Introducción |
La participación en deportes juveniles representa el camino principal hacia la actividad física en niños estadounidenses y tiene el potencial de ser una vía poderosa hacia una amplia gama de beneficios físicos y psicosociales. Además, representa una vía importante para la promoción de la actividad física durante toda la vida que pretende promover la salud física y mental de los adultos.
Desafortunadamente, aunque más de 60 millones de niños y adolescentes participan actualmente en deportes organizados, las tasas de deserción siguen siendo asombrosamente altas: el 70% de los atletas jóvenes eligen suspender la participación en deportes organizados a los 13 años de edad edad.1 La interrupción del deporte durante la infancia juega un rol en más del 75% de los adolescentes en los Estados Unidos que no logran cumplir con las recomendaciones de actividad física.2
Se ha sugerido que las lesiones y el agotamiento son dos de las causas principales de abandono de los deportes.3
Desde el informe clínico de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP por sus siglas en inglés) sobre lesiones por uso excesivo, sobreentrenamiento y agotamiento en los deportistas juveniles que fue publicado en 2007, ha surgido evidencia considerable para definir mejor cómo los volúmenes excesivos de entrenamiento pueden conducir a lesiones por uso excesivo, sobreentrenamiento, deterioro del bienestar y disminución de la calidad de vida. Además, los entornos y prácticas deportivas juveniles que conducen a una mayor presión percibida, la pérdida de disfrute, el agotamiento y el desgaste del deporte han sido explorados considerablemente.
Se considera ampliamente que la profesionalización de los deportes juveniles es responsable de los altos volúmenes de entrenamiento y la presión de especializarse en un solo deporte que puede llevar a lesiones por uso excesivo, sobreentrenamiento y agotamiento en atletas jóvenes. Además, la presión para triunfar a una edad temprana, así como la percepción de que ésta es la forma más eficaz hacia el éxito atlético futuro, conduce además a altos volúmenes de entrenamiento y pérdida de disfrute en el deporte, lo que puede contribuir al agotamiento generalizado y al desgaste entre los atletas jóvenes.
Los tipos y mecanismos de lesiones por uso excesivo que pueden resultar de determinados entornos deportivos representan importante información para el pediatra que atiende a deportistas jóvenes. Además, comprender los impactos psicosociales de las lesiones, del sobreentrenamiento y del abandono de los deportes es vital para ayudar a asesorar a los atletas jóvenes y para promover prácticas de actividad física para toda la vida que pueden afectar la salud física y mental hasta la edad adulta. Proporcionar esta información a los miembros y lectores de la AAP a través de este informe clínico actualizado también puede ayudar. Al hacerlo, este informe clínico se alinea con la misión de la AAP.
Este informe clínico reemplaza un informe clínico anterior de la AAP titulado “Lesiones por uso excesivo, sobreentrenamiento y agotamiento en niños y atletas adolescentes”, y es complementario a los informes clínicos de la AAP “Especialización Deportiva y Entrenamiento Intensivo en Jóvenes Atletas” y “Deportes Organizados para Niños, Preadolescentes y Adolescentes”.
Este informe analiza las lesiones por uso excesivo, incluidos los factores de riesgo y las estrategias de prevención, las consecuencias del sobreentrenamiento y consideraciones especiales como las pruebas de resistencia y el atleta multideporte. Proporciona una visión general de los posibles factores de riesgo de agotamiento y abandono del deporte y ofrece orientación a los pediatras para ayudar a los jóvenes deportistas (tanto niños como adolescentes) y a sus familias. Además, los órganos rectores del deporte deberían adoptar las prácticas de participación deportiva que más beneficiarán a los atletas jóvenes en su búsqueda de actividad física y desarrollo del atleta a largo plazo. En algunas áreas de interés, sin embargo, todavía hay evidencia científica limitada disponible. Por lo tanto, algunas de las recomendaciones proporcionadas se basan sobre la opinión y/o experiencia del comité.
Lesiones por uso excesivo |
Una lesión por uso excesivo resulta de un microtrauma acumulativo al hueso, músculo y/o tendón en función de estrés repetitivo con recuperación insuficiente.
Las lesiones por uso excesivo pueden seguir una progresión clínica típica en la que el dolor asociado con la estructura dañada ocurre después de la actividad; luego durante actividad sin limitación, durante la actividad con limitación, y finalmente en reposo. Entre los atletas jóvenes, las lesiones por uso excesivo afectan con mayor frecuencia a la parte inferior de la pierna; las atletas femeninas, las atletas de deportes de resistencia y las atletas con una lesión previa parecen tener un mayor riesgo.4, 5 Aunque la mayoría de las lesiones por uso excesivo en adolescentes duran menos de 3 semanas, la duración de estas lesiones es muy variable, desde menos de 1 semana hasta el final de temporada.4
Los niños y adolescentes pueden tener un mayor riesgo de sufrir lesiones por uso excesivo en comparación con los adultos. Los huesos en crecimiento en los niños son menos tolerantes al estrés que los de los adultos y puede ser más susceptibles al desarrollo de lesiones por estrés.6 Además, las apófisis y epífisis en los niños puede ser particularmente vulnerables antes de la madurez esquelética. Por ejemplo, puede producirse un desequilibrio entre el estrés y la recuperación en la inserción del tendón rotuliano entre los atletas jóvenes en la apofisitis tibial proximal, también conocida como enfermedad de Osgood-Schlatter. En un gimnasta joven, la carga axial y la dorsiflexión repetidas pueden provocar una epifisiólisis radial distal o “muñeca de gimnasta”. 7
En algunos casos, las lesiones por uso excesivo se pueden presentar principalmente con disfunción, lo que hace que los atletas y las familias tengan menos probabilidades de buscar atención. Por ejemplo, un joven jugador de béisbol puede notar principalmente un empeoramiento de la velocidad y precisión del lanzamiento como signos tempranos de epifisiólisis humeral proximal, u "hombro de liga pequeña", una lesión por uso excesivo causada por fuerzas de torsión y distracción a través de la fisis por lanzamiento excesivo por encima de la cabeza.8
> Factores de riesgo de lesiones por uso excesivo
La especialización en un deporte específico también puede predisponer al desarrollo de lesiones por uso excesivo. Aunque sólo hay mínima investigación específica del deporte, la evidencia sugiere que los atletas especializados pueden tener un mayor riesgo de lesiones por uso excesivo en general.9,10
En concreto, la especialización en deportes con considerable repetición biomecánica (p. ej., lanzamiento, corredores) puede resultar en suficiente estrés repetitivo de ciertas estructuras que exceden la capacidad de curación del tejido, lo que resulta en una lesión.11,12 Sin embargo, aún no está claro si la relación entre especialización y lesión por uso excesivo en deportistas jóvenes es independiente de la carga de entrenamiento.
Se necesita más investigación específica del deporte y del sexo para determinar si existe la misma relación dentro de otras actividades más biomecánicamente diversas para guiar adecuadamente la toma de decisiones de los atletas jóvenes y sus familias.
Aunque la carga excesiva de las estructuras musculoesqueléticas con una recuperación insuficiente puede provocar lesiones por uso excesivo, las cargas de entrenamiento crónicas manejadas adecuadamente pueden provocar adaptaciones fisiológicas que protegen contra las lesiones.13,14
Los mecanismos que subyacen a este efecto protector están mal definidos en niños, pero pueden ser atribuibles a un aumento de los niveles de aptitud cardiovascular, potencia muscular y adaptaciones miotendinosas que conducen a una mayor durabilidad.13 Por otro lado, los aumentos agudos en la carga de entrenamiento en relación a la carga crónica (o actividad física habitual) pueden sobrepasar estos mecanismos y aumentar el riesgo de lesión.15,16
La combinación adecuada de carga de entrenamiento y descanso para promover adaptación sin mayor riesgo de lesión en un atleta joven, probablemente sea una función de una serie de factores, incluida la madurez física, el nivel de condición física, la biomecánica, el entorno deportivo y otros.
En un intento de captar este riesgo a nivel individual, se ha sugerido el seguimiento de la relación de carga de trabajo aguda sobre crónica (ACWR por sus siglas en inglés) como método para identificar a las personas en riesgo, e incluso para guiar el regreso al deporte después de la lesión.17
Aunque existe una amplia gama de técnicas y recursos disponibles para medir la carga de entrenamiento externo (p. ej., distancia de carrera a través de GPS) y carga de entrenamiento interna (mediciones de frecuencia cardíaca o calificación de sesión del esfuerzo percibido), ACWR se ha definido convencionalmente como la carga de entrenamiento total de la semana anterior dividida por el promedio móvil de las 4 semanas anteriores, con una proporción de 1,5 asociada con un mayor riesgo de lesión.13,14,16 Sin embargo, la mayoría de esta investigación se realizó en adultos y hay debate en curso sobre el método óptimo para determinar ACWR y el umbral que se asocia con un aumento del riesgo de lesión.18
Se necesita más investigación entre los atletas jóvenes para identificar la medición e implementación adecuadas de cargas de trabajo agudas y crónicas dentro de contextos específicos de deportes y sexo para reducir el riesgo de lesiones. Además, factores como la nutrición, la anatomía, la técnica, la edad, el IMC, el sueño y las lesiones previas pueden tener una influencia significativa en el riesgo de sufrir lesiones por uso excesivo. Una ingesta calórica insuficiente (deficiencia relativa de energía) y/o niveles bajos de vitamina D puede predisponer a lesiones óseas por estrés.19, 20
Una técnica inadecuada, un IMC más alto y ciertos factores anatómicos pueden aumentar el estrés asociado con la carga de entrenamiento, potencialmente abrumando la capacidad de curación entre ataques de estrés.
Los deportistas jóvenes con menos experiencia y niveles más bajos de fitness pueden ser cada vez más susceptibles a lesiones por uso excesivo, especialmente al inicio de un período de formación.
La mala técnica o una biomecánica inadecuada pueden conducir a una carga desproporcionada de ciertas estructuras, y una fatiga mayor o más temprana también predisponen al desarrollo de lesiones por uso excesivo. La lesión previa también se ha identificado consistentemente como un factor de riesgo para lesión posterior, probablemente debido a una mecánica inadecuada que precedió o fue resultado de la lesión anterior y/o efectos de desentrenamiento de una recuperación prolongada.5
Por último, las investigaciones emergentes sugieren que los factores psicosociales también pueden influir en el equilibrio entre estrés y recuperación.21,22 Por ejemplo, se ha descubierto que los atletas con sueño reducido, niveles más altos de identidad atlética (el grado en el que un individuo se identifica con el rol de atleta), estrés vital percibido y preocupaciones perfeccionistas están asociados con un mayor riesgo de lesión por uso excesivo.21,23
Aunque la causa subyacente específica del mecanismo no está clara, se ha sugerido que las fuentes del aumento del estrés psicológico pueden socavar la recuperación, potencialmente contribuyendo a la acumulación de estrés que resulta en lesiones por uso excesivo.22 En apoyo de esto, las primeras investigaciones sugieren que las intervenciones conductuales, como la atención plena y el manejo del estrés, pueden reducir el riesgo de lesión y facilitar el regreso al deporte después de una lesión.24–27
> Prevención de lesiones por uso excesivo
La prevención de lesiones por uso excesivo implica identificar y abordar los factores que conducen a un desequilibrio entre el estrés y la recuperación.
Por ejemplo, aunque la carga de entrenamiento tolerable para cualquier atleta individual estará influenciada por una serie de factores que incluyen experiencia, edad, madurez física, y lesión previa, comúnmente se recomienda que las cargas de entrenamiento (kilometraje recorrido, por ejemplo) deben avanzar no más del 10% al 20% por semana.
Ciertos deportes, como el béisbol, han desarrollado pautas de lanzamiento basadas en la edad para limitar el estrés repetitivo. Además, aunque no existen datos disponibles sobre su influencia en las lesiones por uso excesivo, se han desarrollado modelos de desarrollo de atletas jóvenes para promover una formación adecuada a la edad y facilitar un desarrollo saludable, a largo plazo.28
Identificar los factores mecánicos subyacentes que condujeron a (o resultaron de) una lesión previa a través de una rehabilitación individualizada puede aumentar la tolerancia a la carga y reducir el riesgo de lesiones posteriores. Sin embargo, la reducción del riesgo también debe priorizar los factores que influyen en la recuperación y el equilibrio entre el estrés y la recuperación.
Optimizar la nutrición, la hidratación y el sueño puede facilitar la adaptación fisiológica entre sesiones de entrenamiento. Del mismo modo, mejorar los factores psicosociales también puede mejorar la respuesta adaptativa al entrenamiento y reducir el riesgo de sufrir lesiones por uso excesivo.
Sobreentrenamiento |
El sobreentrenamiento, o síndrome de sobreentrenamiento, se refiere al conjunto de síntomas resultantes del ejercicio excesivo crónico con recuperación insuficiente para facilitar la adaptación fisiológica.29
A medida que aumentan las cargas de entrenamiento, los atletas experimentarán un período temporal de fatiga y posteriorrmente un rendimiento reducido lo que se conoce como extralimitación. Aunque aumentos significativos en las cargas de entrenamiento agudas pueden tener efectos negativos a corto plazo en el bienestar,30 con suficiente descanso entre episodios de estrés físico, esta extralimitación funcional da como resultado adaptaciones fisiológicas o “supercompensación” y generalmente va acompañada de mejoras en el rendimiento.31
Si las cargas de entrenamiento exceden la recuperación intermedia durante un período de tiempo suficiente, sin embargo, un atleta puede progresar a un sobreesfuerzo no funcional y, en última instancia, a un sobreentrenamiento, en cuyo caso el rendimiento posteriormente disminuye.
Aunque la extralimitación funcional se considera parte del proceso adaptativo que promueve una adaptación beneficiosa, la extralimitación no funcional y el sobreentrenamiento representan grados progresivos de disfunción asociados con un desequilibrio prolongado de estímulo del entrenamiento y recuperación que sólo pueden remediarse a través de períodos prolongados de descanso.
Aunque la etiología subyacente sigue estando mal definida, los síntomas característicos del síndrome de sobreesfuerzo no funcional y sobreentrenamiento son representativos de las alteraciones en un rango de sistemas, incluidos el endocrino, neurológico, cardiovascular, y psicológico.31 Además de una disminución del rendimiento que de otro modo sería inexplicable, estas manifestaciones pueden incluir fatiga, alteraciones del sueño, cambios de humor y aumento de riesgos de enfermedad y lesión.32
Específicamente, a falta de otra explicación, el síndrome de sobreentrenamiento se define como una acumulación de estrés (de entrenamiento y/u otras fuentes) resultando en una disminución persistente del rendimiento con o sin otros síntomas fisiológicos o psicológicos que requieren semanas o meses de descanso para recuperarse.29 Aunque puede haber una superposición de síntomas, el sobreentrenamiento como consecuencia de un desequilibrio prolongado entre el estrés y la recuperación es distinto de la deficiencia energética relativa en el deporte (RED-S).
Un síndrome similar de rendimiento reducido y deficiencias en varios sistemas fisiológicos, RED-S es específicamente atribuible a la baja disponibilidad crónica de energía atribuible a una ingesta calórica insuficiente para satisfacer el gasto de energía de un atleta. No obstante, sobreentrenamiento y RED-S pueden presentarse concomitantemente y la detección de trastornos alimentarios33 y el reconocimiento de signos de RED-S (p. ej., alteración del ciclo menstrual) puede ayudar a identificar y abordar el papel de la baja disponibilidad crónica de energía.34
La incidencia del síndrome de sobreentrenamiento no está bien definida, aunque informes anteriores sugieren que la tasa de carrera del síndrome de sobreentrenamiento en deportistas jóvenes en el momento en que alcanzan la edad adulta puede llegar al 35%.31,35
Clínicamente definido como una disminución del rendimiento acompañada de fatiga persistente y alteraciones del estado de ánimo, el verdadero diagnóstico del síndrome de sobreentrenamiento sigue siendo uno de exclusión, que requiere la eliminación de otras causas potenciales (anemia, infección, trastornos endócrinos, enfermedades mentales, etc.).29 |
Aunque se han sugerido varios biomarcadores y pruebas psicomotoras, 36–38 actualmente no existen pruebas de diagnóstico que hayan demostrado suficiente sensibilidad y especificidad para ser utilizadas clínicamente en el diagnóstico del síndrome de sobreentrenamiento en los atletas jóvenes.
Si se han excluido otras condiciones y se sospecha de sobreentrenamiento, el único tratamiento es una reducción en el entrenamiento y facilitación de la recuperación a través de una nutrición optimizada, mayor sueño y reducción del estrés. La mejora subsecuente de los síntomas y del rendimiento deportivo confirma el diagnóstico, pero puede tardar varios meses dependiendo del grado y la duración de la mala adaptación en el momento de la intervención.
> Factores de riesgo de sobreentrenamiento
Aunque el desequilibrio básico subyacente entre el estrés y la recuperación puede afectar negativamente a cualquier atleta joven, ciertas poblaciones pueden correr un mayor riesgo. Los atletas de resistencia parecen tener un mayor riesgo de síndrome de sobreentrenamiento, ya que los períodos prolongados de ejercicio pueden superar la recuperación intermedia y las disminuciones en el rendimiento pueden identificarse erróneamente como mala condición física, lo que resulta en un mayor entrenamiento y agrava el desequilibrio.
Las atletas juveniles femeninas, los atletas de deporte individual y los atletas de élite también pueden tener un mayor riesgo. 35,39 Eventos repetidos de gran volumen, como torneos de fin de semana que constan de múltiples juegos completos, pueden también resultar en mayores niveles de estrés acumulado que pueden abrumar la recuperación intermedia.
La práctica de deportes durante todo el año también puede aumentar el riesgo de sobreentrenamiento en atletas jóvenes, ya que las pausas en la participación pueden permitir la recuperación antes de la próxima temporada. Aunque la especialización deportiva se ha asociado con mayores niveles de estrés entre atletas jóvenes, 40 se desconoce si esto representa un factor de riesgo para el desarrollo del síndrome de sobreentrenamiento independiente de la carga de entrenamiento.
Los impactos de la especialización deportiva y la participación multideportiva se analizan más detalladamente en el informe clínico de la AAP sobre especialización deportiva y entrenamiento intensivo.1 Por otro lado, la participación simultánea en múltiples equipos puede llevar a niveles excesivos de estrés físico.
Los atletas jóvenes no deben participar en más de 1 deporte al día y garantizar al menos 1 día de descanso a la semana de todas las actividades deportivas organizadas.
En concreto, los deportistas que participar en múltiples deportes o entrenamiento cruzado deben garantizar que esto no se traduzca en superposiciones de horarios que impidan los días de descanso. Además, los atletas jóvenes también deberían tener 2 a 3 meses de descanso en cada deporte al año. Oportunidades para juegos recreativos, dirigidos por niños o juego libre puede ser una manera de promover la actividad física, el desarrollo social y el desarrollo neuromuscular en un entorno de bajo estrés durante estos períodos.
Finalmente, es de vital importancia reconocer que el estrés que conduce al síndrome de sobreentrenamiento se puede agregar de múltiples fuentes, incluyendo carga de entrenamiento, problemas de sueño, estrés ambiental, dificultades académicas, problemas sociales, estrés financiero, dinámica familiar, etc. En consecuencia, los niños con mayores niveles de estrés de otras fuentes pueden ser más vulnerables que otros al desarrollo del sobreentrenamiento durante los períodos de mayor entrenamiento. Del mismo modo, el sueño insuficiente puede socavar la recuperación entre sesiones de ejercicio aumentando potencialmente el riesgo de sobreentrenamiento.
La medida en que influyen los determinantes sociales de la salud en el agotamiento y el riesgo de lesiones por uso excesivo se desconoce.41 Sin embargo, estos resultados podrían verse potencialmente influenciados por factores como el estrés financiero, la reducción de las oportunidades deportivas organizadas y el acceso reducido a proveedores de atención médica dentro de entornos deportivos, como entrenadores deportivos certificados.
La influencia de los factores sociales sobre el riesgo de lesiones y agotamiento representan una importante área de futuras investigaciones. Las familias y los proveedores de atención sanitaria pediátrica deben tener en cuenta los aspectos interactivos y aditivos de estas diferentes fuentes de estrés cuando se trabaja con atletas jóvenes. La identificación temprana de los trastornos del sueño o del estado de ánimo asociados con aumentos en el entrenamiento puede permitir una intervención temprana y un descanso suficiente para evitar la progresión hacia el sobreentrenamiento.42
Eventos de resistencia |
La participación en eventos de resistencia más largos (p. ej., maratones, triatlones, ultramaratones) ha ido aumentando tanto entre adultos como en niños en los últimos años. Aunque la actividad aeróbica tiene beneficios físicos y mentales amplios y bien definidos para la salud, las opiniones sobre la participación de los jóvenes en eventos de resistencia más largos han sido contradictorias.43-45 La evidencia sugiere que los niños y adolescentes pueden ser capaces de participar de forma segura en maratones.
En un estudio de 310 niños que participan en un solo maratón en 26 años, sólo se identificaron 4 consultas médicas menores el día de la carrera.46 A pesar de no ser estadísticamente significativo, este número representó un riesgo menor entre los niños que entre los adultos. En un estudio reciente de datos recopilados sobre 1927 jóvenes participantes en un programa de entrenamiento de maratón de 28 semanas, el 18% informó una lesión, con un promedio de 4,8 días de tiempo perdido. En particular, el 99% de los individuos que comenzaron el maratón pudieron completarlo.47 De manera similar, con la creciente popularidad de los eventos de ultramaratón (carreras de más de 26,2 millas), la participación entre los niños también ha aumentado.48
Actualmente, no hay información disponible sobre los riesgos de lesiones asociados con las carreras de distancia ultramaratón en niños. Sin embargo, además de factores como la distancia, la elevación, terreno y peligros ambientales, se ha sugerido la edad como un factor de riesgo importante también en eventos de ultramaratón, con niños menores de 12 años considerados de alto riesgo y aquellos de 12 a 15 años considerados de riesgo medio.48
Actualmente, aunque los eventos individuales pueden tener políticas específicas relativas a los jóvenes en pruebas de resistencia prolongadas, no hay evidencia suficiente para respaldar un requisito de edad mínima específica para participar. Más bien, el riesgo de participar en eventos de resistencia prolongados para cualquier niño es probablemente una combinación de madurez física, madurez emocional, nivel de condición física, entrenamiento previo, motivación y problemas de salud preexistentes.
En lugar de cumplir con un determinado límite de edad cronológica para la participación, los proveedores deben facilitar la toma de decisiones compartida con las familias que incorpore:
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Las consecuencias de la participación a largo plazo en eventos de resistencia prolongados y los niños también están mal definidos.48,49 Por ejemplo, aunque los niños pueden presentar adaptaciones cardiovasculares al entrenamiento de resistencia que son similares a las de los adultos, se desconoce si esto supone algún riesgo a largo plazo de remodelación patológica o arritmia.49
El correr más y la participación más prolongada pueden estar asociados con reducción de la densidad mineral ósea en corredores masculinos y femeninos, respectivamente, pero no está claro si esto contribuye a riesgo de fractura a largo plazo o salud ósea. Los resultados positivos y negativos asociados con la participación infantil a largo plazo en eventos de resistencia siguen siendo un área de vital importancia de futuras investigaciones.
No obstante, la evidencia y las recomendaciones actuales sugieren que a los niños y adolescentes se les debe permitir participar en eventos de resistencia, como maratones, siempre que estén intrínsecamente motivados, sigan un programa de entrenamiento apropiado y supervisado y mantengan un crecimiento normal.49 J
unto con las recomendaciones anteriores para garantizar 1 día de descanso semanal y 2 a 3 meses de descanso de la participación en cualquier deporte específico, un plan adecuado debe incluir un aumento del volumen de carrera gradual. Aunque la evidencia es limitada, se recomienda ampliamente que los niños retrasen la especialización en deportes de resistencia para reducir el riesgo de lesiones, facilitar un amplio entrenamiento neuromuscular y reducir el riesgo de desgaste. Además, los niños deben ser vigilados cuidadosamente por miembros de la familia, entrenadores, proveedores de atención médica y el atleta individual para detectar cualquier signo de lesión por uso excesivo emergente, sobreentrenamiento o agotamiento.
Es de destacar que los deportes de resistencia representan una forma de actividad física muy accesible y económica que se ha introducido y realizado con éxito entre niños y comunidades tradicionalmente desatendidos. Introducir a los niños a programas de entrenamiento de resistencia diseñados y supervisados adecuadamente puede representar un medio escalable para ayudar a mejorar el acceso a los deportes organizados para una amplia población de atletas jóvenes.
Torneos de fin de semana |
Los torneos intensivos de fin de semana que incluyen múltiples juegos por día durante varios días son comunes en varios deportes en los Estados Unidos. Estos pueden incluir hasta 4 o 5 partidos en un solo día, con cargas de entrenamientos agudos muy numerosos y sin oportunidad para una recuperación adecuada en el medio. Estos picos en la carga de entrenamiento están asociados con importantes deficiencias en el bienestar y el sueño, 30 así como la exposición ambiental necesaria para las actividades al aire libre.
A pesar de que no hay evidencia específica disponible en atletas jóvenes, la exposición ambiental prolongada puede conducir a un mayor riesgo de enfermedades relacionadas con el calor y el cansancio acumulado puede aumentar el riesgo de lesiones y enfermedades. Cuando varios de estos eventos están incluidos en una sola temporada, los atletas jóvenes pueden estar en un mayor riesgo de agotamiento debido a la falta de tiempo libre y de oportunidades para realizar otras actividades.
Agotamiento y desgaste del deporte |
El agotamiento en el deporte se definió inicialmente en 1986 centrándose en el estrés y su efecto en los deportistas que les lleva a dejar de hacerlo participar en un deporte que antes disfrutaban.50 Raedeke y Smith propuso posteriormente una definición que incluye:
- Agotamiento emocional y/o físico.
- Sensación de triunfo reducida.
- Devaluación del deporte.51
El agotamiento es parte de un espectro que incluye el síndrome de extralimitarse y de sobreentrenamiento.52 Como arriba, el extralimitarse y el sobreentrenamiento existe en un continuo de disminución del rendimiento atribuible al entrenamiento intenso sin suficiente recuperación que se acompaña de síntomas psicológicos y neuroendocrinológicos.29
Para mejorar la precisión del diagnóstico y permitir más investigaciones, se desarrolló el Cuestionario de Agotamiento de Atletas (ABQ por sus siglas en inglés).51 Desafortunadamente, la mayoría de las investigaciones publicadas sólo se han realizado en adultos. La verdadera prevalencia del agotamiento en los atletas jóvenes se desconoce. Sin embargo, un estudio sueco estimó que hasta el 9% de los atletas adolescentes de élite cumplían con la definición.53 Dos estudios demostraron que los atletas que se especializaron temprano tenían más probabilidades de dejar la participación debido al agotamiento.54, 55
> Signos, síntomas y diagnóstico
Los atletas con agotamiento pueden presentar una variedad de diferentes signos y síntomas, que pueden ser únicos para cada atleta en particular (Tabla). Sin embargo, a menudo los síntomas no son específicos de agotamiento. Un enfoque holístico que utiliza la historia, el examen físico y las pruebas limitadas puede facilitar el reconocimiento y el diagnóstico del agotamiento.
Es importante para el pediatra investigar la motivación del atleta para participar en su deporte.56 Los atletas con rendimiento disminuido a pesar de una recuperación, nutrición e hidratación adecuada pueden requerir una evaluación adicional para detectar agotamiento.52, 57 Para diagnosticar con precisión el agotamiento, es importante que el pediatra descarte otras causas orgánicas que puedan presentarse similarmente.
Dependiendo de la presentación clínica general, se podrían considerar estudios de laboratorio mínimos para excluir otras condiciones que pueden presentarse con signos similares y síntomas, como anemia, infección, enfermedad inflamatoria sistémica, condiciones de salud mental o enfermedad endocrinológica (p. ej., diabetes mellitus, hipotiroidismo). Estos podrían incluir un hemograma completo, un panel metabólico completo, creatina, velocidad de sedimentación globular, proteína C-reactiva, estudios del hierro, estudios de tiroides y títulos de virus de Epstein-Barr y de citomegalovirus.52 Deben utilizarse herramientas de detección para otros diagnósticos psicológicos como la depresión y la ansiedad (es decir, PHQ-9, GAD-7, Perfil de Estados de Ánimo, ABQ).
> Factores de riesgo potenciales o poblaciones en riesgo
El volumen de entrenamiento y la programación excesiva son dos factores de riesgo potenciales para el agotamiento.
Se ha vuelto más común ver a atletas jóvenes participando en varios equipos al mismo tiempo y entrenar durante todo el año. Este entrenamiento puede ser especializado o multideporte, pero ambos pueden quitarle tiempo de juego libre o tiempo para participar en otras actividades no relacionadas con el deporte.
La presión inculcada por padres, tutores, entrenadores o compañeros son factores de riesgo adicionales. La relación parental puede ser una influencia muy positiva en el atleta en desarrollo cuando es de apoyo. Sin embargo, cuando los atletas perciben que los padres miden el éxito por el desempeño, las tasas de agotamiento son mayores.58–60 Las tasas de agotamiento son menores si el éxito se define cumpliendo objetivos intrínsecos.58–60
Los entrenadores que controlan, fomentan el perfeccionismo y fomentan la motivación extrínseca para la participación se asocian con una mayor probabilidad de agotamiento.61 Además, los atletas que tienen una percepción negativa de su relación con su entrenador corren el riesgo de agotarse.62 También se observan tasas más altas de agotamiento cuando los compañeros se centran en el rendimiento en lugar del esfuerzo o si hay alto conflicto dentro del equipo.63 Centrarse en el desarrollo a largo plazo y la comunicación protege contra el agotamiento.64
La competición atlética y el entrenamiento siempre incorporan estrés físico y psicológico. El estrés que se maneja de forma saludable puede conducir al éxito y al disfrute. Si el estrés se vuelve nocivo para la salud, puede ser la causa principal de agotamiento.50 El perfeccionismo también se ha asociado con agotamiento en atletas jóvenes.60, 65 Se ha demostrado que niveles más altos de esperanza, optimismo disposicional y fortaleza mental son factores protectores.66–68
Los jóvenes que se identifican principalmente como atleta o que sienten que tienen un control limitado sobre sus decisiones deportivas tienen mayor riesgo de desarrollar agotamiento.69, 70 Estudios adicionales sobre autodeterminación han demostrado que los atletas que tienen un sentido de autonomía tienen tasas más bajas de agotamiento.71 El miedo al fracaso ha sido recientemente demostrado que es un factor de riesgo. Los atletas que se preocupan por ser capaces de lograr una meta preestablecida pueden sentirse avergonzados al no alcanzar su objetivo o decepcionar a los entrenadores, padres, o compañeros de equipo.72
Desgaste deportivo y causas de la interrupción del deporte
El desgaste ocurre cuando un atleta ya no quiere participar en un deporte y decide abandonarlo.
El agotamiento es una causa de abandono del deporte, pero la mayor parte del abandono es atribuible a otras razones como pérdida de interés en su deporte, falta de tiempo disponible, interés en otras actividades, falta de tiempo para jugar, poca mejora de habilidades, falta de diversión o lesiones.52, 73,74
RECOMENDACIONES PARA PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO |
1. Promover la realización de exámenes médicos pre participación para permitir un enfoque de atención más completo para el cuidado de los atletas jóvenes que puede incorporar orientación sobre lesiones por uso excesivo, sobreentrenamiento y agotamiento. 2. Fomentar la autonomía deportiva y la motivación intrínseca, medir el éxito en función de la participación y el esfuerzo, y fomentar experiencias positivas con padres, entrenadores y compañeros, todos los cuales pueden ayudar a prevenir el agotamiento.75 3. Promover el desarrollo de habilidades y la integridad en actividades físicas evitando el sobre entrenamiento y la sobre programación. 4. Alentar al atleta, padres y entrenadores a modificar los factores causales e involucrar a profesionales de la salud mental, si es necesario. 5. Fomentar las herramientas de atención plena.76 6. Mantenga los entrenamientos interesantes con juegos y entrenamiento apropiados para la edad, para mantener la práctica divertida. 7. Tomarse el tiempo suficiente fuera de participación en actividades deportivas organizadas o estructuradas en forma semanal y anual. 8. Centrarse en el bienestar y enseñar a los atletas a escuchar a sus cuerpos. 9. Fomentar más investigaciones para determinar si los determinantes sociales de la salud, incluidos el acceso a la salud, la atención médica y el acceso a una variedad de experiencias deportivas influyen en el riesgo de desarrollar lesiones por uso excesivo, sobreentrenamiento o agotamiento. |
ORIENTACIÓN PARA EL CLÍNICO |
1. Puede incluirse información sobre los riesgos de lesiones por uso excesivo, sobreentrenamiento y agotamiento como parte del examen previo a la participación y a las visitas del niño sano para atletas jóvenes y potencialmente distribuirla entre organizaciones comunitarias (por ejemplo, escuelas, clubes). De la misma forma, se debe considerar el asesoramiento sobre el sobreentrenamiento y el agotamiento en los atletas jóvenes que se presentan con lesiones por uso excesivo, problemas de salud mental u otras quejas inespecíficas (p. ej., falta de sueño, fatiga, cambios del estado de ánimo). 2. Alentar a los atletas a esforzarse por tener al menos 1 a 2 días libres por semana de entrenamiento para competición y deportes específicos que les permita recuperarse tanto física como psicológicamente. 3. Animar al atleta a participar en solo 1 equipo durante una temporada y tomar al menos 2 a 3 meses de descanso de cualquier deporte específico durante el año. Estos descansos pueden dividirse en incrementos de 1 mes. El atleta debe centrarse en otras actividades o en el juego libre durante este tiempo. Si el atleta juega en más de 1 equipo, entonces no debe ocurrir el mismo día y el tiempo de la participación debe incorporarse a las pautas antes mencionadas. 4. Enfatizar que el enfoque de la participación deportiva debe centrarse en la diversión, la adquisición de habilidades, la seguridad y el espíritu deportivo. 5. Si el deportista se queja de problemas musculares o articulares inespecíficos, fatiga, cambios de humor o problemas del rendimiento académico, esté alerta a las posibilidades de agotamiento o sobreentrenamiento. Preguntar por la motivación deportiva. 6. Para reducir el riesgo de sobreentrenamiento, céntrese tanto en el estrés como en la recuperación. Promover una nutrición y un sueño adecuados para optimizar la recuperación e identificar o manejar las diferentes fuentes de estrés que pueden aumentar el estrés físico desde el entrenamiento. 7. Advierta a los atletas que el tiempo de entrenamiento semanal, el número de repeticiones o la distancia total deben aumentar gradualmente. 8. Abogar por juntas asesoras médicas para torneos de fin de semana para educar a atletas, padres y entrenadores. 9. Fomentar el desarrollo de oportunidades educativas para atletas, padres y entrenadores para proporcionar información sobre nutrición y líquidos adecuados, el uso y posible mal uso de suplementos, la seguridad deportiva y cómo evitar el sobreentrenamiento para lograr un rendimiento óptimo y buena salud a largo plazo. 10. Transmitir una especial precaución a los padres de deportistas más jóvenes que participan en torneos multi juego en períodos de tiempo breves. |
Tabla: Síntomas de agotamiento |
Fatiga |
Síntomas depresivos (por ej. Ánimo depresivo, pérdida de interés en actividades) |
Pérdida de interés o motivación |
Trastornos del sueño |
Irritabilidad |
Síntomas de ansiedad (por ej. Preocupación excesiva, agitación) |
Pérdida de concentración |
Preocupaciones músculo esqueléticas inexplicables |
Cambios de peso |
Disminución del rendimiento académico o atlético |
Disminución del disfrute en los deportes |
Comentario |
El presente trabajo destaca que el sobreuso o sobreentrenamiento pueden tener consecuencias sistémicas como menor rendimiento, mayor riesgo de lesiones o enfermedad y llevar hasta el deterioro de los sistemas endócrinos, neurológico y cardiovascular en los atletas jóvenes. Por otro lado, es muy importante que el pediatra investigue la motivación del atleta para participar en su deporte, ya que si el atleta con rendimiento disminuido a pesar de una recuperación, nutrición e hidratación adecuada puede necesitar evaluaciones adicionales para detectar agotamiento. De esta forma, el pediatra puede descartar otras causas orgánicas que puedan presentarse similarmente.
Es imprescindible realizar un seguimiento y acompañamiento en forma conjunta por parte del equipo de salud, la familia y el entrenador de la disciplina elegida por los atletas jóvenes para detectar problemáticas emergentes.
Traducción, resumen y comentario objetivo: Dra. Alejandra Coarasa