Ensayan tratamiento preventivo para COVID-19 con Carragenina

Una barrera eléctrica contra el coronavirus

Un equipo de investigación argentino iniciará los ensayos clínicos para evaluar un spray nasal que impediría que el virus ingrese al organismo a través de la nariz, que es la principal vía de infección.

Autor/a: GABRIEL STEKOLSCHIK

Fuente: Una barrera eléctrica contra el coronavirus

Las primeras pruebas se efectuarán con el personal de salud de dos hospitales porteños.

Un spray nasal aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) podría brindar protección contra el SARS-CoV-2, el coronavirus causante de la actual pandemia.

Se trata de un medicamento cuyo principio activo es la carragenina, una molécula obtenida de ciertas algas rojas, que se usa en las industrias alimentaria, farmacéutica y cosmética.

Por tratarse de un compuesto con carga eléctrica negativa, se estima que la carragenina interactúa con las cargas positivas de la superficie de las partículas virales previniendo la penetración de los virus en las células del huésped.

“Numerosos estudios han descripto el potencial antiviral de la carragenina contra distintos tipos de virus respiratorios, como el del resfrío común, el de la influenza y algunos coronavirus. Pero, hasta donde sabemos, todavía nadie probó en seres humanos el efecto de la carragenina sobre el SARS-CoV-2”, revela Osvaldo Uchitel, investigador del CONICET y director científico del proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. “En pocos días iniciaremos los ensayos clínicos con un spray que contiene carragenina para probar su efectividad contra el SARS-CoV-2”, anuncia.

El equipo comandado por Uchitel y por el médico Juan Manuel Figueroa, director clínico del proyecto, pondrá a prueba el potencial de la carragenina en dos centros de salud porteños: el Hospital Británico y el CEMIC. “Estamos en tratativas con centros de salud del conurbano bonaerense para extender el estudio”, anticipan.

El proyecto apunta a administrar el medicamento a tres poblaciones. Una de ellas es el personal de salud que está a cargo de pacientes con COVID-19: “Son personas que están expuestas a un alto riesgo de contagio y queremos ver si podemos protegerlos disminuyendo la tasa de infección que los afecta actualmente”, señala Uchitel, y avisa: “Con el personal sanitario comenzamos el estudio la semana que viene”.

Otra población que ingresará al estudio son los pacientes que se internan con un cuadro leve de la enfermedad: “Deben iniciar el tratamiento dentro de las 48 horas de efectuado el diagnóstico y aplicarse el spray durante unos 20 días. La expectativa es evitar que esos pacientes se agraven y tengan que pasar a terapia intensiva”.

Finalmente, el estudio también se llevaría a cabo en las zonas donde podría surgir algún foco de infección. En ese caso, se administraría el medicamento a los contactos cercanos para disminuir la probabilidad de contagios.

Uchitel destaca el hecho de que “es un tratamiento muy sencillo, es un spray que se aplica cada cuatro a seis horas en cada orificio nasal, por lo que puede hacerlo cualquier persona sin necesidad de asistencia profesional”.

Cuenta la historia que el uso de la carragenina comenzó hace más de 600 años en un pueblo de Irlanda llamado Carrigeen, donde ciertas algas rojas (musgo irlandés o musgo carrageen) se hervían para formar gelatinas que se usaban para la elaboración de postres.

Siglos después, mientras el mundo explota su sofisticado potencial tecnológico para desarrollar antivirales o vacunas que permitan enfrentar la mayor pandemia de la historia, es posible que, paradójicamente, un producto de origen natural pueda ser útil para combatir los estragos que provoca a la humanidad otro producto de la naturaleza.