Trastornos del sueño

Sueño diurno excesivo

El sueño diurno excesivo es un síntoma frecuente cuyo origen y tratamiento se sitúa en la interfase entre la psiquiatría, la neurología, la neumonología, la endocrinología y la medicina interna.

Autor/a: Dres. P. Lemoine, A. Nicolas.

Fuente: Annales Médico-Psychologiques 2004, 162: 64-67.

En este artículo los autores insisten en la importancia de prestar atención al paciente que se queja de sueño diurno excesivo, y en rastrear la etiología con la participación de un especialista si fuera necesario, integrando el tratamiento de esta perturbación a la estrategia terapéutica global. Observan que la hipersomnia se confunde a veces con la somnolencia; tan banal es su manifestación clínica que son pocos los psiquiatras que procuran precisarla con sus pacientes. Y son más bien los enfermeros en los servicios de internación quienes observan y diferencian las manifestaciones clínicas.

Los autores diferencian las diversas manifestaciones englobadas en el término "sueño excesivo": hipersomnia (aumento patológico del tiempo dedicado a dormir de más de 10 hs. diarias); somnolencia (estado intermedio entre la vigilia y el dormir que ocupa el tiempo normalmente dedicado a la vigilia durante el día); clinofilia (que es literalmente el amor a la cama, o sea la tendencia a permanecer en la cama y que no implica necesariamente dormir); y retraimiento afectivo (común en patologías psicóticas, aunque el sujeto parece adormecido p.ej. en su silla, suele estar ansioso o delirando y muy vigilante).

Epidemiología: Hay variaciones en las tasas (entre el 0,5% y el 8,7%) debido a los diferentes modos de definir el trastorno. El 4.9% de los sujetos refieren uno o más episodios de sueño. En regiones cálidas el sueño diurno está más extendido aún.

Pasos para un diagnóstico positivo

1. En el plano clínico, completar una agenda diaria permite cuantificar mejor la hipersomnia, junto a un interrogatorio clínico detallado.

2. Dado que la hipersomnia denota muchas veces una patología orgánica subyacente, recomiendan los autores efectuar un registro polisomnográfico. Y de modo ambulatorio emplear la actimetría, que se realiza a través de un brazalete que registra los períodos de actividad y de reposo. Otros parámetros como la frecuencia cardíaca, pueden , gracias a sus variaciones circadianas, aportar datos adicionales para el diagnóstico.

Etiología:

En psiquiatría puede haber causas múltiples, y los síntomas psiquiátricos y la hipersomnia están profundamente intrincados. Si bien la hipersomnia acompaña con frecuencia a la depresión, la hipersomnia puede complicarse con una depresión, por desinterés, desaliento y deslizamiento.
En cuanto a las causas orgánicas que pueden vincularse la hipersomnia diurna mencionan los autores:

· El síndrome de apnea del sueño (SAS), relativamente común en el hombre (5% de la población general). El SAS está correlacionado con la edad. Un tercio de los pacientes que padecen SAS están deprimidos, y la mitad son ansiosos, si bien el tratamiento del SAS no suele alcanzar para que la depresión remita. Indican los autores que el SAS suele asociarse con otros problemas que conciernen a la atención psiquiátrica: impotencia,  alcoholismo, trastornos de la conducta o de la memoria. 

· La narcolepsia (que entienden que no es una hipersomnia sino una disomnia), cuyo síntoma central es la cataplejía, es una enfermedad de origen orgánico asociada también a menudo con síntomas depresivos.

· La hipersomnia idiopática, constituida simplemente por el aumento del tiempo dedicado al dormir, sin anomalías clínicas adicionales, pero que puede convertirse en una discapacidad al estar la vida de estas personas menoscabada por el tiempo que permanecen en la cama. Como en la narcolepsia, la merma en las actividades sociales y cognitivas inducida por la restricción en el período de vigilia puede asociarse a estados depresivos.

· El síndrome de retraso de fase, que provoca somnolencia diurna secundaria al hecho que el individuo se duerme excesivamente tarde.

· La insuficiencia tiroidea puede también ir acompañada por cierto grado de somnolencia y astenia, y puede estar en el origen de la apnea del sueño. 

· En los períodos premenstruales puede haber hipersomnia pero señalan que si bien las horas dedicadas al sueño se incrementan promedio en una hora, también el dormir nocturno suele fragmentarse en los días previos a las reglas.
 
Recalcan los autores que el EDS es también un síntoma de los trastornos afectivos atípicos y estacionales. La depresión atípica suele asociarse con trastornos de la personalidad y del ánimo, en tanto que los trastornos afectivos estacionales van asociados con tristeza, hipersomnia e ingesta exagerada de carbohidratos. En estas afecciones los registros polisomnográficos suelen acusar menos hipersomnia que la referida por el paciente, y más bien se trata de una sintomatología intermedia entre la hipersomnia y la clinofilia. Acá la clinofilia va asociada con una ilusión de estar durmiendo llamada agripnagnosia.

Los autores recomiendan no olvidar el efecto sedativo de muchos psicofármacos (especialmente antidepresivos y ansiolíticos), cuyo uso y abuso causa EDS y debe ser objeto de investigación sistemática.

En psiquiatría, concluyen, la verdadera hipersomnia es más bien rara, si bien suele ser frecuente en los pacientes una reducción del tiempo de vigilia diurna y un incremento del tiempo que pasan en la cama. Sin embargo, son escasos, señalan, los estudios al respecto. Estos síntomas suelen estar asociados con depresión resistente, y peor calidad de vida. Además, EDS puede provocar accidentes viales y/o de trabajo, que pueden comprometer la responsabilidad legal del psiquiatra, concluyen.

Artículo comentado y traducido por la Lic. Alicia Kasulin, editora responsable de IntraMed en la especialidad de Psiquiatría.