Una reflexión sobre la realidad de la pandemia

En la COVID19 no actuar con rigorismo científico es comprometedor

Hoy la situación sanitaria es más compleja que cuando Argentina dio inicio a su plan de lucha

Autor/a: Dr. Jorge O. Gorodner

Por Jorge Osvaldo Gorodner

Con el transcurrir de los días estamos aprendiendo cada vez más sobre los múltiples aspectos que presenta esta nueva enfermedad. Sobre la marcha en el frente de lucha, particularmente en áreas de cuidados intermedios y en terapia intensiva, no solo se aplican los protocolos establecidos para asistencia, sino para investigación terapéutica al no contar aún con una droga que reúna todas las condiciones requeridas a tales fines. Y desde el punto de vista diagnóstico, algunas limitaciones que presentan los test de hisopado para detectar anticuerpos. Amén de ello la falta de una vacuna para proteger a la población, implica llevar a cabo una política sanitaria dinámica por las situación trazada a grandes rasgos.

En un artículo que publicáramos en El Litoral (23/3/2020) decíamos que “el habitante que está sometido al riesgo de infectarse por covid-19 debe hacer cuarentena domiciliaria inexcusablemente, a excepción de personal sanitario, de seguridad y otros servicios esenciales. Caso contrario, al no aislarse impide romper la cadena de transmisión que es por el momento la única arma que tiene la comunidad para frenar su expansión con su carga mortal”. Y completábamos dicha premisa con otra insoslayable: “En estas circunstancias es necesario conocer la magnitud real de la infección del coronavirus para detectar y aislar portadores y asintomáticos, llevando a cabo un estudio epidemiológico que establezca la magnitud de la virosis para hacerle frente eficazmente”. Y seguidamente el 19/4/2020 insistíamos con “llevando a cabo un estudio epidemiológico masivo con los test disponibles para establecer la magnitud de la virosis y hacerle frente e ir cumplimentando en tiempo y forma con las premisas de un regreso a la vida normal.

Argentina (Perfil.com 17/7/2020) denunció 114.783 casos, con 2.133 fallecidos y 49.780 recuperados. Y el ministro de Salud de la Nación (El Pais 6/7/2020) dijo “por la búsqueda de insumos descuidamos inicialmente los testeos. Habría que haber empezado antes”; “… pocas veces se vio tal fragilidad científica”.

Es aconsejable tener en cuenta lo señalado por Harvey V. Fineberg, notable experto en salud pública, ex presidente de la Academia Nacional de Medicina y ex rector de la Universidad de Harvard, EE. UU., quién ha sostenido (Infobae, 2/4/2020) que deben seguirse los siguientes seis pasos para el control de la covid-19 sin afectar la economía:

1. Establecer un comando unificado. 2. Poner a disposición millones de tests. 3. Suministrar equipos de protección a los trabajadores de la salud y equipar a los hospitales para un aumento repentino de pacientes graves. 4. Diferenciar a la población en cinco grupos y tratar en consecuencia: primero, necesitamos saber quién está infectado; segundo, quién se supone que está infectado; tercero, quién ha sido expuesto; cuarto, quién no se sabe si ha estado expuesto o infectado; y quinto, quién se ha recuperado de la infección y está adecuadamente inmune. 5. Inspirar y movilizar al público. 6. Aprender en tiempo real mientras se realiza una investigación fundamental.

Los pasos del doctor Fineberg son esclarecedores al señalar que “las decisiones para determinar la respuesta de salud pública y reiniciar la economía deben ser guiadas por la ciencia. Si descubrimos cuántas personas han sido infectadas y ahora son inmunes, podemos determinar que es seguro para ellos regresar a sus trabajos y reanudar sus actividades más normales”.

El virólogo italiano Andrea Crisanti a cargo de la contención de la covid-19 en el Véneto, Italia (La Nación, 17/4/2020) controló el virus porque no siguió las indicaciones de la OMS, considerando que “seguramente las directivas de la OMS al principio fueron totalmente equivocadas: de hecho, indicaban que había que hacerle el test diagnóstico con hisopado solo a personas que estaban mal, con sintomatología respiratoria y que tenían una historia de viajes a China o que habían entrado en contacto con alguna persona enferma”, manifestó. Seguidamente agregó: “Es claro que esto obstaculizó muchísimo la implementación de las medidas de prevención, porque si hubiéramos sabido que estaban los asintomáticos que representaban una franja tan grande de la población infectada, quizás hubiéramos tomado medidas mucho más restrictivas en relación a quien iba y volvía de China”. “Testeamos a todos, parientes de los enfermos y posibles contactos, reconstruyendo la cadena de contagios, los aislamos y no le negamos el hisopo a nadie. Interceptamos muchísimos positivos al principio y esto tuvo un impacto gigantesco”, indicó.

Hoy la situación sanitaria es más compleja que cuando Argentina dio inicio a su plan de lucha. La que fue precoz y satisfactoria en el aislamiento establecido pero insuficiente por la falta de testeos. Ahora habría que disponer una serie de medidas ampliatorias. El testeo domiciliario acotado de los contactos y casuales, implicarán una importante movilización de agentes sanitarios y recursos para dirimir en dos semanas quién debe ser aislado, controlado y de ser necesario tratado antes de proceder a disponer “aflojar” la cuarentena prolongada extendida por necesidad. A ello deberíamos añadir la información que un grupo de más de 200 profesionales de 32 países del mundo han alertado a la OMS que el coronavirus se puede transmitir por el aire atendiendo a suficientes sospechas para creer que el virus permanece en el aire en lugares cerrados y mal ventilados. (La nación.com 6/7/2020).

No obstante lo señalado y a los fines de actuar para movilizar el aparato productivo y de servicios del país, se debería identificar a las personas con inmunidad para empezar a “mover” la producción y no haber tomado una medida generalizada de aislamiento involucrando a todos. En el caso del grupo de negativos o sin inmunidad, hasta que se cuente con la vacuna, se los debe controlar proveyendo recursos para aislamiento personal e individual y comunitario, y bajo estrictas normas de seguridad para que se incorporen a sus tareas habituales. En este caso los controles deben ser periódicos, siguiendo los protocolos sanitarios establecidos a tales fines.

El fallecimiento de más de 2.000 argentinos y aquellos otros recuperados, por ahora unos 50.000, muchos de los cuales quedarán con secuelas de por vida, demandan no reiterar acciones que obligaron a extender la cuarentena como solución, sin un programa que permita ver una razonable normalización de la vida de los habitantes, incluyendo obviamente el aparato productivo del país.


El autor Jorge Osvaldo Gorodner: Doctor en Medicina (UBA); Profesor Honorario en Medicina (UBA); Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Medicina; Miembro de Honor de la Asociación Médica Argentina; Miembro de Honor y Secretario General Permanente de Asociación Médicas Latinoamericana; Director del Doctorado de la UNNE en Medicina.