Clínica Cronológica
El síndrome de fibromialgia primaria se distingue por presentarse preferentemente en pacientes de mediana edad (entre los 30 y 50 años) y predomina en el sexo femenino. El paciente, sin antecedentes previos de enfermedad, comienza a notar cierta molestia de endurecimiento y dolor sordo en la zona entre la escápula y la base del cuello, zona supraescapular (conocida comúnmente como la zona de la paleta). Es característico que esta molestia se manifieste predominantemente al término de la jornada laboral y evoluciona con periodos de intermitencia durante mucho tiempo, meses o incluso años, hasta que los intervalos entre crisis dolorosas (intercríticos) son cada vez más cortos. A partir de ahí se instala un dolor crónico y en dicha zona se logra palpar uno o varios nódulos de consistencia fibrosa (punto-gatillo).
Para entonces se contracturan los músculos del cuello, a tal grado que esa musculatura se palpa dura, y en la zona de inserción con el hueso occipital (base de la nuca) se da lugar a la palpación de una zona dura y dolorosa, es decir, a un nuevo punto gatillo que, a su vez, comienza a producir cefalea tensional (dolor de cabeza) persistente e intensa que abarca toda la cabeza (holocránea) en forma de casco (con menos frecuencia provocan cefalea hemicránea).
Lo anterior obliga al paciente a consumir analgésicos, por lo general en estas etapas se automedica y en muy escasas ocasiones consulta al médico. Así, el paciente comienza por el ácido acetilsalicílico o paracetamol, pero rápidamente consume analgésicos un poco más complejos, todos los cuales al inicio alivian un poco la cefalea, pero posteriormente se instala una tolerancia medicamentosa que la mayoría de las veces impide el efecto analgésico. Es muy común que los pacientes se autodiagnostiquen este cuadro como “jaqueca” y así pueden dejar transcurrir mucho tiempo, fácilmente entre uno a dos años.
Después de este estadio el paciente suele acudir al médico porque la cefalea es insoportable y el cuello contracturado no le permite acomodar bien la cabeza en la almohada (cambia de almohada buscando alguna solución a su sensación dolorosa de cuello cabeza). Con todo esto se añade a su sintomatología el “insomnio de conciliación” o “despertar precoz”, con una muy mala calidad del dormir y, por consiguiente, presenta una mala calidad del despertar, amanece adolorido, contracturado, cansado, con la sensación de “no haber dormido nada” o de haber “trabajado toda la noche”.
Consecuentemente, la persona inicia su vida laboral fatigado y malhumorado, situación que, como se repite diariamente, termina por dar lugar a mucha ansiedad, a la que pronto se le suman componentes depresivos, trastornos del curso del pensamiento, con alteraciones de la atención, concentración y memoria reciente (lo que va en menoscabo del desempeño laboral, bajando el rendimiento intelectual). Esto, a su vez, preocupa más al paciente, pues cada síntoma que se va agregando actúa con efecto sinérgico y facilita la instalación de un cuadro cada vez más incapacitante tanto física como psicológicamente. Así, con cierta frecuencia los pacientes consultan al neurólogo, quien, tras una evaluación clínica, habitualmente les indica estudios como electroencefalograma, electroencefarelograma activado y TAC de cerebro.
El resultado de dichos estudios generalmente es normal o, si hay algún hallazgo, éste no tiene relación con la causa de las molestias dolorosas. En esta fase el paciente es tratado con analgésicos más potentes, asociados o no a relajantes musculares y, a veces, benzodiaceípicos. Al no demostrarse nada orgánico, es común que se le envíe a trabajar.
Con el transcurso del tiempo aumentan también las molestias de la zona gatillo supraescapular antes descrita , con una irradiación del dolor hacia la zona del hombro, abarcando brazo, antebrazo, mano e, incluso, dedos. Esta irradiación del dolor es muy característica (sensación de dolor neurálgico, de corriente o de hormigueo).
En un número importante de casos se asocia un trastorno vasomotor a nivel de la mano y dedos (coloración violácea y cambio de temperatura).A estas alturas el paciente nota que existe limitación a la movilización de la articulación del hombro, y es usual que consulte por sensación dolorosa a la abducción y flexión posterior del brazo en sus actividades diarias, por ejemplo, presenta dolor en la zona del hombro al intentar rascarse la espalda o al levantar el brazo, como cuando uno se peina el cabello o, en el caso de la mujer, al tratar de abrocharse el sostén.