Equinococosis

¿Pensó en hidatidosis?

Hay más de 1 millón de personas afectadas por equinococosis

Fuente: OMS

Datos y cifras

  • La equinococosis humana es una enfermedad parasitaria provocada por tenias del género Echinococcus.
     
  • Las dos formas más importantes de la enfermedad en el ser humano son la equinococosis quística (hidatidosis) y la equinococosis alveolar.
     
  • Los seres humanos se infectan al ingerir huevos de parásitos presentes en los alimentos, el agua o el suelo contaminados o por contacto directo con animales que actúan como hospedadores.
     
  • El tratamiento de la equinococosis a menudo resulta caro y complicado, y puede que requiera cirugía y/o tratamiento farmacológico prolongado.
     
  • Los programas preventivos se centran en la desparasitación de perros y ovejas. En el caso de la hidatidosis, la profilaxis incluye también el tratamiento vermífugo de los perros, la higiene en los mataderos y la educación del público.
     
  • En cualquier momento dado, hay más de 1 millón de personas afectadas por equinococosis.


La equinococosis humana es una zoonosis (es decir, una enfermedad transmitida al ser humano por los animales) provocada por tenias parásitas del género Echinococcus que se presenta en cuatro formas:

  • equinococosis quística o hidatidosis, que es producto de la infestación por Echinococcus granulosus;
  • equinococosis alveolar, causada por la infestación por E. multilocularis;
  • dos formas de equinococosis neotropical: la poliquística, causada por la infestación por
    E. voge
    li; y
  • la equinococosis uniquística, debida a E. oligarthrus.

Las dos formas más importantes, que tienen trascendencia médica y de salud pública para el ser humano, son la quística y la alveolar.

Transmisión

Varios animales herbívoros y omnívoros son hospedadores intermediarios de Echinococcus que se infectan al ingerir huevos del parásito presentes en alimentos y aguas contaminadas; posteriormente, el parásito evoluciona en las vísceras del animal a las fases larvarias.

Los hospedadores definitivos son animales carnívoros que albergan las tenias maduras en sus intestinos. Estos animales se infestan al consumir vísceras de hospedadores intermediarios que contienen larvas del parásito.

Los humanos actúan accidentalmente como huéspedes intermediarios porque se infestan del mismo modo que los demás huéspedes intermediarios pero no transmiten el parásito a hospedadores definitivos.

Se conocen varios genotipos de E. granulosus que tienen distinta preferencia por los distintos hospedadores intermediarios, y algunos genotipos se consideran especies distintas de E. granulosus. No todos los genotipos infestan al ser humano. El genotipo causante de la gran mayoría de los casos humanos de hidatidosis sigue principalmente un ciclo perro-oveja-perro, aunque también pueden participar en él otros animales domésticos como la cabra, el cerdo, la vaca, el camello o el yak.

El ciclo vital de E. multilocularis, que causa la equinococosis alveolar, suele ser silvestre e incluye zorros y otros carnívoros y pequeños mamíferos (sobre todo, roedores) como hospedadores intermediarios, mientras que los perros y gatos domésticos también pueden ser hospedadores definitivos.

Signos y síntomas

Hidatidosis

Tras la ingestión, E. granulosus produce uno o más quistes hidatídicos localizados a menudo en el hígado y los pulmones, y, con menor frecuencia en los huesos, los riñones, el bazo, los músculos, el sistema nervioso central y los ojos.

El periodo asintomático de incubación puede durar muchos años, hasta que los quistes hidatídicos alcanzan un tamaño que ocasiona signos clínicos. Sin embargo, a cerca de la mitad de los pacientes que toman un tratamiento farmacológico, este se les prescribe en los primeros años posteriores a la infección.

La localización hepática de las hidátides suele causar dolor abdominal, náuseas y vómitos. Cuando son afectados a los pulmones, los signos clínicos son tos crónica, dolor torácico y disnea. Pueden aparecer también otros signos en función de la localización de los quistes hidatídicos y de la presión que ejercen sobre los tejidos circundantes. Algunos signos inespecíficos son anorexia, pérdida de peso y debilidad.

Equinococosis alveolar

La equinococosis alveolar se caracteriza por un periodo de incubación asintomático de 5 a 15 años y el desarrollo lento de una lesión primaria similar a un tumor, usualmente en el hígado. Los signos clínicos son pérdida de peso, dolor abdominal, malestar general y signos de insuficiencia hepática.

Las metástasis larvarias pueden diseminarse tanto a los órganos adyacentes al hígado (por ejemplo, el bazo) como a lugares distantes (como los pulmones o el cerebro) cuando el parásito viaja a través de la circulación sanguínea y linfática. Si no se trata, la equinococosis alveolar es progresiva y letal.

Distribución

La hidatidosis está distribuida por todo el mundo y se encuentra en todos los continentes, excepto la Antártida, mientras que la equinococosis alveolar se limita al hemisferio norte, en particular, a algunas zonas de China, Federación de Rusia y países de la Europa continental y de América del Norte.

En las regiones endémicas, las tasas de incidencia de la hidatidosis en el ser humano pueden ascender a más de 50 por cada 100 000 personas-año, y la prevalencia puede alcanzar el 5%‑10% en algunas zonas de Argentina, Perú, África Oriental, Asia Central y China. En los animales de cría, la prevalencia de la hidatidosis que se observa en los mataderos de zonas hiperendémicas de América del Sur varía entre el 20% y el 95% de los animales sacrificados.

Las prevalencias más altas se encuentran en las zonas rurales, donde se sacrifican animales más viejos. En función de las especies infectadas, la producción ganadera sufre pérdidas atribuibles a la hidatidosis que se derivan de la declaración del hígado como no apto para el consumo, y también pueden entrañar un menor peso en canal, una pérdida del valor de la piel, la disminución de la producción de leche y una reducción de la fertilidad.

Diagnóstico

La ecografía es la técnica de elección para diagnosticar la hidatidosis y la equinococosis alveolar en el ser humano y se suele complementar o validar mediante tomografía computadorizada y/o resonancia magnética.

Los quistes pueden descubrirse casualmente en una radiografía.

Hay distintas pruebas serológicas que detectan anticuerpos específicos y pueden ayudar en el diagnóstico. La detección precoz de la infestación por E. granulosus o E. multilocularis, sobre todo en los lugares con escasos recursos, sigue siendo necesaria para seleccionar entre las distintas opciones de tratamiento clínico.

Tratamiento

El tratamiento de la equinococosis, tanto la forma quística como la alveolar, suele ser caro y complicado y en ocasiones requiere una intervención quirúrgica de envergadura y/o una terapia farmacológica prolongada. Hay cuatro opciones terapéuticas para la hidatidosis:

  • el drenaje percutáneo de los quistes hidatídicos con la técnica denominada PAIR (punción, aspiración, inyección y reaspiración);
  • la intervención quirúrgica;
  • el tratamiento con fármacos antiinfecciosos;
  • y la actitud expectante.

La elección debe basarse principalmente en las imágenes ecográficas del quiste y depende de la fase específica en que se encuentre, de la infraestructura sanitaria y de los recursos humanos disponibles.

En la equinococosis alveolar siguen siendo fundamentales el diagnóstico precoz y la cirugía radical (similar a la que se aplica con los tumores), seguida de una profilaxis antiinfecciosa con albendazol. Si la lesión está limitada, la cirugía radical puede ser curativa, pero, por desgracia, la enfermedad se diagnostica en muchos casos en una etapa avanzada y, si la cirugía paliativa no se complementa con un tratamiento antiinfeccioso completo y eficaz, con frecuencia se producen recaídas.

Carga para la salud y la economía

Tanto la hidatidosis como la equinococosis alveolar causan una morbimortalidad importante. Más de un millón de personas en todo el mundo pueden padecen estas enfermedades en un momento dado, muchas de las cuales presentarán síndromes clínicos graves que, si no se tratan, pueden ser letales. Asimismo, se dan muchos casos de pacientes tratados que pierden calidad de vida.

La mortalidad media tras la intervención quirúrgica para tratar la hidatidosis es del 2,2% y en cerca de un 6,5% de los casos aparecen recidivas que retrasan la recuperación.

El Grupo de Referencia de la OMS sobre Epidemiología de la Carga de Morbilidad de Transmisión Alimentaria calculó en 2015 que la equinococosis causa cada año 19 300 defunciones y la pérdida de 871 000 años de vida ajustados en función de la discapacidad (1).

Se calcula que la suma de los costos anuales del tratamiento de la hidatidosis y las pérdidas para la industria ganadera asciende a US$ 3000 millones.

Vigilancia, prevención y control

Es fundamental contar con datos de vigilancia fiables para determinar la carga de la enfermedad y evaluar los progresos y los buenos resultados de los programas de control. Sin embargo, como ocurre con otras enfermedades desatendidas que afectan principalmente a poblaciones desfavorecidas y a zonas remotas, los datos escasean. Por tanto, será necesario prestar más atención a esta cuestión para aplicar programas de control y medir sus efectos.

Hidatidosis

La vigilancia de la hidatidosis en los animales es difícil porque la infestación es asintomática en el ganado y los perros. Además, las comunidades y los servicios veterinarios locales no reconocen la importancia de la vigilancia ni la priorizan.

La hidatidosis se puede prevenir, ya que los hospedadores intermediarios y definitivos son animales domésticos. Se ha comprobado que la desparasitación periódica de los perros con praziquantel (al menos cuatro veces al año), la mejora de la higiene en los mataderos (que incluye destruir correctamente los despojos infectados) y las campañas de educación pública reducen la transmisión (y la previenen en los países de ingresos elevados), además de aliviar la carga de morbimortalidad humana.

La vacunación del ganado ovino con un antígeno recombinante de E. granulosus (EG95) ofrece perspectivas alentadoras para la prevención y el control. Actualmente, esta vacuna está autorizada y se comercializa en China y la Argentina. En este último país, los ensayos han permitido demostrar las ventajas de vacunar ovejas, mientras que en China la vacuna se administra de forma generalizada.

Un programa que combine la vacunación del ganado ovino, el tratamiento vermífugo de los perros y el sacrificio selectivo de las ovejas más viejas podría llevar a la eliminación de la hidatidosis humana en menos de 10 años.

Equinococosis alveolar

La prevención y el control de la equinococosis alveolar es más compleja, ya que en su ciclo intervienen animales salvajes como hospedadores intermediarios y definitivos. El tratamiento vermífugo periódico de los carnívoros domésticos que pueden estar en contacto roedores salvajes debería ayudar a reducir el riesgo de infestación humana.

En estudios realizados en Europa y Japón, la desparasitación mediante cebos con antihelmínticos de animales salvajes y callejeros que pueden ser hospedadores definitivos ha producido reducciones significativas de la prevalencia de equinococosis alveolar. Por otra parte, se ha comprobado que sacrificar a los zorros y los perros callejeros sin dueño no es eficaz y es discutible que resulte sostenible o rentable.