En la actualidad la obesidad infantil constituye uno de los principales problemas sanitarios de los países industrializados y las expectativas futuras son que este problema sigua en aumento. Son múltiples las causas de este aumento en la incidencia de obesidad, estimándose que entre el 40 y el 70 % de las obesidades son de origen genético.
Independientemente de la etiología de la obesidad, ésta se producirá cuando la ingesta calórica sea superior al gasto energético, que principalmente depende de la actividad física realizada y del metabolismo basal. Es evidente que cualquier alteración física o del comportamiento que disminuya o dificulte la realización de ejercicio podría favorecer el desarrollo de la obesidad al disminuir el gasto energético sin necesidad de llevar asociado alteraciones en la ingesta o en el metabolismo basal.
Se realizó en España un estudio prospectivo con el fin de determinar, en niños con sobrepeso, la presencia de genu valgum, alteración que puede afectar la realización de ejercicio físico y disminuir el gasto calórico. En dicho estudio ingresaron 35 niños mayores de 7 años de edad, con sobrepeso, en los que se descartaron enfermedades endocrinológicas como causa de la obesidad. La razón de esta edad de corte es debido a que la presencia de genu valgum fisiológico es relativamente frecuente por debajo de la misma. Como controles, se estudiaron 29 niños sin sobrepeso de similar edad. En todos los niños se determinó la talla, el peso, el índice de masa corporal (IMC) y la distancia intermaleolar (DIM) como índice del grado de genu valgum. Las diferencias entre grupos se realizaron utilizando el test de análisis de la varianza (ANOVA) y la asociación entre diferentes variables se analizó mediante la correlación lineal de Pearson.
Bonet Serra y col. encontraron que los niños con sobrepeso mostraban un IMC superior al grupo control. Este grupo también presentó una DIM superior a la observada en el grupo de niños sin sobrepeso (11,0 6 0,6 frente a 2,90 6 0,43; p < 0,001). También observaron que en los niños con sobrepeso existe una correlación positiva entre el IMC y la DIM (p < 0,009). El 50 % de éstos niños presenta una DIM superior a los 10 cm, valor considerado patológico.
Estos resultados ponen de manifiesto que los niños obesos presentan una DIM muy superior a la observada en niños sin sobrepeso, de su misma edad y sexo. Esta mayor DIM, en el 50 % de los niños obesos alcanza valores superiores a 10 cm, considerados patológicos. La presencia de genu valgum puede alterar la realización de ejercicio al dificultar la carrera, uno de los tipos de ejercicio, que en sus distintas modalidades con mayor frecuencia realizan los niños, tanto de forma regulada en las actividades escolares y extraescolares como de forma espontánea.
Los autores de este artículo especulan que en una edad donde los niños son altamente competitivos la dificultad en realizar ejercicio podría derivar las actividades realizadas en tiempo de ocio hacia otras donde no se realice ejercicio físico. Este fenómeno podría verse exacerbado en la actualidad por el hecho de que existan numerosas actividades de ocio (videojuegos, televisión, etc.) que no requieren de la realización de ejercicio físico y que, por lo tanto, llevan asociadas un menor consumo de calorías. Desde esta perspectiva cualquier condicionante que menoscabe o desincentive la práctica de ejercicio físico sería un potente inductor de la obesidad.
Bonet Serra y col. se cuestionan si el aumento de la DIM es la causa o un efecto del aumento del IMC. Según los resultados obtenidos la falta de correlación entre el genu valgum y el IMC en el grupo sin sobrepeso permite suponer que no hay una correlación directa entre ambos parámetros, ya que si el genu valgum fuera consecuencia del sobrepeso, la DIM habría sido tanto mayor cuanto mayor hubiera sido el sobrepeso en todos los grupos.
Esta correlación no se ha demostrado en la población control. Además otros trabajos donde se han descrito adolescentes con enfermedad de rodilla secundaria a la obesidad, eran casos de sobrepeso grave, con valores de IMC superiores a los observados en este estudio. En este estudio, no hubo correlación entre peso y DIM en ninguna de las poblaciones de estudio. Finalmente, la enfermedad de rodilla más habitualmente atribuida a la obesidad mórbida en adolescentes es la tibia vara y no el genu valgum .
Como conclusión resulta interesante desarrollar la hipótesis de que en niños la presencia de genu valgum al dificultar la realización de ejercicio físico favorecería la tendencia a desarrollar actividades más sedentarias, con un menor gasto energético y, por lo tanto, conducir al desarrollo de obesidad.
Artículo comentado por el Dr. Edgardo Checcacci, editor responsable de IntraMed en la especialidad de Pediatría.