Alimentación Complementaria

Alimentos fortificados: ¿cómo debe ser su composición?

La fortificación de los alimentos que complementan la lactancia materna, asegura aportes suficientes de todos los nutrientes.

Autor/a: Dres. Lutter CK, Dewey KG.

Fuente: J Nutr. 2003 Sep;133(9):3011S-20S.

Una adecuada nutrición durante los primeros 2 años de vida es esencial para un óptimo desarrollo físico y mental. La lactancia es la alimentación ideal en los primeros 6 meses. Después, la alimentación complementaria (AC), con adecuada densidad de nutrientes es fundamental. El consumo de alimentos fortificados, de preparación sencilla, podría cubrir las necesidades de macro y micronutrientes.
Este artículo, toma los lineamientos la estrategia global de la OMS, para mejorar la salud de los niños, y propone cómo debería ser la fortificación de alimentos para la AC. Los alimentos procesados fortificados pueden ser una estrategia válida para prevención de carencias nutricionales.

Los niveles de fortificación dependen de la edad, el tamaño de las raciones, los requerimientos, la composición de la leche materna, la biodisponibilidad, la forma de preparación del alimento y el almacenamiento.

En las edades que van de los 6 a 24 meses las porciones varían de 25 a 250 g de alimentos secos por día, de acuerdo al tamaño corporal y al consumo de leche materna.
La cantidad de micronutrientes se calcula por alimentos seco, sin preparar, para unificar criterios y no depender tanto de la forma de preparación. En los menores de 1 año, la densidad de micronutrientes debería ser mayor porque las porciones son más chicas.
Un estudio hecho en niños peruanos mostró que los niños de 11 a 23 meses consumían 67,3 ± 34,4 g de AC, que les aportaba 302 ± 153 kcal (el 51% de su requerimiento energético total). Tomando este trabajo y otros hechos en otras poblaciones, se estima que una ración diaria de 40 g de AC para los de 6 a 11 meses y de 60 g para los de 12 a 23 meses es una medida razonable.

Las recomendaciones dietéticas de nutrientes (RDA) no siempre coinciden lo que se estima que la población consume, en más o en menos. La recomendación de vitamina A ilustra ese problema. Los niveles adecuados de consumo de vitamina A son 500 ug de equivalentes de retinol, mientras que las RDA son 300 ug. La máxima cantidad tolerada es 600 ug, sólo 100 g más que lo habitualmente consumido.

En cuanto a las calorías requeridas en niños de 6-24 meses, un estudio que midió el gasto calórico por calorimetría indirecta, estimó las siguientes:

Edad (meses)     Calorías Totales    Calorías de leche    Calorías de AC
6-8                               615                   413                         202
9-11                             686                   379                         307
12-23                           894                   346                         548

A medida que aumenta la edad, se van cubriendo más las necesidades energéticas con alimentos. Estos datos confirman que el tamaño de la porción de la AC, calculada en seco es 40 g para 6-11 meses y 60 g para 12-23 meses. Los micronutrientes interactúan entre sí, modificando la biodisponibilidad. Si bien algunos trabajos muestran que la fortificación de calcio y fósforo puede alterar la absorción de hierro y zinc, muchos otros estudios lo desmienten. El hierro y el zinc deben mantener una relación menor a 25:1, como está en todos los alimentos fortificados.

La biodisponibilidad de los nutrientes es un punto de sumo interés. El ácido fítico puede ser degradado por modernos métodos. El agregado de la vitamina C después de la precocción de los cereales, previene la pérdida de la misma por calor. La buena calidad del empaque también puede proteger de la pérdida de vitamina  C durante el almacenamiento.
Los productos precocidos tienen como ventajas que evitan la pérdida de micronutrientes por calor, ya que se pueden fortificar después de la precocción, se preparan en forma rápida y en el momento, lo que previene la contaminación bacteriana durante el almacenamiento en le hogar.

La calidad del empaque es importante para mantenerlo en adecuadas condiciones en todos los países y regiones donde el producto se distribuye.
La cantidad de hierro con que se recomienda fortificar la AC es 11 mg diarios para los niños de 7-12 meses y 7 mg para los de 12-23. La biodisponibilidad debe ser al menos del 10%. Para mejorar la absorción debe agregarse vitamina C, 10-140 mg diarios en los de 7-12 meses y 50-100 mg en los de 12-23. Estos valores son mayores a las recomendaciones, pero están lejos de los niveles tóxicos.

En cuanto al zinc, si bien la recomendación es 3 mg diarios, se sugiere que la AC contenga 4-5mg diarios debido a la baja disponibilidad del zinc en algunos alimentos fabricados con menor tecnología alimentaria.  Se propone que los alimentos fortificados tengan 100-200 mg de Calcio por ración diaria. Esta cantidad es segura y no modifica las propiedades organolépticas del alimento. Cuando se fortifica con magnesio, 40-60 mg diarios es lo aconsejable.

Las vitaminas liposolubles, A y D, pueden usarse para fortificar la AC, cuidando las dosis: 1-3 ug/día de D es una cantidad segura. La vitamina A puede agregarse en una cantidad 500 ug/diarios cada 100 g de alimento seco. Las cantidades de vitaminas B para fortificación cada 50 g de alimento seco, destinado a niños de 6-24 meses son: 0,18 mg de tiamina, 0,18 mg de riboflavina, 3,03 mg de niacina, 0,22 mg de B6, 41,47 ug de folato, 0,26 ug de B12, 0,36 mg de pantoténico, 1,45 ug de biotina y 45,91 de colina.

En cuanto a los macronutrientes, la preparación de la AC con leche favorece el crecimiento, probablemente por la combinación de proteínas con calcio. En las edades 6-36 meses, la ingesta de grasa debe ir disminuyendo paulatinamente, de 40-60% del valor calórico total a 30-35%. Los ácidos grasos poliinsaturados deben limitarse al 15% y la relación de n-6/n-3 debería ser 5:1 y 10:1.
El aporte de 0,65-0,79 g de proteínas de cereal/kg de peso provee la cantidad necesaria de lisina. Las proteínas de vaca y soja 0,18-0,48 g/kg aportan los aminoácidos esenciales.
Se propone que la densidad energética debe ser de 400 cal/100 g de alimento seco.

El desarrollo de consensos internacionales acerca de cantidades de nutrientes que deben fortificar los alimentos, podría contribuir a mejorar la nutrición de los niños en un período vulnerable del desarrollo. El uso de alimentos precocidos tiene muchas ventajas., ya que asegura un aporte suficiente de todos los nutrientes.