Introducción
Uno de los grandes retos del nuevo milenio, es disminuir la frecuencia de lesiones originadas por traumatismo. Esto requiere implementar medidas de prevención. Los accidentes son la causa número uno de muerte en individuos entre uno y 16 años de edad, no sólo en naciones altamente industrializadas sino en países en vías de desarrollo. Es de magnitud tal el problema, que los accidentes se han considerado como una prioridad nacional. Las caídas y sus consecuencias son las causas más frecuentes.
Las lesiones traumáticas de la cavidad oral no tienen tasas elevadas de mortalidad, pero su morbilidad tiene costos elevados. Aunque estas lesiones son infrecuentes de acuerdo a lo publicado, probablemente son mucho más frecuentes, pues la gran mayoría de las heridas no son graves y no se presentan en foros de difusión científica y no se publican en revistas médicas.
En este estudio se presenta la primera serie en nuestro país; se señala el tipo de heridas más frecuentes de la cavidad oral de los niños y sus consecuencias. Se proponen algunas normas elementales de manejo.
Material y método
Estudio retrospectivo y descriptivo con análisis de casos con lesiones traumáticas de la boca en los últimos cinco años atendidos en el Departamento de Cirugía General de nuestro hospital.
Para fines de este estudio, la cavidad oral se dividió en dos compartimientos anatómicos: el anterior o superficial, que tiene como límite los pilares faríngeos posteriores en el fondo y la línea de transición entre la mucosa y la piel labiales por adelante. En este espacio, se encuentran los dientes, la lengua, las amígdalas palatinas, el paladar y los orificios de drenaje de las glándulas salivales submaxilares y sublinguales.
Detrás de los pilares posteriores, se encuentra el compartimiento posterior o profundo que alberga la mayor parte del anillo de Waldeyer, la emergencia de las trompas de Eustaquio, la faringe, la hipofaringe; este compartimiento se encuentra adyacente a las arterias carótidas. Sólo se analizaron los casos en los que la herida involucró la mucosa labial hasta el pilar posterior; se excluyeron los pacientes que sufrieron lesión de la piel y estructuras del compartimiento posterior; serán motivo de otro estudio.
Se analizaron sexo, edad, mecanismo y tipo de lesión, manifestaciones clínicas, manejo y estancia hospitalaria.
Resultados
Ingresaron 91 casos; se excluyeron dos cuya herida fue por mordedura de perro con afectación de piel de los labios. Cincuenta y siete de los 89 (62.6%) fueron niños. Un caso era menor de un año (Fig. 3); 69 tenían entre uno y cuatro años, (77.0%); de cinco a diez años, hubo 18 (21.0%) y de más de 11, un caso (2.0%). Todos los casos sufrieron hemorragia y dolor. El mecanismo de la lesión fue la caída en 74 casos (81.0%); causada por cuerpo extraño que se llevaba en la boca, 12 casos (palos de paleta, lápices, etc.) (15.3%); maltrato en dos casos (2.4%); en un caso (1.3%) por atropellamiento.
La estructura más frecuentemente afectada fue la lengua (Fig. 4) en 57 casos (63.7%); el paladar blando en 18 (20.8%); las amígdalas palatinas y los pilares anterior o posterior en seis (6.5%); el paladar duro en siete (8.0%) y la mucosa labial en uno (1.0%). La lesión más común fue la laceración, de algunos milímetros hasta 3 cm. No hubo casos con lesión ósea.
Requirieron reparación quirúrgica 84 pacientes debido a la gran extensión de la herida, con o sin hemorragia; en siete no se efectuó maniobra alguna pues al ingresar a nuestra unidad la hemorragia había cesado. En todos los casos se suturó la herida con "catgut" 00 y 000; en ningún caso se requirió amigdalectomía. La estancia hospitalaria de 70 pacientes fue un día o menos en 64 casos (91.4%); entre uno y tres días, cuatro pacientes (5.8%); cuatro días, uno (1.4%) y más de cuatro días otro (1.4%). No hubo complicaciones de la lesión oral. Nunca hubo lesiones dentales.