La pandemia ha puesto de relieve la labor crucial de los trabajadores sanitarios; sin embargo, uno de cada siete contagiados de COVID-19 es personal de salud y en algunos países la cifra llega a uno de cada tres. La agencia mundial de sanidad urge a proteger a estos trabajadores para que sigan adelante con su tarea.
“Ningún país, hospital o clínica puede mantener a sus pacientes a salvo a menos que primero mantenga a salvo a sus trabajadores sanitarios”, dijo este jueves el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
En una conferencia de prensa con motivo del Día Mundial de la Seguridad del Paciente, el doctor Tedros señaló que uno de cada siete casos de COVID-19 corresponde a un trabajador de salud y que en algunas naciones la enfermedad alcanza a uno de cada tres, por lo que pidió que se les brinden equipos de protección adecuados para evitar que se infecten y contagien a sus pacientes y familiares.
El COVID-19 no sólo incrementa el riesgo de contagio y enfermedad entre los trabajadores sanitarios y sus familias, sino que los expone a “altos niveles de estrés, cansancio extremo, estigma, discriminación e incluso violencia”, apuntó Tedros.
Un riesgo muy alto de contagio
Los datos de muchos países indican que el índice de infección de COVID-19 en el personal de salud es mucho mayor que en la población en general.
Esos empleados representan menos del 3% de la población en la mayoría de los países y menos de 2% en casi todas las naciones de renta baja y media. Sin embargo; cerca del 14% de los casos de COVID-19 reportados a la OMS son de trabajadores de salud, con una proporción que alcanza hasta el 35% en algunos países.
Además, miles de trabajadores sanitarios han muerto a causa del coronavirus.
La OMS aclaró, no obstante las cifras, que la calidad de los datos no permite determinar si los trabajadores de salud infectados se contagiaron en el lugar de trabajo o en su comunidad.
© UNICEF/Samir Karahoda Un bebé recibe una vacuna en Kosovo durante la pandemia de COVID-19.
Responsabilidad moral y legal
La OMS recordó que los gobiernos tienen la responsabilidad legal y moral de garantizar la salud, seguridad y bienestar de su personal sanitario.
Los profesionales de la salud merecen condiciones de trabajo seguras, capacitación, respeto y una remuneración justa, recalcó la agencia.
En este contexto, instó a los gobiernos y actores que operen servicios de salud a nivel local a implementar cinco medidas para mejorar la protección de esos empleados:
- Establecer una conexión entre la seguridad de los trabajadores de salud y las políticas relacionadas con los pacientes .
- Desarrollar e implementar programas nacionales para la salud y seguridad ocupacional del personal sanitario.
- Proteger a los empleados de salud de la violencia en los lugares de trabajo.
- Mejorar la salud mental y el bienestar psicológico de esos trabajadores.
- Salvaguardar al personal de salud de los peligros físicos y biológicos.
La OMS también exhortó a los líderes en la esfera del cuidado de la salud a invertir en el sector durante el próximo año fijándose metas como prevenir las lesiones, reducir el estrés y el agotamiento relacionados con el trabajo, mejorar el uso de equipo de protección personal, promover la tolerancia cero a la violencia contra el personal sanitario, y documentar y evaluar los incidentes graves relacionados con la seguridad de los trabajadores de salud.
Altos niveles de estrés
Al margen de los riesgos físicos, la pandemia somete a niveles muy elevados de estrés al personal médico, con jornadas largas en entornos de trabajo intenso y con el temor constante de enfermarse, además de sufrir estigmatización y, en ocasiones, separación de sus familias.
Antes de la pandemia, esos profesionales ya enfrentaban un riesgo más alto de suicidio en todo el mundo, recalcó la OMS y añadió que un estudio reciente reveló que durante la emergencia global el 25% reportó depresión y ansiedad y que la tercer parte padece insomnio.
La Organización subrayó un “aumento alarmante” en las denuncias de acoso verbal, discriminación y violencia física contra los trabajadores sanitarios en el contexto de la pandemia. Las agresiones incluyen asaltos armados, amenazas, denegación de servicios, desalojos de sus casas, estigma y ataques cibernéticos.