El 1 de julio se cumplen 102 años de la primera aplicación de la vacuna BCG, que sigue siendo crucial para proteger contra las formas graves de la tuberculosis, dolencia que continúa siendo una de las de mayor mortalidad a nivel global.
De hecho, la pandemia de COVID-19 revirtió años de avance contra la patología. Se estima que en que en 2021, 10,6 millones de personas enfermaron de tuberculosis y 1,6 millones fallecieron por esta causa, mientras que en la región, las muertes fueron 32.000.
BCG es la sigla de Bacilo de Calmette y Guérin. La vacuna fue creada el 1 de julio de 1921 por Léon Calmette y Alphonse Guérin, que le dieron origen a su nombre.
Esta vacuna protege contra las formas graves de la enfermedad, como la meningitis tuberculosa y la tuberculosis miliar (diseminada por el cuerpo a través de la corriente sanguínea). Pero se debe tener en cuenta que no previene la primoinfección tuberculosa ni la enfermedad pulmonar.
La BCG puede colocarse en prematuros a partir de las 32 semanas y con peso superior a 1.500 gramos, mientras que la edad límite para aplicar esta vacuna en niños no vacunados es hasta los 6 años. La revacunación con BCG no demostró protección adicional y no se recomienda.
Los principales síntomas de tuberculosis son: tos; expectoración a veces con sangre; decaimiento; fiebre; sudoración nocturna; escalofríos; fatiga; malestar; pérdida de apetito y pérdida de peso.