La terapia combinada con zidovudina (AZT) y lamivudina (3TC) previene la transmisión vertical del virus de inmunodeficiencia humano (VIH), aunque se presentan efectos adversos y aparecen resistencias a la lamivudina, de acuerdo con los resultados de una investigación que hoy se publica en The Journal of the American Medical Association.
El equipo de Laurent Mandelbrot, del Hospital de Cochin, en París, ha coordinado una investigación no aleatoria y abierta en 48 centros hospitalarios de Francia, que ha valorado la seguridad de la terapia con AZT y 3TC durante el periodo perinatal, los efectos de la aparición de virus resistentes a la terapia y la tasa de transmisión en una población en la que no se daba de mamar a los niños.
Un total de 445 embarazadas VIH+ recibieron la terapia combinada. Cada una comenzó con lamivudina, en una dosis de 150 mg dos veces al día, desde la 32 semana de gestación hasta el parto. Los niños fueron tratados con 3TC con dosis de 2 mg por kilo de peso dos veces al día durante seis semanas. El estudio incluyó a un grupo comparativo de 899 embarazadas que fueron tratadas con AZT.
Los resultados mostraron que la tasa de transmisión fue de 1,6 por ciento (siete de los 437 niños). En el grupo de control la cifra fue del 6,8 (58 de los 858 niños), "una cantidad mucho más elevada que en el grupo que recibió AZT y 3TC. La terapia combinada divide por cinco el riesgo de transmisión", según las conclusiones.
Sin embargo, los expertos percibieron una rápida aparición de resistencias a la lamivudina, que se caracterizaba por la mutación M184V. "Detectamos la presencia de la mutación a partir de la sexta semana tras el parto en las muestras de 52 de las 132 mujeres. Dicha proporción aumentaba con la duración del tratamiento". En opinión de los autores, los datos sugieren que la terapia con AZT y 3TC debe iniciarse en un periodo tardío del embarazo y debe eliminarse después del parto.
Asimismo, los efectos secundarios constituyen un problema con esta pauta. Se detectaron 397 efectos adversos entre los 238 niños de los 452 que fueron tratados con los dos fármacos. "Los más frecuentes eran la neutropenia y la anemia, que hicieron necesario el uso de transfusiones sanguíneas y un tratamiento prematuro de descontinuación".
Las implicaciones del estudio en la prevención de la transmisión vertical no quedan claras. "Añadir el 3TC a partir del tercer trimestre reduce el riesgo de transmisión, aunque se debe determinar la relación exacta que existe entre el incremento del riesgo de efectos secundarios y el beneficio".