Humor gráfico

Maitena Burundarena

La humorista gráfica más reconocida de la Argentina vive en Uruguay y publica en los medios más importantes del mundo. Aquí, sus reflexiones.

Autor/a: Por IntraMed

Indice
1. Un sueño dibujado
2. Hombres estresados
3. Desde mi estudio
4. Dialogando con amigas
Empecé a publicar a los 17 años, trabajando de ilustradora, y después poco a poco fui poniendo globitos a los dibujos. Me dediqué muchos años también a hacer historietas eróticas... En realidad, yo todo lo he hecho por dinero, seamos sinceros. Necesitaba trabajar y entonces, de acuerdo a las revistas que me daban cabida, veía qué revistas se editaban, qué se hacía que se necesitara. Una de estas revistas se llamaba 'SexoHumor', que era sexo y humor, y yo que venía de la historieta erótica dije "Tengo que hacer algo erótico con humor" y me fui metiendo cada vez más en el humor. Al final me quedé con el humor y dejé el sexo, que además es muy repetitivo. Es como en la vida misma... hay, digamos, veinte -treinta para los más geniales- variantes o temas de los que se pueda hablar (risas) y, después, no es un tema muy rico para escribir. En cambio, me di cuenta de que con el humor había mucho más terreno, y un día me ofrecen hacer una página de historietas en una revista para mujeres y ahí nació 'Mujeres alteradas'.

En realidad dije que no podía hacer esa página porque era una chica 'under', punk, que hacía historietas eróticas, y esto era una revista para señoras. Yo le dije a mi amigo, que era el director de la revista, que ese trabajo no era para mí. Mi amigo me dijo que era una por semana, todos los meses, que tenía un sueldo fijo y una vez más dije "Puede que sea un buen trabajo para mí" (risas) y fue una sorpresa, no sólo por el éxito que tuvo la página sino por lo que me pasó a mí con ese trabajo. Empecé a hablar del mundo de las mujeres, de lo que me pasó a mí: me creía muy distinta, muy sofisticada, muy especial y muy distinta a las demás mujeres y rápidamente me di cuenta de que era igual a todas, de todo lo que me pasaba a mí le pasaba a todo el mundo. Y fue bueno. Fue muy sanador para mí, y además me empecé a dar cuenta de que sabía muchas cosas que no sabía que sabía. Empecé a hacerme muchas preguntas acerca no sólo de las mujeres sino del mundo en general: no encontré las respuestas, pero las preguntas me hicieron llenar cinco libros. Fui encontrando un sistema de pensamiento sobre el mundo que me rodea que me divirtió mucho. Son muchos años que llevo entusiasmándome y divirtiéndome y le agradezco mucho a ese trabajo el haber encontrado eso porque trabajar en algo que te gusta es como un sueño.