Aspectos destacados
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Introducción
Con la llegada de las vacunas para mitigar las enfermedades graves y las hospitalizaciones, las autoridades sanitarias han abogado por incluir a niños y adolescentes entre los grupos demográficos que deberían ser elegibles para la vacunación contra el SARS-CoV-2. Citando el riesgo de reinfección, la presencia de niños no vacunados en algunas regiones y el creciente número de casos de síndrome inflamatorio multisistémico infantil (MIS-C), Plotkin y Levy han instado a las autoridades de salud pública a considerar la vacunación infantil obligatoria contra el COVID-19]. De estos factores, la tasa de mortalidad entre los niños infectados con COVID-19 se ha convertido en un punto focal para reforzar los argumentos que abogan por la vacunación de los niños contra el SARS-CoV-2, impulsados por imperativos pragmáticos, inmunológicos, éticos y sociales. Sin embargo, desde el inicio de la pandemia de COVID-19, los datos sobre el impacto de la vacunación pediátrica han seguido siendo limitados, particularmente en lo que respecta a las tasas de mortalidad, las condiciones de salud subyacentes y el estado de vacunación de quienes han sucumbido al virus en América Latina.
Argentina autorizó la vacunación contra la COVID-19 para adolescentes de 12 años y más en agosto de 2021, y luego para niños de tres años y más en octubre de 2021. Los niños de 6 meses a 2 años recibieron un régimen de dos dosis a partir de julio de 2022.
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