A pesar de los grandes avances en el tratamiento de la cardiopatía isquémica, la incidencia de muerte súbita y la supervivencia asociada, no ha variado sustancialmente en las últimas déca-das. La arritmia más comúnmente hallada es la fibrilación ventricular (FV) o taquicardia ventricular (TV), secundaria a síndromes coronarios agudos. El éxito de la RCP sigue siendo bajo, entre un 5 % (grandes ciudades) a un 15-35 % (ciudades medianas, con excelentes servicios de emergencias), llegando a un 74 % cuando se logra desfibrilar dentro de los tres minutos del colapso.(1,2,3,4,5,6,7,8,9,10,11,12,13)
La sobrevida de los pacientes en paro libre de lesiones neurológicas, se asocia a una serie de variables: que el paro sea o no presenciado, la habilidad del que realiza la RCP, el lugar donde se produjo el paro (dentro o fuera del hogar), y sobre todo el tiempo que media desde el colapso a la RCP y la desfibrilación. (14,15,16,17,18).
En la asistencia del paciente en paro (no importa si el mismo es extra o intrahospitalario) el correcto trata-miento requiere de una secuencia de intervenciones; primero activar el sistema de emergencia (llamando al 107 en Argentina) o activando el código de paro en el hospital, luego comenzar RCP hasta la llegada de la ayuda avanzada, tercero apenas llegado el desfibrilador, identificar el ritmo, y de estar indicado, desfibrilar de inmediato, y por último proteger la vía aérea, administrar medicaciones y pensar en diagnósticos diferencia-les. Estas acciones (rápida respuesta, rápida RCP, desfibrilación precoz y cuidado avanzado precoz) se conoce como cadena de supervivencia. (9)
Podemos dividir las técnicas de resucitación en básicas y avanzadas (las primeras a realizar por cualquier persona, y las otras reservadas a personal de la salud adecuadamente entrenados)