El mundo de un niño se centra en su hogar, su escuela y su comunidad local. Estos deberían ser lugares saludables, donde pudieran desarrollarse a salvo de enfermedades. Sin embargo, en la práctica, estos lugares suelen ser tan poco saludables que son la causa principal de la mayoría de las muertes y de una inmensa carga de morbilidad entre los niños del mundo. Más de 5 millones de niños mueren cada año por causa de enfermedades relacionadas con el entorno donde viven, estudian y juegan.
Este dato es el que se quiere subrayar el próximo lunes 7 de abril con motivo de la celebración del Día Mundial de la Salud 2003, organizado por la OMS bajo el lema "Preparemos el futuro de la vida: ambientes saludables para los niños".
Generaciones de niños han estado expuestas a determinados riesgos "básicos" presentes en su entorno: agua no apta para el consumo, saneamiento deficiente, contaminación del aire en interiores, insuficiente higiene de los alimentos, vivienda en malas condiciones, y evacuación inadecuada de los desechos.
Los riesgos "modernos" son resultado del uso indebido de sustancias químicas peligrosas, la evacuación inadecuada de desechos tóxicos, y otros peligros ambientales tales como el ruido y la contaminación industrial. Las sustancias químicas peligrosas utilizadas en los juguetes o en productos de uso doméstico también pueden ser perjudiciales para los niños.
Entre los potenciales riesgos ambientales para la salud "de reciente aparición" se cuentan el cambio climático, el agotamiento de la capa de ozono, la contaminación con contaminantes orgánicos persistentes, sustancias químicas y otros agentes, y las enfermedades emergentes.
En palabras de la directora general de la OMS, Dra. Gro Harlem Brundtland, "todas ellas se pueden prevenir. Sabemos lo que hay que hacer y se han trazado estrategias para combatir estas amenazas para la salud de los niños. Ahora es preciso ponerlas en práctica a escala mundial y nacional. Por esa razón, este año, el Día Mundial de la Salud está dedicado a promover los ambientes saludables para los niños".
Un ambiente degradado es caldo de cultivo de gérmenes, gusanos, lombrices e insectos que transmiten enfermedades. Enfermedades como el paludismo, la esquistosomiasis, la fiebre del dengue y el cólera debilitan a 500 millones de niños en el mundo entero.
La pobreza persistente, los conflictos, los desastres naturales y provocados por el hombre y la desigualdad social agravan muchas de las amenazas ambientales para la salud de los niños. Los niños más afectados son los del mundo en desarrollo, pero muchos niños del mundo más desarrollado, incluso de los países más ricos, también están expuestos a riesgos importantes.
Los niños son especialmente vulnerables. En la etapa de crecimiento y desarrollo se presentan ventanas de susceptibilidad: periodos en los que sus órganos y sistemas pueden ser particularmente sensibles a los efectos de determinados riesgos ambientales.
Algunas enfermedades provocadas por el ambiente causan discapacidades a largo plazo; otras tienen efectos inmediatos o a corto plazo. Algunas pueden provocar ceguera, enfermedades invalidantes y retraso mental. Los niños que padecen enfermedades crónicas o los niños discapacitados no pueden asistir a la escuela regularmente y su desarrollo social e intelectual se resiente.
A su vez, esta enorme carga de falta de salud entre los niños limita el desarrollo social y económico de su país. Los pequeños que padecen enfermedades crónicas y los niños con discapacidades a largo plazo no serán adultos saludables y productivos. Las personas constituyen el recurso más importante de un país y son esenciales para lograr un desarrollo sostenible.
En la actualidad, la carga económica de las enfermedades relacionadas con el medio ambiente es enorme. Si se hubiese atajado con éxito el paludismo hace 30 años, el producto interno bruto de África sería probablemente unos 100.000 millones de dólares mayor. A finales del decenio de 1990, China perdió nada menos que el 7,7% de su producción económica potencial debido a la mala salud provocada por la contaminación. Dos afecciones asociadas a la contaminación del aire, la EPOC y las infecciones de las vías respiratorias inferiores, causaron la muerte a 1,9 millones de personas de todas las edades, esto es, más del 21% del total de defunciones registradas en China.
Por el contrario, cuando se reducen los riesgos ambientales, los beneficios financieros son considerables. Las investigaciones realizadas indican que sólo con que las autoridades redujeran en un 10% las partículas presentes en el aire, la ciudad de México podría ahorrar no menos de 2.000 millones de dólares al año. En los Estados Unidos de América, los niños ya se están beneficiando de antiguas políticas de fomento de la gasolina sin plomo, que han permitido reducir su exposición a este metal. Según un informe, se calcula que las ganancias económicas para la cohorte de niños de cada año son de 110.000 millones a 319.000 millones de dólares.
Los niños son particularmente vulnerables a los peligros ambientales, pues están en continuo crecimiento y consumen más alimentos, aire y agua que los que consumen los adultos en proporción a su peso. Sus sistemas inmunitario, reproductor, digestivo y nervioso central aún están en desarrollo. Se encuentran más cerca del suelo, donde se acumulan la mayor parte del polvo y las sustancias químicas. Las características propias de los niños, como su curiosidad natural y su falta de conocimientos, agravan la situación. Los niños pueden también estar expuestos a peligros ambientales antes de nacer, por ejemplo, por la adicción de la madre al tabaco y a otras sustancias. La exposición a riesgos ambientales en etapas tempranas del desarrollo puede provocar daños irreversibles.
El sufrimiento de los niños causado por los peligros ambientales no es inevitable. Existen soluciones; la mayor parte de la morbilidad y la mortalidad relacionada con el medio ambiente se puede prevenir. Nunca antes se había contado con tanta variedad de herramientas y estrategias para proteger a los niños frente a los peligros que acechan en su entorno. Esperamos que la Alianza Ambientes Saludables para los Niños puesta en marcha por la OMS el año pasado movilice esas herramientas y estrategias mediante un movimiento a escala mundial, en el que participen una amplia variedad de interesados, aprovechando las tareas que ya se están realizando.
Los niños de hoy son los adultos de mañana. Merecen heredar un mundo más seguro, más justo y más saludable. Nuestra labor más importante es proteger su ambiente, los lugares donde viven, aprenden y juegan.
Webs Relacionadas
Día Mundial de la Salud 2003
http://www.who.int/world-health-day/2003/en/
OMS
http://www.who.int/