Segunda Parte

Revisión sobre hernia inguinal y eventración

En este trabajo se discuten las estrategias quirúrgicas y se revisan algunos aspectos descuidados del manejo de las hernias.

Autor/a: Dres. Kingsnorth A, LeBlanc K.

Fuente: Lancet. 2003 Nov 8;362(9395):1561-71.

Indice
1. Desarrollo
2. Bibliografía
3. Neumoperitoneo y reparación
4. Técnicas operatorias
5. Resultados
6. Biomateriales protésicos
7. Manejo postoperatorio y conclusión

Diagnóstico

Una eventración que surge después de una operación abierta o laparoscópica se define como una protuberancia visible y palpable cuando el paciente está parado y a menudo requiere contención o reparación [98]. El 60% de los pacientes con eventraciones no tienen ningún síntoma. La incarceración persistente lleva a la obstrucción intestinal aguda y a la estrangulación, lo que requiere una cirugía de emergencia.

El examen físico del paciente en posición de pie y relajado  usualmente revela la eventración. La ecografía es una prueba diagnóstica útil y a veces descubrirá otros defectos no palpables, especialmente en pacientes que son obesos, pero una TC es más eficiente y precisa al definir el defecto y los contenidos de un saco irreductible y para planear la preparación preoperatoria del paciente y la operación elegida [99,100]

Prevención e incidencia

Se estima que el 10-15% de las incisiones laparotómicas eventualmente desarrollarán eventraciones [101]. En el meta-análisis de Hodgson y col., [102], el cual incluyó sólo ensayos randomizados controlados y los ensayos con puntaje Jadad Quality mayores de 3, el cierre fascial abdominal de las heridas laparotómicas de la línea media con una sutura continua, irreabsorbible resultó en una tasa de eventración significativamente menor (32% de reducción de riesgo) que el uso tanto de técnicas irreabsorbibles o interrumpidas.

Los granulomas y el dolor de la herida, no obstante, fueron más bajos con suturas absorbibles muy lentas. Un meta-análisis por Van Riet y col., [103], que evaluó 15 estudios y 6.566 pacientes, alcanzó conclusiones similares. Las heridas de la laparotomía deberían, por lo tanto, ser cerradas con suturas fasciales continuas irreabsorbibles o muy lentamente absorbibles.

Clasificación

El reporte de un panel internacional de expertos, bajo el auspicio de la European Hernia Society , ha provisto un marco de trabajo para la clasificación de la eventración. Como resultado de ello, fueron formuladas las directivas sobre la elección de la técnica quirúrgica y su adaptación al paciente individual [104]. El sistema de clasificación usa la localización, el tamaño, la recidiva,  la reductibilidad y los síntomas. Korenkov y col., [104] también revisaron el trabajo publicado de la cirugía de eventración y juzgaron las publicaciones según su calidad científica y relevancia.

Las técnicas que usaban duplicación fascial o adaptación con hasta 7 años de seguimiento alejado tuvieron unas desastrosas tasas de recidiva de 25-55%. Esto llevó al panel de expertos a concluir que la duplicación fascial y la adaptación fascial (la técnica de Mayo) deberían ser usadas sólo en eventraciones pequeñas (< 5 cm) y son de valor sólo en heridas horizontales. Una conclusión similar ha sido alcanzada por Paul y Col., [105] después de un cuestionario por correo enviado a departamentos quirúrgicos en Alemania. Para la reparación protésica prefacial (onlay)  (7 estudios) las tasas de recidiva fueron 2.5-13.0%; y para la técnica retromuscular prefascial (sublay) (11 estudios) las tasas de recidiva fueron de 2-23% [104].

Los expertos europeos concluyeron que la malla debería ser usada en la reparación de todas las eventraciones menos las pequeñas y un ensayo randomizado controlado debería ser hecho para decidir cuál de las técnicas quirúrgicas (sublay u onlay) es preferible. La técnica sublay es más complicada y requiere más experiencia.

Artículo comentado por el Dr. Rodolfo Altrudi, editor responsable de IntraMed en la especialidad de Cirugía General.