Una reflexión del Dr. Ricardo Viotti

Estoicismo y medicina

Si el estoicismo es la búsqueda de la felicidad, finalmente, ¿qué tiene esto que ver con nuestro actuar como médicos?

Autor/a: Ricardo Viotti

¿Qué hay de los estoicos en los médicos, al menos en los médicos que nos preguntamos sobre nosotros mismos y sobre el fundamento de lo que hacemos?

Es un ejercicio novedoso aplicar los contenidos de la historia y de la filosofía a lo cotidiano porque permite reflexionar.

Un paciente, en la consulta, se nos presenta como un igual, que plantea un problema con su cuerpo (unidad mente / cuerpo, para nosotros, cuerpo es todo lo que se materializa en los signos y síntomas de esa unidad psicofísica, pero cuerpo al fin)

Somos, los seres vivos, una unidad sellada con todos los componentes para la supervivencia y la interacción con el ambiente. Si se lo piensa con ese modelo, es casi increíble un funcionamiento tan elaborado y eficiente. La naturaleza se tomó su tiempo para lograr semejante éxito evolutivo con una unidad autónoma que interactúa con el ambiente.

Volvamos al asunto. Si el estoicismo es la búsqueda de la felicidad, finalmente, ¿qué tiene esto que ver con nuestro actuar como médicos?

Se me ocurre que hay cierto placer en el conocimiento y la habilidad de dilucidar los fenómenos naturales, y en nuestro caso en los humanos que se nos presentan buscando saber y mejorar, y reducir su preocupación y o su angustia.

El conocimiento nos hace poderosos y nos hace más libres y, por cierto, nos permite hacer más libres a quienes nos consultan.

Ingresa una paciente de mediana edad con dolores en sus miembros superiores, algunos puntuales, otros generalizados. No puede precisarlos, le genera incertidumbre, y desasosiego. Ya ha   consultado y el colega la manda para la interconsulta con algunos diagnósticos posibles y “después veremos”, “haga todo esto que le pido y me vuelve a ver”, “por ahora no le doy nada para no confundir más el cuadro”, etc. etc.

El examen no muestra nada que objetive una lesión, pero persiste el dolor y el no saber qué hacer.

Tiempo para conversar. Calma en la entrevista, escuchar con atención su relato. Explicar porque se producen los dolores, como pueden aliviarse con medios físicos o eventualmente con la dosis adecuada de analgésicos. Saber cuándo duele y cuándo no, en fin, hacer un interrogatorio y un examen físico riguroso para aumentar nuestro conocimiento, para tener mayor capacidad de actuar…y transmitirlo.

Sin un diagnóstico preciso, sin mayores evidencias y con los estudios complementarios negativos, valen los consejos sobre la posición, la férula, los ejercicios, en fin, todos medios físicos en un contexto de vuelta a las actividades normales, las que son placenteras reducen el dolor, las displacenteras lo incrementan (refiere la paciente).

La paciente se va de la consulta con los síntomas intactos, pero antes de alejarse dice: “¡Gracias Dr.!  Me siento igual, y no sé lo que tengo, pero me voy con un plan de acción, con algo que va a depender de mí, que puedo probar. Se lo agradezco mucho”.

La paciente se comportó con estoicismo, entendió la sinceridad de “el no saber” lo que tenía; vio la posibilidad de un futuro con esperanza y comprendió las limitaciones de su cuadro y de los médicos, y lo aceptó.

“No son las cosas las que atormentan a los hombres sino los principios y las opiniones que los hombres se forman acerca de ellas”.  (“Enquiridion”. Manual de Epicteto. Párrafo 5 Epicteto 55-135 DC)

El médico, también entendió que no era un diagnóstico fácil, cuyo incremento del conocimiento no fue sobre la dolencia, fue sobre como la paciente asumía esa dolencia, como impactaba en su vida y supo darle los elementos que fortalecieran su posición (la de la paciente) frente al problema.

La dicotomía del control de los eventos es un concepto del estoicismo que separa aquellos que podemos modificar de aquellos que son inmodificables y están fuera de nuestro deseo o acción,  (como médicos tenemos cientos de ejemplos de estos últimos)

Modernamente se habla de una tricotomía ya que hay situaciones, en función de nuestro conocimiento, que no están tan absolutamente diferenciadas y pueden tener algún grado de modificación.

“No controlas el resultado, pero si el proceso”  William B Irvine. Profesor de filosofía. Wright  State University (Ohio. EE. UU.) “El arte de la buena vida” Camino a la alegría estoica.

La idea de la libertad, concepto estoico central, nos compete como médicos, sea el ámbito que sea en el que actuemos, en la íntima relación médico paciente donde todo es ajeno a ese momento excepto el conocimiento y la actitud.

La relación médico paciente es quizá el mayor ejemplo del ejercicio de la libertad, donde lo que se habla es secreto y lo que se resuelve se encuentra en el ámbito de las decisiones basadas en el conocimiento y en el convencimiento, al explicar y transferir información, que, para quien escucha, le permita acceder a una forma nueva de pensar el problema que padece.

Sucede a veces, que un paciente se asombra ante las palabras del médico que interpretan lo que le pasa sin casi preguntarle, como en el caso de ver al paciente ingresar al consultorio arrastrando su miembro inferior, sacudiendo su pie para no tropezar, en una lesión del nervio peroneo, que se hace evidente con solo verla. Y hay cientos de ejemplos de este tipo que se relacionan con la experiencia y el conocimiento. Es destacable asumir que este detalle de la experiencia en la patología genera en el paciente un grado alto de confianza y da por supuesto que las posibilidades de su terapia se incrementan notablemente.

Está en el médico poner la justa medida de su información sobre el pronóstico, adaptando sus palabras a lo positivo y restando o minimizando los aspectos negativos, de modo de incrementar la seguridad y la resiliencia del paciente. Otro ejemplo de un comportamiento estoico.

Y esto se relaciona también con la actitud final del médico ante un pronóstico ominoso, donde deberá encontrar las palabras que permitan al menos, algo de esperanza, apelando a lo incierto del futuro de la vida, a las creencias del paciente y en como compartir hasta el último instante con los seres queridos. Ese diálogo, de ese momento médico-paciente, depende de cómo el médico entienda el fenómeno de la vida y de la muerte, y es ahí donde el pensamiento estoico se presenta como una herramienta poderosa para dar la información en el contexto de asumir valientemente el mejor modo de morir.

Finalmente, la mirada de Marco Aurelio sobre la importancia de vivir y honrar la vida: “No es la muerte lo que un hombre debería temer, sino que debería temer nunca comenzar a vivir” Marco Aurelio.

Dr. Ricardo Viotti


El autor: Dr. Ricardo Viotti .Médico UBA desde hace 50 años. Especialista en Medicina Física y Rehabilitación. Ex Director durante 40 años  del IREP, Instituto de Rehabilitación Psicofísica, hospital público de la CABA. Actualmente consultor honorario. Docente Autorizado de la Facultad de Medicina UBA y Director de la Carrera de Especialista en Medicina Física y Rehabilitación UBA. Además es especialista en Salud Pública y dedicado a la neurofisiología clínica y a la filosofía de la medicina.