No es un dato nuevo que entre los familiares de primer grado de personas con esquizofrenia la prevalencia de la enfermedad es notoriamente mayor que en la población general. Así, si en ésta la prevalencia es del 1%, tal prevalencia asciende al 10-15% en los familiares de primer grado, entre quienes también se manifiesta una prevalencia mayor de otros trastornos: de personalidad (en especial esquizotípicos y paranoides). Para los autores estos resultados sugieren que podría haber un espectro de trastornos genéticamente vinculados con la esquizofrenia, aunque resta por investigar cuáles son los trastornos que pertenecen a ese espectro.
Los estudios longitudinales realizados desde la infancia hasta la adultez joven de hijos de padres con esquizofrenia han confirmado que están expuestos a un riesgo mayor de padecer esquizofrenia que los jóvenes cuyos padres son mentalmente sanos. Por otra parte, los estudios de riesgo en población infantil muestran que los niños hijos de padres con esquizofrenia suelen tener un ajuste general más pobre medido con escalas de ajuste global. Con estos estudios se registraron problemas conductuales que no son categorías diagnósticas en sí mismos (p.ej. aislamiento social, agresión, menoscabo en las relaciones sociales, problemas de atención, y déficit neuromotores) aunque podrían estar relacionados con trastornos diagnosticables.
Entienden los autores que dado que cada vez más se considera a la esquizofrenia como un trastorno del neurodesarrollo, una mejor comprensión del riesgo de diferentes tipos de trastornos durante la niñez y adolescencia sería una importante ayuda para desarrollar una taxonomía de los tipos de trastornos que debieran considerarse parte del espectro esquizofrénico, aplicable en el tratamiento de los niños, en la orientación a las familias, y en las decisiones terapéuticas.
Como aporte a este objetivo, diseñaron un estudio para explorar los diagnósticos de niños y adolescentes en una muestra de hijos de padres con esquizofrenia. En función de la edad de los jóvenes al recabar los datos era poco probable que hubiesen ya desarrollado una psicosis esquizofrénica, pero se predijo que la incidencia de los trastornos que se cree pertenecen al espectro esquizofrénico sería mayor que en hijos de padres no esquizofrénicos.
Los autores entienden que es éste el primer estudio sobre alto riesgo en esquizofrenia basado en diagnósticos del DSM realizado sobre hijos adolescentes (antes de la edad en que la enfermedad suele declararse), y también el único que tiene información relativamente completa sobre el diagnóstico de ambos padres.
Métodos
Muestra y análisis de los datos
Todos adolescentes israelíes, seleccionados a partir de información acerca de trastornos mentales en sus padres biológicos. Los jóvenes fueron asignados a uno de tres grupos conformados según la enfermedad mental de los padres: 1) hijos de al menos un progenitor con esquizofrenia; 2) hijos de al menos un progenitor con otro trastorno mental; 3) hijos de progenitores sin trastornos mentales diagnosticados. Las familias de los tres grupos tuvieron características socioeconómicas similares, y todas las parejas de padres vivían juntos al momento de nacer los hijos. Los datos para este estudio fueron recogidos entre 1991 y 1995.
Los datos se tomaron de dos cohortes. La primera estuvo conformada por familias que participaron en un estudio longitudinal en Jerusalén entre 1973 y 1977. Las familias fueron reclutadas en todas las clínicas de salud mental de Jerusalén y otras clínicas de cuidados prenatales. Las madres estaban embarazadas al momento de ser incluidas en la muestra. Fueron en total 37 familias, con 72 hijos entre 12 y 22 años de edad cuando se realizaron los diagnósticos. La segunda cohorte fue reclutada entre 1991 y 1995, en clínicas de salud mental de Jerusalén, y estuvo constituida por 24 nuevas familias con 44 hijos. Ambas cohortes fueron similares en sus características sociodemográficas y en las manifestaciones clínicas de sus niños.
Los 116 jóvenes tuvieron entre 12 y 22 años de edad, y una edad media de 17 años: 66 varones y 50 mujeres. Hubo 41 adolescentes en el grupo de esquizofrenia, 39 en el grupo de otros trastornos mentales y 36 en el grupo de no enfermedad mental (de los padres).
En el grupo esquizofrenia los padres tuvieron trastornos variados: esquizofrenia, esquizofrenia residual, trastornos esquizo-afectivo. Bastó que uno de los padres padeciera el trastorno, aunque fue frecuente que la pareja padeciera también algún otro trastorno mental. El grupo otro trastorno mental estuvo constituido por padres con: trastorno depresivo mayor, distimia, hipomanía, ciclotimia, trastorno bipolar, trastorno por somatización, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico, trastorno de personalidad antisocial, trastorno de personalidad esquizoide y trastorno por estrés postraumático.
Los hijos fueron la fuente primaria de información, y los padres corroboraron o brindaron información suplementaria. Con escasas excepciones, los entrevistadores (profesionales experimentados) no conocían el diagnóstico de los padres. Dado que el estudio se centró en los trastornos durante la niñez y adolescencia, en el caso de los hijos mayores de 18 años de edad se excluyeron los diagnósticos de trastornos con inicio posterior a los 18 años.
Puesto que las tasas para trastornos específicos podían ser bajas en términos estadísticos, una vez recabada la información los trastornos se agruparon en cinco categorías más inclusivas: 1) trastornos del espectro esquizofrénico (esquizofrenia, trastorno de personalidad esquizotípica, trastorno de personalidad paranoide); 2) trastornos afectivos; 3) trastornos de ansiedad; 4) conducta disruptiva; 5) trastornos de personalidad. En el análisis estadístico se controló el trastorno mental del progenitor no esquizofrénico en el grupo esquizofrenia.
Artículo comentado y traducido por la Lic. Alicia Kasulin, editora responsable de IntraMed en la especialidad de Psiquiatría