Debido al mayor número de adultos mayores existente, la población en riesgo de enfermedades neurológicos ha también ha aumentado. Luego de un pico inicial en la infancia y una meseta durante la edad adulta, la incidencia de la epilepsia vuelve a aumentar luego de los 65 años. La causa de la epilepsia a esta edad es única para ese grupo de pacientes, afectando el enfoque terapéutico. Los efectos psicosociales y la poca información sobre este problema en vejez ha motivado esta revisión. A continuación se brinda un resumen de los conceptos más importantes del artículo.
Epidemiología
En general, luego de los 60 años, las convulsiones son con frecuencia secundarias a otras enfermedades que ocurren a esta edad, como ACV, hemorragias, infecciones y trastornos degenerativos como la demencia. Es necesario, dice el autor, diferenciar este tipo de convulsiones de las motivadas por la epilepsia. Las convulsiones sintomáticas agudas o provocadas ocurren en el contexto de un trastorno metabólico o en el momento de un insulto agudo al sistema nervioso central. Por otra parte, la epilepsia es una complicación a largo plazo de una lesión del sistema nervioso central.
Convulsiones agudas
En el Reino Unido, el 24 a 30% de las convulsiones aparecen en individuos mayores de 65 años y en general son secundarias a enfermedad cerebrovascular, particularmente hemorragia, seguida por anormalidades metabólicas, trauma, abstinencia de alcohol, toxicidad e infecciones del sistema nervioso central. Como en esta población el estado epiléptico puede no tener una actividad tonicoclónica generalizada, el diagnóstico de epilepsia puede confundirse, lo que contribuye con una elevada mortalidad.
Varias condiciones desencadenan las convulsiones: hipoglucemia posinsulina, hiperglucemia no cetósica en diabéticos, hiponatremia, uremia e hipocalcemia. El autor destaca como causa de convulsiones en este grupo etario la suspensión de sedantes y ansiolíticos, en especial todos los barbitúricos y benzodiazepinas. Las fenotiazinas, los andidepresivos tricíclicos y la teofilina, como así los antibióticos como las quinolonas de última generación y ciertos analgésicos como la meperidina, también pueden provocar convulsiones. El autor también nombra las infecciones sistémicas, como la meningitis, la neumonía y la urosepsis, y también el trauma y el ACV embólico.
Convulsiones crónicas
El estudio de población Olmsted County identificó como causas mayores de epilepsia en ancianos: la enfermedad cerebrovascular (33%), la demencia (11,7%), las neoplasias (4%), el trauma (1%) y la infección (0,6%). El riesgo de epilepsia de cualquier causa es mayor dentro del primer año de ocurrio el insulto en el sistema nervioso central.