Cerca de dos tercios de los pacientes sometidos a cirugía a causa de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) utilizan fármacos antirreflujo y presentan tasas similares de patología esofágica que los que únicamente son tratados con medicamentos.
Un estudio en el que se han determinado los resultados a largo plazo del empleo de cirugía o fármacos para el tratamiento del reflujo. Los primeros datos de la investigación, que mostraron el seguimiento de los pacientes durante dos años, indicaban que la cirugía resultaba más beneficiosa que los antiácidos a la hora de controlar los síntomas de la enfermedad.
Los resultados indicaban que, después de un periodo de descontinuación medicamentosa, "la media en la escala de valoración de actividad del reflujo gastroesofágico era significativamente inferior en el grupo de pacientes sometidos a cirugía que en el que recibió terapia farmacológica (82,6 en comparación con 96,7)".
Sin embargo, los investigadores reconocen que no existían diferencias importantes entre ambos grupos en cuanto al grado de esofagitis, frecuencia en el tratamiento del estrechamiento del esófago y necesidad de nuevas intervenciones quirúrgicas o al grado de satisfacción del tratamiento recibido.
Los expertos comprobaron que existía un índice de mortalidad superior en los pacientes sometidos a cirugía. "Estos, en comparación con los que recibieron fármacos, presentaban una reducción en la tasa de mortalidad a los 10 o 13 años de seguimiento. Ahora bien, la cirugía no era la causa directa de muerte, ya que ésta se asociaba a problemas cardiovasculares", ha asegurado el coordinador.
Aunque los resultados del estudio precisan una mayor investigación, los expertos advierten de que los individuos que vayan a someterse a una intervención quirúrgica deben hacer un esfuerzo extra para controlar su estado de salud cardiovascular.
En cuanto a la incidencia de tumores, ambos grupos analizados presentaban similares cifras. "Ello nos permite afirmar que el empleo de la cirugía para el reflujo no supone que no sea necesario el uso de medicamentos en un futuro y, además, que tampoco reduce de forma significativa el riesgo de cáncer en pacientes con reflujo esofágico y esófago de Barret", ha señalado el profesor Spechler.
Los resultados del equipo de Stuart Jon Spechler sirven para que Peter J. Kahrilas, de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, resalte la importancia que puede tener el hecho de reconsiderar la cirugía para el reflujo gastroesofágico. "En un paciente con síntomas de reflujo, con o sin antecedentes de esofagitis, el hecho de introducir la cirugía supone añadir un riesgo de muerte que no ocurre cuando se lleva a cabo una terapia de mantenimiento mediante inhibidores de la bomba de protones".
En un editorial que acompaña al artículo del profesor Spechler, el experto aconseja reservar la intervención quirúrgica para aquellos casos con circunstancias especiales en los que la cirugía obtenga un beneficio determinado. "La diferencia en los resultados de ambos procedimientos es tan mínima que se debe utilizar el tratamiento farmacológico al ser más seguro e igual de efectivo".