El tratamiento comúnmente aceptado de las fracturas supracondíleas de húmero en niños es la reducción y enclavijado percutáneo, a pesar de esto, existen controversias sobre la ubicación óptima de las clavijas. El tratamiento basado en la clasificación de Gartland consiste en reducción cerrada y enclavijado percutáneo de los tipos II y III. Las tipo I son no desplazadas. En un estudio cadavérico se sugirió que la fuerza torsional de las clavijas cruzadas es mayor que dos clavijas laterales y similar a tres clavijas laterales. Se cree que la configuración cruzada es la más estable, pero existen riesgos de lesionar el nervio cubital al colocar la medial. La incidencia de lesión del nervio cubital reportada varia del 0 al 6%. La flexión del codo mayor a los 90° subluxa el nervio cubital hacia anterior, ubicándolo sobre el epicondilo. No se ha demostrado que la estabilidad adicional de la clavija medial es clínicamente necesaria , ya que en los niños, el enclavijado se acompaña de inmovilización enyesada.
Realizamos este estudio sobre las siguientes hipótesis: 1- la lesión del nervio cubital decrece con el uso de clavijas laterales solamente, 2- aumenta con el uso de la clavija medial colocada con el codo en hiperflexión, 3- mas frecuente en niños pequeños, y 4- evitada con el uso de un pequeño abordaje que permita identificar el sitio seguro de colocación de la clavija.
Métodos:
Revisamos retrospectivamente el resultado de la reducción y enclavijado de 345 fracturas supracondíleas por extensión. La persistencia de la reducción y evidencias de lesión del nervio cubital se evaluó en relación con la configuración del enclavijado y el patrón de fractura. De 141 niños que tuvieron una fractura clasificada según Gartland como tipo II (cortical posterior parcialmente intacta), sesenta y cuatro fueron tratados con clavijas laterales solamente y sesenta y siete con clavijas cruzadas. De 204 niños con fractura clasificada según Gartland como tipo III (inestable), cincuenta y uno fueron tratadas con clavijas laterales solamente y 153 con clavijas cruzadas.
Resultados:
No hubo diferencia en la mantención de la reducción de la fractura, evaluado con radiografías de frente y perfil, entre el enclavijado cruzado y el lateral. La configuración de las clavijas no afectó la mantención de la reducción tanto en las fracturas tipo II como las tipo III. No se encontró lesión del nervio cubital en los 125 pacientes que fueron tratados con enclavijado lateral. El uso de la clavija medial se asoció a lesión del nervio cubital en un 4% (seis) de los 149 pacientes en los cuales se la colocó con el codo sin hiperflexión, y en un 15% (once) en los cuales se colocó con el codo en hiperflexión. Dos años después del enclavijado, uno de diecisiete niños con lesión del nervio cubital continuaba con déficit sensitivo y motor.
Conclusiones:
La fijación con clavijas laterales solamente es segura y efectiva en las fracturas supracondíleas de los niños tanto tipo II como tipo III (inestable). El uso de clavijas solo laterales previene lesiones iatrogénicas del nervio cubital. Sobre la base de lo encontrado, no recomendamos el uso rutinario de las clavijas cruzadas en el tratamiento de las fracturas supracondíleas en los niños. Si la clavija medial es usada, el codo no debe estar en hipeflexión durante la colocación.