Embarazo y amamantamiento

La alimentación del bebé durante el primer año

La licenciada Rochaix ofrece un panorama de los alimentos recomendados para la mujer que está amamantando y para el bebé, cuando supera la etapa de lactancia exclusiva.

Autor/a: Lic. María Andrea Rochaix

¿Cuál es el rol que debe cumplir el médico en la nutrición durante el embarazo?

Lo más importante es estimular la lactancia materna. Médicos y nutricionistas somos responsables y por eso, cuando una embarazada nos consulta por cualquier motivo, tenemos que introducir el tema de la preparación para una correcta lactancia. A partir del quinto mes de embarazo hay que dar indicaciones de cómo manejar los pechos, cómo estimular la salida de la leche, cómo formar el pezón, cuáles son los trucos a utilizar para volver al trabajo y continuar con la lactancia.

Además nosotros, los nutricionistas, tenemos que hablarle a cada mujer de la importancia de su alimentación durante el periodo de lactancia. Hay cosas que va a tener que evitar como por ejemplo las coles, el palmito, los espárragos, el brócoli, la coliflor, el ajo y la cebolla, porque estos alimentos pueden provocar gases y dar cólicos al bebé. Además, en el caso del ajo y la cebolla, dan un sabor especial a la leche y pueden ser una causa de rechazo. Esos alimentos se pueden reemplazar fácilmente por otros del mismo. Otro consejo es tratar de respetar la pirámide alimentaria consumiendo los cinco grupos básicos de alimentos (ver pirámide).

¿Cómo se constituye la pirámide nutricional?

La base de esta pirámide contiene los almidones: panes, pastas, choclo, arroz, papa, batata y legumbres. Estos elementos son muy útiles porque aportan vitamina B para el sistema nervioso y fibras para el intestino.  Es normal que durante el embarazo y la lactancia la mujer tenga algunos problemas intestinales. Al dar de mamar pierde mucha agua y, si no toma abundante cantidad de líquido por día -dos litros o más- puede tener problemas de constipación.

El segundo grupo es el de verduras y frutas: cuanto más variado  y colorido pongamos en nuestros platos, mucho mejor. Así nos aseguramos de cubrir la ingesta de todas las vitaminas, los minerales y las fibras. Este grupo posee una serie de componentes protectores de gran importancia. Pero si comemos siempre lechuga y tomate, no lograremos incorporar todos los necesarios.

El tercer grupo básico de alimentos está conformado por proteínas-carnes y proteínas-quesos. Es el que nos aporta proteínas de alto valor biológico que sirven para formar tejidos. Es fundamental para las embarazadas. Todas las carnes son útiles: aves, vaca, pescado, pavita. En este mismo grupo está el huevo. De la ingesta de estos alimentos depende la incorporación  de un nutriente sumamente valioso que es el hierro. El hierro es el responsable de llevar oxígeno a todas las células del cuerpo. Previene la anemia -muy común entre las embarazadas y las que están dando de mamar. Entonces es muy importante estimular el consumo de carnes, sobre todo la de vaca. No se debe  dejar de ingerirla bajo el concepto equivocado de que tiene mucha grasa: no es así, hay muchos cortes magros como la nalga, el pesceto, la bola de lomo y el cuadril. Debe alternarse con carne blanca. El pescado también es muy importante porque provee una sustancia grasa que es el Omega 3, fundamental para el desarrollo neurológico y la retina del bebé. Una o dos veces por semana habría que incluir en la dieta pescados de mar grasos como el atún, la sardina, el salmón y la caballa.

En el caso de los quesos, son buenos para cubrir la cuota de calcio. Pensemos que la mujer que amamanta tiene que producir entre 0,8 y 1 litro de leche por día. Para ello, y para que siga teniendo sus buenos depósitos de calcio y sus huesos protegidos, necesita cubrir su cuota diaria de calcio, que son 1200 mg por día. Un trocito de queso compacto del tamaño de una cajita de fósforos tiene entre 600 y 800 mg de calcio.

En el cuarto grupo están las leches y los yogures. Cada vaso de leche o yogur contiene 200 mg de calcio; en el caso de los extra-calcio ese número aumenta a 300 mg por vaso.

En el último grupo aparecen las sustancias grasas: aceite, mayonesa, manteca, aceitunas, palta, frutas secas, crema de leche. Es muy importante que la mujer siga consumiendo estos alimentos cuando está lactando porque esto sirve para formar hormonas y, además, aporta ácidos grasos esenciales para el desarrollo neurológico del bebé.

El consumo de aceite de oliva extra virgen es una buena manera de cuidar las arterias de la mamá a la vez que ésta ofrece a su hijo una buena cuota de grasas. También puede usar reemplazos del aceite como mayonesa, aceitunas o palta, que contiene grasa monosaturada que cuida las arterias.

La alimentación del bebé

¿Cuándo se empiezan a incorporar alimentos a la dieta del bebé?

Actualmente cambió mucho el concepto: antes se hablaba de destete  y ablactación. Hoy, por decisión de las sociedades médicas y de la OMS, se utiliza otro término que es el de "alimentación complementaria", que es la que complementa la lactancia durante el primer año de vida. Debe comenzar entre el cuarto y el sexto mes porque antes, el bebé no está preparado por falta de desarrollo neurológico, por no poder mantenerse sentado, porque no tiene la capacidad de tragar, de introducir  el alimento con su lengua hacia la parte de atrás de la boca y, además, porque su aparato digestivo no puede digerir  y absorber como corresponde.

A partir del cuarto mes los bebés empiezan a dar señales: cuando otra persona está comiendo, abren la boca; siguen con su mirada la cuchara o empiezan a llorar cuando ven alimento. Esas señales indican que están listos para incorporar alimentos a su dieta. Por supuesto que si un bebé no da señales, está lactando bien, sube de peso y está tranquilo, no hace falta apurar dicha incorporación.

Igualmente es importante no dejar pasar más allá del sexto mes porque llega un momento en que el bebé se mueve más, tiene mayor gasto de energía y necesita más calorías que las que le puede  dar la mamá a través de la leche. Si bien la leche es básica porque además de los nutrientes aporta otros factores protectores inmunológicos que aumentan las defensas, es necesaria la energía extra que aportan los alimentos complementarios.

¿Cuáles son esos alimentos?

Generalmente empezamos a dar alimentos bien blanditos y triturados como los purés (de zapallo o zanahoria) o  cereales sin TACC (trigo, avena, cebada y centeno), porque los que contienen TACC pueden producir alergias ya que el intestino del bebé no está totalmente desarrollado.  Los cereales con TACC -como el caso de la vitina- se empiezan a dar después de sexto mes. Lo importante es que a estas primeras papillas se les agregue una buena cantidad de aceite o leche de madre. El bebé tiene un estómago muy chico (se calcula un volumen de 30ml por kilo de peso) así que tenemos que aprovechar ese pequeño volumen para aumentar mucho las calorías. Eso se logra a través del aceite (oliva extra virgen o girasol), o la leche de la mamá o leche de fórmula, si ya la consume.
Después del sexto mes se pueden incorporar otros cereales u otras verduras como zapallitos y remolacha cocidos. Siempre es importante incorporar de a un alimento por vez para que el bebé no confunda sabores.

¿Es recomendable agregar sal a esos preparados?

Nunca. Está totalmente contraindicado: tenemos que acostumbrarlo a comer sin sal agregada. Todos los alimentos contienen sodio  natural y, además, hay que cuidar los riñones del niño que todavía están inmaduros.  Si le damos una sobrecarga de solutos podemos dañarlos. Tampoco hay que agregar cantidades extra de azúcar, y la miel está contraindicada antes de los dos años porque puede producir botulismo.

¿Los bebés necesitan tomar agua?

Generalmente, no. Cuando están lactando y no consumen alimentos, con la leche de la madre es suficiente. Cuando empiezan a comer, como los alimentos tienen sal natural, pueden necesitar un poquito de agua extra, siempre hervida por 5 a 8 minutos, más que nada si el clima es caluroso.

¿Cómo sigue la incorporación de alimentos?

Alrededor del séptimo mes se comienza con las carnes de vaca y ave bien trituradas; al noveno mes con la carne de pescado. También puede incorporarse el huevo: al principio la yema y la clara al final porque puede resultar alergénica.
El yogur debe agregarse recién a partir del séptimo mes y sólo si es necesario, porque tratamos de que siga con la lactancia y no de sobrecargarlo con proteínas.
A partir de los 9 meses podemos incorporar legumbres pisadas y queso.

No recomiendo el consumo de postrecitos: antes del año no hay que darlos porque tienen altísima carga de  azúcares y proteínas y acostumbran al paladar del bebé a sabores demasiado dulces. La idea es que consuma alimentos naturales y poco elaborados, al menos durante el primer año. Después se integrará lo más posible a la alimentación familiar, aunque siempre limitando la incorporación de picantes, chocolates y frituras.

Además de conocer los alimentos específicos, ¿qué se puede hacer en esa etapa por estimular un buen vínculo de ese bebé con la comida?

Es importante que los padres sepan que el bebé no tiene preferencias por un alimento o por otro, así que son ellos los responsables de ampliarle lo más posible el panorama y educarlo para que coma verduras como el brócoli, la coliflor y los repollitos de Bruselas, que son tan protectoras. Es una época buenísima para favorecer los buenos hábitos alimentarios.

Al mismo tiempo es fundamental cuidar el ámbito: que el bebé esté cómodo y la mamá tranquila, con tiempo para alimentarlo. Que no haya peleas ni gritos, ni la televisión a todo volumen, sino un espacio tranquilo y una actitud positiva porque el bebé percibe todo. Debe ser un momento de armonía y aprendizaje; dejarlo tocar la comida porque ese es su modo de conocer el alimento.

Otra cosa importante es adecuar el tamaño de sus porciones y no ofrecerle el mismo volumen que a un adulto para que no se acostumbre a comer más de lo que necesita. También es recomendable adecuar el tamaño del tenedor, del vaso y del plato a sus necesidades.

* Miembro de la American Association of Diabetes Educators (AADE), EEUU; Miembro Titular de la "Sociedad Argentina de Nutrición"; Miembro Titular de la "Sociedad Argentina de Diabetes"; Miembro Titular de la "Sociedad de Vasculopatías, Factores de Riesgo y Pie Diabético"; Miembro Titular de la "Asociación Argentina de Obesidad" y "Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos de la Alimentación".