En este trabajo, publicado en "Diabetes Care", se estudió a 12 personas sanas a las que, tras abstenerse 72 horas de tomar cafeína, inyectaron dosis moderadas de cafeína o de una sustancia inactiva. La cafeína redujo un 15% la sensibilidad a la insulina, un porcentaje comparable al aumento de la sensibilidad que se obtiene con los fármacos que reciben los diabéticos.
El grupo de cafeína también registró niveles más elevados de ácidos grasos y se cree que la capacidad de la cafeína para disminuir la sensibilidad a la insulina se debe a que estimula la producción de ácidos grasos libres y de adrenalina, cuyos niveles sanguíneos estaban incrementados cinco veces en este grupo de estudio.