Psicología y Cáncer

La psicogénesis del cáncer

Las relaciones entre los factores psicológicos y el cáncer parecen ser en extremo complejas, puesto que intervendrían varios sistemas biológicos, psicológicos, incluso sociológicos, en interacción circular.

Autor/a: Dres.C. Reynaert, Y. Libert, P. Janne

Indice
1. Adaptación
2. Estudios epidemiológicos y clasificación
3. Desarrollo

Estrés

El enfoque biológico del estrés lo considera como el conjunto de reacciones fisiológicas manifestadas por un individuo, víctima de una agresión o de una amenaza proveniente de su ambiente interno y/o externo (el estresor). En esta perspectiva se inscriben las investigaciones que hayan demostrado muchas y muy complejas interacciones entre los sistemas nervioso, endocrino y sanguíneo.

En cambio, desde el enfoque social se considera el estrés como un estímulo proveniente del ambiente del sujeto que sobrepasa sus capacidades de adaptación. En este enfoque se inscriben las investigaciones consagradas a los acontecimientos vitales juzgados a priori como estresantes (según los autores) o a posteriori (según los resultados de las encuestas). Este enfoque que presenta el límite de considerar al estresor como "exterior" al sujeto, se completa con un enfoque que tiene en cuenta sus características y el tratamiento cognitivo que hace de la situación (enfoque cognitivo o interactivo del estrés).

Los primeros estudios relativos a la repercusión del estrés sobre la aparición ido la evolución del cáncer en el hombre fueron efectuados por Leshan y Worthington (1989). Observan la sorprendente recurrencia de un mismo recorrido en la vida de los sujetos que contraen cáncer: represión de los afectos, desesperanza resignada y pérdida de una relación importante dentro de los 30 meses previos al descubrimiento del cáncer. Son datos retrospectivos, a partir de la escucha de los pacientes.

Otros investigadores prefirieron emplear cuestionarios estandarizados para evaluar la frecuencia y la incidencia de acontecimientos vitales significativos, tanto en la aparición del cáncer como en las tasas de sobrevida. Las conclusiones de estos estudios son contradictorias.

No es difícil en estudios retrospectivos hallar acontecimientos significativos o que hayan podido llegar a serlo. Por otra parte, otros estudios han mostrado que los sujetos deprimidos tienen una tendencia superior a la media a reportar acontecimientos vitales negativos. Dada la frecuencia de trastornos depresivos entre los sujetos cancerosos, el punto central es pues el impacto del cáncer sobre la percepción de su existencia y las diferentes formas de afrontarla.

El estilo de adaptación

Otro método consiste en estudiar el efecto de la actitud psicológica ante el diagnóstico, sobre la evolución ulterior del cáncer. Por ejemplo, Greer y Morris compararon la evolución de mujeres mastectomizadas en función de cuatro estrategias de adaptación psicológica.

Notan claramente que partiendo de un mismo estadio de la enfermedad, en las mujeres que recurren a un estilo de adaptación pasivo, del tipo desesperanza o aceptación estoica la tasa de sobrevida es 13 años inferior a la de las mujeres que tienen un estilo combativo, incluso la negación. Resultados similares se hallaron al comparar individuos con cáncer de pulmón y actitudes equivalentes, aunque también hubo investigaciones en las que los resultados fueron menos convincentes, y en los que pareció más bien que el tipo de ajuste evoluciona con la enfermedad, y se corresponde, según las situaciones, con el bienestar -o malestar- de los pacientes.

Estos resultados llevan a observar una asociación significativa y demostrada con las reacciones de desesperanza y sentimientos de impotencia vinculadas a una evolución médica menos positiva.

Depresión y cáncer

Otras investigaciones intentaron poner a prueba la hipótesis según la cual la depresión predispondría al cáncer.  Por ejemplo un estudio de Watson et al. (1999) muestra una tasa de mortalidad incrementada en las mujeres deprimidas a partir del primer año posterior al diagnóstico. Sin embargo, puede ser que la cuestión no esté del todo bien planteada. Parece difícil hablar de factores psicológicos que influencien la aparición de una enfermedad de la que no se conoce la duración exacta, ni en su fase asintomática ni en su fase sintomática.

Así, de haber depresión, podría constituir tanto la causa como la consecuencia del cáncer. Los únicos estudios que pueden sortear esta dificultad son los estudios epidemiológicos prospectivos que siguen la evolución de una muestra importante de la población.