La incidencia de adenocarcinoma de esófago y de la unión esófago-gástrica ha aumentado dramáticamente en las últimas dos décadas en occidente. La tasa de sobrevida promedio después de la esofaguectomía por carcinoma de esófago o de la unión esófago-gástrica es del 21% y 18% respectivamente. La detección temprana del carcinoma, la mejoría de técnicas operatorias y de los cuidados post-operatorios han mejorado la tasa de sobrevida a 5 años de estos pacientes. Sin embargo la tasa de sobrevida a largo término por cirugía por cáncer debe ser interpretada en el contexto de la calidad de vida de los pacientes. La mayoría de las recurrencias tumorales después de la esofaguectomía ocurren en los 2 primeros años luego de la operación.
Por lo tanto los pacientes que sobreviven este período tienen una expectativa de vida relativamente buena. Por otro lado la resección esofágica trans-hiatal con reconstrucción con tubo gástrico es una operación mayor con efectos físicos y emocionales potencialmente severos y por lo tanto puede producir consecuencias serias en la calidad de vida de estos pacientes. Pocos estudios han evaluado la calidad de vida en estos pacientes y se focalizaron predominantemente sobre síntomas tales como el reflujo gastroesofágico, vaciamineto gástrico, disconfort alimentario, disfagia o desenvolvimiento para realizar las actividades diarias. Sin embargo estos estudios no han tomado en cuenta otros factores importantes tales como el desempeño en el empleo o la salud emocional de los pacientes.
Los autores de este trabajo evaluaron la calidad de vida en pacientes que habían hecho resección esofágica trans-hiatal y reconstrucción con tubo gástrico luego de un seguimiento mínimo de 2 años.