimensional de cada corazón y a partir de allí rastrear las deformaciones graduales durante cada pulso cardíaco.

Se cree que el descubrimiento realizado en Hopkins es el primero en asociar cambios en la masa y el volumen del corazón con señales prematuras de problemas en alguna región del músculo, específicamente la pared anterior (o parte delantera) del ventrículo izquierdo, la principal cámara de bombeo del corazón.

"A través de la tecnología de imágenes por resonancia magnética logramos reunir las primeras pistas visuales de cómo se generan las enfermedades cardíacas por regiones y, posiblemente, se propagan a diferentes partes del corazón y al sistema cardiovascular", dijo el investigador y cardiólogo Jo»ao Lima, profesor adjunto de Medicina y Radiología de la Facultad de Medicina de Johns Hopkins y su Instituto del Corazón.

De acuerdo con la opinión de Lima, los cardiólogos están al tanto de muchas enfermedades que producen alteraciones, grandes y pequeñas, en la forma del corazón, pero éste es el primer experimento que rastreó y registró estos cambios en detalle.

En el caso de corazones dilatados e hipertensión, sostuvo, "hay incrementos desproporcionados en la masa muscular del corazón en relación al volumen de sangre que se bombea".

Los resultados confirmaron, tanto para los hombres como para las mujeres, que los cambios en una región determinada del corazón, la pared anterior del ventrículo izquierdo, estaban directamente asociados con las mayores disminuciones de la función cardíaca.