Pequeños cambios en el gen FOXP2, que parece estar implicado en los movimientos faciales y de la mandíbula necesarios para poder articular el habla, explicarían por qué las personas pueden hablar y los simios o los ratones, por ejemplo, no, según un estudio aparecido en la edición electrónica de Nature .
Lo sorprendente es que este gen es muy similar en muchos animales y que estos cambios habrían tenido lugar hace entre 120.000 y 200.000 años. Investigadores del Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology de Leipzig (Alemania) y de la Universidad de Oxford (Reino Unido) han estudiado este gen en ratones, chimpancés, orangutanes y humanos, y aseguran que está implicado en los procesos del habla y el lenguaje.
También han observado que las personas que tienen una copia de este gen en vez de dos que es lo normal- tienen dificultades considerables para hablar, realizan faltas gramaticales y no consiguen articular claramente las palabras.
Webs Relacionadas
University of Oxford
http://www.ox.ac.uk/
Nature
http://www.nature.com/