La enfermedad como experiencia

Historia del Pecho III:

Una escritora, periodista y fotógrafa - Gabriela Liffschitz - convierte su experiencia con el cáncer de mama en una obra que rescata a la persona más allá de la mutilación y la desesperanza.

Autor/a: IntraMed

Para descargar el artículo completo con fotografías y textos accesorios en formato pdf haga click en el ángulo superior derecho de la página.

Gabriela Liffschitz convirtió su trayectoria como paciente en texto y fotografías que la sobreviven, la rescatan y le permiten trascender a su propia muerte física.
Gabriela falleció el pasado 13 de febrero de 2.004 víctima del cáncer de mama.
La enfermedad desde la mirada del paciente, una perspectiva a la que los médicos tenemos pocas ocasiones de acceder.
Una mirada distinta sobre el otro propio cuerpo

A fines de 1999, su ginecólogo informa a Gabriela Liffschitz que tenía cáncer. Dos días después el mastólogo le explica que deberían hacerle una mastectomía. Un vórtice de sensaciones la envuelve y un pensamiento obsesivo martillea en su mente un concepto rígido, estático, inapelable: el de que el cáncer en general y la mastectomía en particular parecen ser el horror y nada más. En un singular libro, con autorretratos de desnudos y textos contundentes, Gabriela cuenta cómo supo revertir ese horror en vitalidad, descubrimiento y belleza.

"Mi cuerpo atraviesa un viaje insólito" escribe Gabriela Liffschitz en su libro "Efectos colaterales", editado por Norma. Con fotos y con palabras esta mujer estudia la gramática de su cuerpo, dividiéndola en cuatro series tituladas con los nombres de algunas de las drogas y tratamientos que cumplió en cada etapa.
"Desde entonces, desde la operación -cuenta- pasaron muchas cosas: hice las fotos, hice diversos tipos de quimioterapia (porque al poco tiempo tuve metástasis óseas), me fui de vacaciones e hice topless siendo impar, hice rayos, hice más fotos, más quimio, seguí viviendo...".
Los autorretratos la muestran desde todas las ubicaciones y poses posibles, desde lo estándar de la imagen femenina hasta el andrógino, estereotipos eróticos...
El nuevo cuerpo debe ser aceptado y apropiado. Cuando los cabellos y los vellos han caído, Gabriela siente que esa piel desnuda se expone por completo. "Una mirada desnuda desde el cuerpo, es esta superficie que ahora refleja la luz. Como nunca lo hizo antes. Nunca".


"¿Qué era el cuerpo antes? ¿Antes de ser el protagonista de un relato hasta entonces insospechado? No lo sé, no logro recordarlo porque probablemente no lo haya pensado. No hacía falta. Lo que haya sido antes ha quedado ahora por completo desdibujado, o tal vez es que por primera vez se dibujó un cuerpo ahora: después de haber sido intervenido, revisado, releído, constatado, recontextualizado, reinscripto, etc. Ahora tiene el protagónico, digo, se lo ve mucho, como nunca antes había pensado que mi cuerpo podía -era necesario y esperaba- ser visto".    


Efectos Colaterales (Editorial Norma)
Fragmento Capítulo I:

"El cáncer en general y la mastectomía en particular parecían ser el horror y nada más, un concepto estático, rígido, inapelable. Por suerte -o por tradición- yo no veía en esta circunstancia una maldición del destino, un empecinamiento particular conmigo. Mi cuerpo era y es cualquier cuerpo, al que, en todo caso está visto, esto podía sucederle. Yo no lograba darle sentido a la pregunta "¿Porqué a mí?" y de hecho no lo tuvo hasta que la escuché en otros, y lo que entonces pude escuchar es que esta pregunta sí ?cobraba sentido?; digo, cobraba vidas. La diferencia residía y reside para mí en cómo podía relacionarme con esto. La diferencia la hacía lo que yo pudiese hacer -pensar, sentir, etc.-. Ahí estaba la singularidad, la de cualquiera. La distinción no pasaba por estar exento de la adversidad -nunca se lo está- sino por la capacidad de cada uno de transformar las circunstancias en un recurso. Todos vamos a morir y todos estamos ahora vivos, moriremos de forma distinta del mismo modo que vivimos de formas distintas; incluso todos los que tenemos cáncer haremos una experiencia personal de la muerte. Desde que apareció la enfermedad pude pensar bastante sobre la muerte -que alguna vez, a solas, de noche y a oscuras, he practicado, ensayado, intentando prepararme para lo único que sé que hay- como para poder vivir mi vida ahora con una consistencia distinta, con textura."

Recursos humanos (Fragmentos)

 "Una llanura extensa me atraviesa, mi chico, digo, mi planicie, busco desesperada un sustantivo para darle nombre a lo innombrable. Palabras suaves para mutilación, tajo, hueco, dolor."
"La faltante (como llamo al pecho que me falta) es algo así como un ente en actividad, no se trata para mí de una ausencia sino de algo que está resignificándose a cada momento, incluso en el cuerpo objetivo subjetivo la faltante está en acción permanente (cosquilleos fantasmas, pensamientos, imágenes, fotos, es decir, movimientos todos con la clara intención de ser lo que sale, de lo que se extiende y se expande hacia fuera, como alguna vez el pecho ahora inexistente), también esa parte del cuerpo presenta constantes variaciones: se hunde, se inflama levemente, la cicatriz cambia de posición, y el hecho de que se vea latir el corazón de entre las costillas, propone al observador atento un terreno en permanente mutación".


Artículos relacionados:
Historia del pecho I

Historia del pecho II