El Ministerio de Salud de la Nación recuerda que la utilización de dióxido de cloro para el tratamiento de COVID-19 u otras enfermedades, no cuenta con estudios que demuestren su eficacia y no posee autorización alguna por parte del Ministerio para su comercialización y uso.
En este sentido, la ingesta de dióxido de cloro puede causar irritación en el esófago y estómago, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea e intoxicaciones severas, entre otras complicaciones que pueden incluir graves trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales.
Por otra parte, en caso de síntomas compatibles con el COVID-19 no debe automedicarse y tiene que comunicarlo al sistema sanitario de su respectiva localidad para su correcta atención.
MENSAJES CLAVE
• La Organización Panamericana de la Salud (OPS) no recomienda utilizar productos a base de dióxido de cloro o clorito de sodio por vía oral o parenteral en pacientes con sospecha o diagnóstico de COVID-19, ni en ningún otro caso, porque no hay evidencia sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos.
• La seguridad de las personas es el objetivo principal que debe acompañar cualquier decisión o intervención en salud.
• La OPS recomienda fortalecer la notificación a la autoridad regulatoria nacional de medicamentos o a la dependencia del Ministerio de Salud responsable de su regulación de cualquier evento adverso ligado al consumo de dichos productos, así como la denuncia de productos que, ya contengan dióxido de cloro, derivados de cloro o cualquier otra sustancia, se presenten con indicación de tratamiento de la COVID-19.
• Las autoridades sanitarias deberán vigilar la promoción de productos con supuestas propiedades terapéuticas para la COVID-19 a través de los medios de comunicación, con el fin de implementar las acciones correspondientes. Información sobre el tema Contexto
• El dióxido de cloro es un gas de color amarillo o amarillo-rojizo utilizado como blanqueador en la fabricación de papel, en plantas públicas de tratamiento de agua y en el proceso de descontaminación de construcciones. Al reaccionar en agua, el dióxido de cloro genera iones clorito. Ambas especies químicas son altamente reactivas, por lo cual cuentan con capacidad de eliminar bacterias y otros microorganismos en medios acuosos (Agency for Toxic Substances and Disease Registry [ATSDR], 2004).
• Este gas se ha utilizado como desinfectante, en bajas concentraciones para la potabilización de agua (OMS: 2008, 2016) y en ensayos clínicos de antisepsia bucal (National Library of Medicine, 2020). • El hipoclorito de sodio es un producto de desinfección para uso en superficies inanimadas, comercializado como lejía o lavandina con diferentes concentraciones —alrededor de 3 a 6%—.
Desde hace varios años, algunos productos que contienen dióxido de cloro o derivados se han promocionado como “terapéuticos” para la cura de diversas afecciones, sin contar con ninguna evidencia científica sobre su eficacia. Frente a la COVID-19, se han promovido en el mercado numerosos productos que contienen dióxido de cloro o derivados, solos o en combinación, que indican falsamente tener propiedades curativas para la COVID-19 e incluso otras dolencias asociadas.
Toxicidad
• El dióxido de cloro y el clorito sódico reaccionan rápidamente en los tejidos humanos y, si se ingieren pueden causar irritación de la boca, el esófago y el estómago, con un cuadro digestivo irritativo severo, con la presencia de náuseas, vómitos y diarreas, además de graves trastornos hematológicos (metahemoglobinemias, hemolisis, etc.), cardiovasculares y renales.
La disminución de la presión arterial puede dar lugar a síntomas graves como complicaciones respiratorias debido a la modificación de la capacidad de la sangre para transportar oxígeno (FDA, 2020; ATSDR, 2004).
Adicionalmente, la inhalación a través de nebulizadores puede generar edema pulmonar, broncoespasmos, neumonitis química y edema de glotis e incluso producir la muerte si se las exposiciones están por encima del valor límite de exposición profesional (OMS y col., 1994; OMS, OIT, 2000). La exposición prolongada puede dar lugar a bronquitis crónica y erosiones dentales. Las concentraciones elevadas pueden ocasionar efectos adversos en distintos órganos (Peck, B. et al., 2011).
• La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos ha recibido informes sobre eventos adversos graves en pacientes que han consumido dióxido de cloro, incluidos: insuficiencia respiratoria, alteraciones en la actividad eléctrica del corazón, hipotensión, insuficiencia hepática, anemia, vómitos y diarrea grave (FDA, 2020).
Eventos recientes en la Región de las Américas
• El 19 de noviembre del 2019, el Ministerio de Salud de Perú emitió una alerta sobre el riesgo grave para la salud asociado al consumo de productos que contienen clorito de sodio o dióxido de cloro (Ministerio de Salud de Perú, 2019).
• El 8 de abril del 2020, la FDA recomendó a los consumidores no comprar ni ingerir ningún producto a base de dióxido de cloro, sobre todo a través de Internet, porque no se dispone de evidencia científica sobre su eficacia niseguridad. En particular, mencionó el producto Mineral Miracle Solution (MMS). Los sitios web identificados promocionaban un producto líquido de clorito de sodio a 28% en agua destilada con instrucciones de mezclarlo con jugo de limón o lima, u otras soluciones ácidas (FDA, 2020). La FDA continúa monitoreando las ofertas en línea de productos similares.
• El 20 de abril, la Red de Centros de Información y Asesoría Toxicológica de Centroamérica (REDCIATOX), en conjunto con otras redes de centros de intoxicación de America Latina, emitió una alerta sobre riesgos para la salud del consumo de dióxido de cloro o clorito de sodio para prevenir o tratar la COVID-19 (REDCIATOX, 2020).
• El 29 de abril, la Red Argentina de Centros de Información de Medicamentos (RACIM, 2020) publicó una alerta sobre la toxicidad de los productos a base de clorito de sodio o dióxido de cloro.
• El 1 de mayo, el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA) de Colombia emitió una alerta sobre la posible promoción y patrocinio en ese país de investigaciones clínicas en seres humanos con dióxido de cloro como tratamiento para la COVID-19, que no cuentan con la autorización necesaria (INVIMA, 2020).
• El 8 de mayo, de forma similar, la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria de Ecuador declaró haber identificado la comercialización de los productos Solución Milagrosa o Mineral Miracle Solution en plataformas de comercio virtual del país (ARCSA, 2020).
• El 12 de mayo, el Centro de Información Toxicológica de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras emitió una opinión técnica sobre soluciones de hipoclorito en el contexto de la pandemia de COVID-19 (CENTOX, 2020).
• El 8 de junio, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (2020) comunicó en una nota los riesgos para la salud de los derivados del cloro.
• El 26 de junio, el Ministerio de Salud del Estado Plurinacional de Bolivia emitió un comunicado para alertar que el producto denominado Solución Mineral Milagrosa, publicitado y comercializado como dióxido de cloro y clorito de sodio, no correspondía a un medicamento y no contaba con registro sanitario (Ministerio de Salud del Estado Plurinacional de Bolivia, 2020).
• En junio de 2020, la Dirección Nacional de Vigilancia Sanitaria de Paraguay detectó igualmente la oferta y promoción del producto no registrado Sustancia Mineral Milagrosa (SMM). A raíz de este hallazgo, se emitió la resolución 278 del 2020 (Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, 2020) sobre prohibición de importación, comercialización y uso del producto, así como sobre la elaboración de preparaciones magistrales a base de clorito de sodio con o sin adición de ácido (clorhídrico, cítrico u otros).
Adicionalmente, se emitió un boletín de alerta a la población. CONCLUSIONES La OPS recomienda que las autoridades sanitarias faciliten la notificación de eventos adversos relacionados con estas sustancias e instrumenten las alertas y medidas regulatorias necesarias, incluidas posibles sanciones, para evitar la recurrencia de eventos similares a los aludidos.
La OPS recomienda a la población no consumir productos que contengan dióxido de cloro o sustancias relacionadas (hipoclorito de sodio, lavandina, etcétera) y denunciar cualquier promoción que se identifique sobre propiedades curativas de estos productos. |
Comunicado de la Sociedad Argentina de Pediatría
Se aalerta a la población con respecto al peligro de la utilización de dióxido de cloro para la prevención y/o tratamiento de la enfermedad por SARS /COV2. La ingestión de este producto no ha demostrado efectos preventivos ni terapéuticos en dicha enfermedad.
Su utilidad se limita al uso como desinfectante ambiental en determinadas diluciones del mismo, pero no debe ser ingerido por el ser humano.
Se han reportado serias complicaciones respiratorias, digestivas, hepáticas, renales y hematológicas ante su ingestión.
Además, el menor peso de los niños en relación a los adultos y la inmadurez de su metabolismo aumenta el riesgo cuanto menor es su edad.
La Sociedad Argentina de Pediatría enfatiza la importancia de la utilización de productos medicinales producidos bajo guías de buenas prácticas de manufactura de medicamentos, y aprobados por las autoridades sanitarias competentes.
Asimismo, repudiamos la utilización inescrupulosa del dióxido de cloro por parte d presuntos profesionales de la salud, que ante la angustia y la incertidumbre en estos momentos de pandemia, recomiendan susta no solamente ineficaces, sino además con reconocidos efectos tóxicos.
Comunicado de la ANMAT (Argentina)
Dióxido de cloro: ANMAT recomienda no consumir medicamentos no autorizados
Los productos que se promocionan con esta composición no están autorizados como medicamentos ni cuentan con estudios que demuestren su eficacia.
Debido a la circulación de información en redes sociales y medios digitales relacionados a la utilización de dióxido de cloro para el tratamiento de COVID-19 u otras enfermedades, se recuerda que el producto mencionado no cuenta con estudios que demuestren su eficacia y no posee autorización alguna por parte de este organismo para su comercialización y uso.
En base al informe de este año del Organización Panamericana de la Salud (OPS), resulta necesario destacar que la ingesta de dióxido de cloro y el clorito de sodio reaccionan rápidamente en los tejidos humanos y si se ingieren, pueden causar irritación en el esófago y estómago, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea e intoxicaciones severas, entre otras complicaciones que pueden incluir graves trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales.
Además, la inhalación puede generar edema pulmonar, broncoespasmos, neumonitis química y edema de glotis, entre otras complicaciones respiratorias como bronquitis crónica y erosiones dentales, así como complicaciones en otros órganos del cuerpo.
En este sentido, en el año 2016 la ANMAT emitió un comunicado sobre el producto “MMS –Milagroso suplemento mineral” , derivado del clorito de sodio (similar a los actualmente comercializados) que se presentaba como un tratamiento alternativo para varias enfermedades.
Por ello, se advierte a la comunidad no consumir productos que contengan dióxido de cloro o sustancias relacionadas (clorito de sodio, hipoclorito de sodio, lavandina) ya que no hay evidencia científica sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos.
Reporte de los CDC en EE.UU.
¿Qué se sabe sobre este tema?
Los desinfectantes para manos a base de alcohol solo deben contener etanol o isopropanol, pero se ha encontrado que algunos productos importados a los Estados Unidos contienen metanol.
¿Qué agrega este informe?
Desde el 1 de mayo hasta el 30 de junio de 2020, se informaron 15 casos de intoxicación por metanol en Arizona y Nuevo México, asociados con la ingestión de desinfectantes para manos a base de alcohol. Cuatro pacientes fallecieron y tres fueron dados de alta con discapacidad visual.
¿Cuáles son las implicaciones para la práctica de la salud pública?
Los productos desinfectantes para manos a base de alcohol nunca deben ingerirse. En pacientes con signos y síntomas compatibles o después de haber ingerido desinfectante para manos, se requiere una evaluación inmediata para detectar intoxicación por metanol. Los departamentos de salud en todos los estados deben coordinarse con los centros de envenenamiento para identificar casos de envenenamiento por metanol.