Por muchos años, la reparación de las hernias inguinales ha sido una de las operaciones mundialmente más comunes. Todavía no hay aún consenso sobre la mejor elección de la anestesia. Es un pensamiento sobrio que poco ha cambiado desde que Halsted y Cushing [1] introdujeron la anestesia local para esta clase de cirugía hace más de 100 años. Así, los cirujanos del presente enfrentan casi la misma elección que sus predecesores: la opción entre anestesia local, regional o general.
La anestesia local es preferida en muchos centros donde hay un interés especial en la reparación herniaria [2-6], mientras que en otros escenarios, tales como unidades de cirugía general, la anestesia regional o general son a menudo más usadas [7-10]. Esta discrepancia entre el tipo de anestesia usado ha sido explicado por el tipo de cirujano que realiza la intervención: se supone que la reparación herniaria con anestesia local requiere gran experiencia y habilidades quirúrgicas y es, por lo tanto, es exitosa solamente si el cirujano está completamente familiarizado con la técnica [1,11].
En un ensayo randomizado multicéntrico de 3 ramas, los autores compararon la anestesia local, regional y general en personas que recibieron reparaciones en prácticas quirúrgicas no especializadas. La necesidad por este tipo de estudio fue recientemente puntualizada en una extensa revisión hecha por Cheek y colaboradores [12].
Material y métodos
Entre enero de 1999 y diciembre de 2001, 616 pacientes en 10 hospitales fueron randomizadamente asignados para anestesia local, regional o general. Los criterios de exclusión habían sido: edad menor de 18 años, hernia recidivada, hernia crural, hernia bilateral, embarazo, anormalidades hemorrágicas, tratamiento anticoagulante o juzgar que el paciente no era apto para anestesia regional o general. La obesidad, hernia grande o hernia escrotal no fueron razones de exclusión.
Todas las unidades de cirugía general que participaron estaban afiliadas con el Swedish Hernia Register (SHR) [13]. Las operaciones fueron realizadas por cirujanos con diferente conocimiento y experiencia en la cirugía herniaria. Los cirujanos fueron libres de utilizar la técnica quirúrgica abierta que ellos prefirieran, con o sin malla, pero el uso de material de sutura no absorbible fue obligatorio.
Los objetivos primarios fueron las variables relacionadas con el paciente: dolor, náusea y complicaciones postoperatorias en 3 momentos diferentes: postoperatorio temprano (tiempo entre el egreso de quirófano y alta del hospital), a los 8 días y a los 30 días. Las complicaciones tempranas fueron: sangrado que requirió reoperación o vendaje compresivo, dolor severo que necesitó el uso de opioides, dificultades para la micción que requirieron cateterización. También se registró la duración de la estadía hospitalaria y la admisión no planificada durante la noche. Después de 8 y 30 días se le preguntó a los pacientes un cuestionario completo sobre dolor, uso postoperatorio de analgésicos, momento de la actividad normal diaria.
Los objetivos secundarios fueron: duración de la anestesia y la cirugía, duración de la estadía hospitalaria postoperatoria y número de días hasta que la actividad normal pudo ser reasumida. Los anestesiólogos administraron la anestesia regional y general de acuerdo con la rutina local. Los autores recomendaron la inyección de un anestésico local (10-20 ml de bupivacaína 2.5 mg/ml) en la herida, antes o después de la reparación para los pacientes de estos 2 grupos. La anestesia local fue hecha por los cirujanos de acuerdo con la técnica de anestesia local infiltrativa descrita por Amid y col. [14] y con 50:50 mezcla de 1% mepivacaína y 0.5% bupivacaína.
Para la mayoría de los participantes, la operación se planificó como un procedimiento en el día. No se impusieron restricciones a las actividades del paciente y fueron animados a reasumir su trabajo y actividad diaria normal tan pronto como les fuera posible.
Antes dela cirugía se registró la edad, índice de masa corporal, tipo de trabajo habitual (pesado, liviano o de escritorio), dolor por la hernia inguinal, tamaño de la hernia y si existía o no una hernia escrotal.
Durante la cirugía se registró si se había hecho premedicación, uso intraoperatorio de sedación, inyección de anestésico local en la herida, duración de la anestesia y de la cirugía.
El dolor y las náuseas promedio durante la estadía hospitalaria postoperatoria fueron estimados antes del egreso usando una escala visual análoga (EVA); 1 = no dolor o náusea y 10 = el más severo. Todos los datos fueron ingresados en la base de datos y se usó el SPSS versión 11.5 para el análisis estadístico.
Artículo comentado por el Dr. Rodolfo Altrudi, editor responsable de IntraMed en la especialidad de Cirugía General.