Durham, en Carolina del Norte, atrae entre 4 mil y 8 mil personas por año con el único objetivo de bajar de peso. Las instalaciones albergan una pileta de natación y un gimnasio y la música funcional inunda las habitaciones de una mansión elegantísima.
Por Paul Harris.
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A simple vista, la clínica Structure House parece un spa como cualquier otro. Las instalaciones albergan una pileta de natación y un gimnasio y la música funcional inunda las habitaciones de una mansión elegantísima instalada en el medio del complejo. Pero hay algo que resalta: el tamaño de los invitados. La gente que llega aquí no está de vacaciones. Viene a adelgazar, y mucho.
Eligieron la ciudad correcta. Durham se ha convertido en la capital del adelgazamiento de Estados Unidos y, en un artículo de un diario, hasta la catalogaron como una "Lourdes para los obesos". De la mano de la expansión sin remordimiento de las cinturas de los norteamericanos aparecieron los tratamientos destinados a combatir el flagelo, y ningún lugar se benefició tanto como Durham.
Esta ciudad de Carolina del Norte atrae entre 4 mil y 8 mil personas por año que vienen de todo el país para instalarse en las clínicas residenciales esparcidas por toda la ciudad y sus alrededores con el único objetivo de bajar de peso.
Esta actividad le reporta decenas de millones de dólares a una economía local afectada, y mucho, por la caída de la industria del tabaco. "Durham se convirtió en una meca para los que quieren adelgazar", dijo el Dr. Gerard Musante, fundador de Structure House. "No existe otra cosa igual. Todos los caminos conducen a Durham".
Pero no es un camino barato. Structure House cobra miles de dólares por una estadía de cuatro semanas. El vecino Duke Diet and Fitness Center pide hasta 7 mil dólares por día. Pero muchos norteamericanos están dispuestos a pagar, algunos pacientes hasta piden créditos o venden sus autos para poder afrontar el viaje.
Structure House solamente trató hasta el momento a 30 mil personas provenientes de los 50 estados norteamericanos y 35 países extranjeros. No sorprende que Durham haya podido recrearse como "Diet Town", o la Ciudad de la Dieta. Las estadísticas de obesidad de Estados Unidos son sorprendentes. Los estudios demostraron que el 60 por ciento de los norteamericanos adultos están excedidos de peso y una cuarta parte son clínicamente obesos.
Este sobrepeso se vio estimulado por una industria de "fast food" o comida rápida que hizo de la comida barata, producida en masa pero totalmente insalubre el alimento por excelencia del país. Como resultado de esto, unos 300.000 norteamericanos mueren prematuramente cada año por causas vinculadas con la obesidad.
Muchos de los que llegan a Durham creen que es su última oportunidad de salvar sus vidas. Este es el caso de Teresa Khirallah, una maestra de 31 años de Irving, Texas. Ella sacó un préstamo bancario para financiar su estadía después de que un médico le advirtió que, por su tamaño sobredimensionado, alguna vez quizá terminara muerta o en una silla de ruedas. Una amiga cercana también le rogó en su cumpleaños número 30 que dejara de comer y bajara de peso. "Ya ni siquiera podía comprarme ropa en tiendas de talles grandes. Me había vuelto totalmente fuera de control", dijo.
Un año después, y tras varios viajes a Structure House en Durham, Khirallah es otra mujer. Además de ser mucho más pequeña, su estilo de vida cambió radicalmente. Hace ejercicio todos los días, corrió una media maratón y se anotó para una maratón completa en Dallas en diciembre. Sin embargo, su intención es seguir yendo a Durham, consciente de que un desliz en la rutina estricta de ejercicio y alimentación de Structure House podría significar recuperar el peso perdido.
Si bien la gente en los Estados Unidos nunca estuvo más gorda, probablemente nunca gastó tanto dinero en dietas. Las estadísticas demuestran que los norteamericanos gastan 33 mil millones de dólares por año en productos y servicios para adelgazar. Sin embargo, Musante cree que el problema de obesidad de Estados Unidos tal vez esté llegando a un pico. Señala el gran interés en las dietas como un indicio de que la obesidad finalmente es vista como un problema de salud serio que necesita una solución. Y menciona una mayor conciencia en materia de cuestiones referidas a la salud que, incluso, llevó a empresas de comida rápida como McDonald's a intentar comercializar sus alimentos de manera sana, achicando las porciones "extra large" y ofreciendo también ensaladas.
Hay señales de una mayor participación del Gobierno también. Hace unos días Nueva York anunció planes para hacer un seguimiento de los pacientes con diabetes de la misma manera que se monitorean las enfermedades infecciosas. La diabetes suele estar asociada a la obesidad y la enfermedad se volvió frecuente a medida que los norteamericanos se volvieron más gordos. En Arkansas, el gobierno estatal le exige a las escuelas locales que midan el índice de masa corporal de sus alumnos y envíen los informes a los padres de los chicos.
Para Musante, es claro el paralelismo con un cambio gradual en la actitud de la población frente al cigarrillo. Espera que, con la obesidad, suceda lo mismo que con el cigarrillo: la gente fuma menos tras una andanada de demandas legales, leyes y concientización. "Llevará una generación o dos, pero creo que Estados Unidos está mirando a esta generación y diciendo 'Ya es suficiente'. Tenemos que enfrentar este problema", dijo.
Tal vez esa batalla esté empezando en Durham. Por caso, Khirallah llevó una pequeña porción de lo aprendido en Durham a su escuela en Texas. Mientras su clase de 20 alumnos era testigo de cómo se iba achicando su maestra, ella inició un programa para ayudar a sus alumnos a dejar de comer comida chatarra y bajar de peso junto con ella. Fue un éxito: en total, la clase logró bajar 45 kilos.
Traducción de Claudia Martínez
© The Observer.