Pigmentación:
La hiperpigmentación es muy común en el embarazo y ocurre en hasta el 90% de las mujeres . Es uno de los signos más evidentes y más precoces del embarazo, y puede ser generalizada o restringida a áreas de hiperpigmentación normalmente sensibles a la influencia hormonal, como los pezones, aréolas, perineo, vulva y región perianal. La línea alba, una línea tendinosa longitudinal en el centro de la pared anterior del abdomen, frecuentemente también se hiperpigmenta convirtiéndose en la línea "nigra", que se extiende desde el pubis hasta el apéndice xifoides. La pigmentación aparece ya desde el primer trimestre y es más intensa en las mujeres morenas.
Es sabido que los estrógenos y la progesterona son fuertes inductores melanogénicos a través de un efecto estimulante de los melanocitos y ambas pueden ser responsables de las modificaciones gravídicas inicialmente . Poco se sabe acerca de la naturaleza de estas modificaciones pigmentarias, sin embargo la hormona estimulante de los melanocitos (MSH) se ha encontrado consistentemente elevada desde el final del segundo mes hasta el término del embarazo. La pro-opinomelanocorticotrofina es metabolizada en el lóbulo medio de la hipófisis en b-endorfina y en a-melanotrofina (a-MSH). Esta actividad está bajo el control inhibitorio de la dopamina. Cuando la dopamina es bloqueada en la embarazada se produce un marcado aumento en los niveles plasmáticos de b-endorfina, cosa que no ocurre en las mujeres no embarazadas. (Abou-Samra y col, 1984 )
Luego del parto la pigmentación se aclara paulatinamente, pero raramente retorna a los niveles pregestacionales. Los nevos y las efélides pueden oscurecerse y aumentar en número. También las cicatrices recientes tienden a hiperpigmentarse.
Melasma o Cloasma:
Durante la segunda mitad del embarazo, en aproximadamente el 50-70% de las mujeres se desarrollan manchas faciales irregulares de bordes netos, de color tostado a marrón oscuro, conocidas como melasma . Esto también ocurre en el 30% de las mujeres que toman anticonceptivos orales . El patrón más común es centrofacial, involucrando la frente, mejillas, nariz y mentón. El patrón malar se limita a las mejillas y nariz, y el mandibular afecta a las ramas del maxilar inferior. Histológicamente el melasma se puede clasificar de acuerdo a dos patrones de pigmentación:
1) Tipo epidérmico: ocurre en el 72% de los casos, en los que la melanina se deposita fundamentalmente en los melanocitos basales.
2) Tipo dérmico: que afecta al 13% de las pacientes, donde la melanina se deposita fundamentalmente en la dermis superficial y profunda.
Cerca del 90% de las mujeres con cloasma por anticonceptivos tienen historia de melasma del embarazo.
Patogénesis:
Los diferentes patrones de pigmentación pueden relacionarse con diferente sensibilidad del órgano blanco, o diferente distribución de los melanocitos. La exposición al sol también juega un rol relevante en la aparición e intensidad del cloasma.
El melasma generalmente se ha aclarado dentro del año post parto aunque en un estudio el 30% de los casos persistió luego de 10 años .
*La Dra. Lapidus es editora responsable de IntraMed en la especialidad de Tocoginecología.