Introducción
El brote de enfermedad coronavirus 2019 (COVID-19) requiere que los endocrinólogos avancen, aún más, a la primera línea de atención de los pacientes, en colaboración con otros médicos como los de medicina interna y unidades de urgencias. Esto preservará el estado de salud y evitará los resultados adversos relacionados con COVID-19 en personas afectadas por diferentes enfermedades endocrinas.
Las personas con diabetes en particular se encuentran entre las de alto riesgo, que pueden presentar enfermedad grave si contraen el virus, según los datos publicados hasta ahora de investigadores chinos. Pero también, pacientes con otras enfermedades endócrinas como la obesidad y la insuficiencia suprarrenal pueden verse afectadas por COVID-19.
Además, los endocrinólogos, como cualquier otro trabajador de la salud en el marco del actual brote de COVID-19, tendrán que protegerse de esta enfermedad viral, que está demostrando tener una capacidad de difusión y devastación muy alta. Instamos a las autoridades sanitarias a proporcionar una protección adecuada a toda la fuerza de trabajo de los profesionales de la salud y a que testeen constantemente para detectar COVID-19 en el personal expuesto.
Una disminución en el número de profesionales es una amenaza para el sistema de salud y el bienestar de los pacientes.
Síntomas de la infección por COVID-19
Los síntomas generales son relativamente inespecíficos y similares a otras infecciones virales comunes dirigidas al sistema respiratorio, e incluyen fiebre, tos, mialgia y dificultad para respirar. El espectro clínico del virus abarca desde enfermedades leves con signos y síntomas inespecíficos de enfermedad respiratoria aguda, hasta neumonía grave con insuficiencia respiratoria y shock séptico.
Posiblemente, una reacción excesiva del sistema inmunitario que conduce a una agresión autoinmune de los pulmones podría estar involucrada en los casos más graves de síndrome de dificultad respiratoria aguda.
También se han notificado casos de infección asintomática y la investigación en esta materia está actualmente en curso en todo el mundo para esclarecer la prevalencia real de la enfermedad y la verdadera tasa de mortalidad relativa.
Infección por COVID-19 y diabetes mellitus
> Mayor riesgo de morbilidad y mortalidad en pacientes con diabetes con respecto a la infección por COVID-19
Los adultos mayores y aquellos con enfermedades crónicas graves como enfermedades cardíacas, enfermedades pulmonares y diabetes tienen el mayor riesgo de complicaciones de la infección por COVID-19.
La hiperglucemia crónica afecta negativamente la función inmune y aumenta el riesgo de morbilidad y mortalidad debido a cualquier infección y se asocia a complicaciones orgánicas. Este es también el caso de la infección por COVID-19.
Entre los casos de mortalidad en Wuhan, China, las principales comorbilidades asociadas incluyeron hipertensión (53,8%), diabetes (42,3%), cardiopatías previas (19,2%) e infarto cerebral (15,4%).
Además, los nuevos datos relativos a COVID-19 indican que la infección potencia el daño miocárdico e identifica los trastornos cardíacos subyacentes como un nuevo factor de riesgo de complicaciones graves y empeoramiento del pronóstico.
Entre los casos confirmados de COVID-19 en China antes del 11 de febrero de 2020, la mortalidad global notificada es del 2,3%. Estos datos se refieren principalmente a pacientes hospitalizados. Entre las personas sin condiciones médicas subyacentes, la mortalidad notificada en China es del 0,9%.
Faltan datos sobre el número de casos no sintomáticos, ya que en la mayoría de los países no se han realizado pruebas microbiológicas universales. Se presume que la prevalencia de la infección es probablemente alta o muy alta en la comunidad, lo que conduce a una sobreestimación de la prevalencia de la muerte en caso. Sin embargo, la mortalidad aumenta fuertemente con la presencia de enfermedades comorbilidades.
Entre las personas de 60 años y mayores, se ha informado de que la mortalidad es del 14,8% en los >80 años, del 8% para los de entre 70 y 79 años y del 3,6% en el grupo de 60 a 69 años.
En comparación con los pacientes que no son de la UCI, los pacientes en estado crítico son mayores (media de 66 años frente a 51 años) y tienen más comorbilidades anteriores (72% frente a 37%).
> Qué deben hacer las personas con diabetes para prevenir la infección por COVID-19
El distanciamiento social, así como el asilamiento domiciliario de toda la población, se han adoptado ampliamente en muchos países del mundo como medidas, con suerte, eficaces en contraste con la propagación de la infección.
Recomendamos que las personas con diabetes se adhieran estrictamente a estas medidas preventivas y las adopten también dentro de sus hogares para evitar estar en contacto con sus familiares.
Es importante mantener un buen control glucémico, ya que podría ayudar a reducir el riesgo de infección en sí y también puede modular la gravedad de la expresión clínica de la enfermedad.
El contacto con profesionales de atención médica, como los endocrinólogos en el caso de la diabetes tipo 1, e incluyendo también especialistas en medicina interna y médicos generales para pacientes con diabetes tipo 2, puede ser aconsejable.
Sin embargo, no se recomiendan las visitas de rutina para las personas con diabetes, ya que deben evitar las multitudes (salas de espera). Por lo tanto, recomendamos llamadas telefónicas, videollamadas y correos electrónicos como la forma principal de contacto.
Además, se recomienda garantizar un stock adecuado de medicamentos y suministros para el control de la glucosa en sangre durante el período de aislamiento en el hogar.
> Qué deben hacer las personas con diabetes si están infectadas por COVID-19
Las personas con diabetes infectadas con COVID-19 pueden experimentar un deterioro del control glucémico durante la enfermedad, como en cualquier otro episodio infeccioso.
Contacte a su médico en caso de posibles síntomas de infección por COVID-19 con el fin de buscar asesoramiento sobre las medidas para evitar el riesgo de deterioro del control de la diabetes o la posibilidad de ser referido a otro especialista (neumólogo, infectólogo) o al servicio de emergencias del hospital de referencia para evitar las complicaciones sistémicas graves.
COVID-19 y otros trastornos endocrinos y metabólicos
> Obesidad
Existe una falta general de datos sobre el impacto de COVID -19 en personas que sufren de obesidad. Sin embargo, en algunos hospitales de España, los casos de jóvenes que presentan obesidad grave pueden evolucionar hacia la alveolitis destructiva con insuficiencia respiratoria y muerte.
No hay una explicación actual para esta presentación clínica, aunque es bien sabido que la obesidad grave está asociada al síndrome de apnea del sueño, así como a la disfunción del surfactante, que puede contribuir a un escenario peor en el caso de la infección por COVID-19.
Además, el deterioro del control glucémico se asocia con un deterioro de la función ventilatoria y, por lo tanto, puede contribuir a un peor pronóstico en estos pacientes.
Por otra parte, la diabetes tipo 2 y la obesidad pueden coincidir, por lo general en pacientes de una edad >65 años. En resumen, estos pacientes pueden tener un mayor riesgo de deterioro en el caso de infección por COVID-19.
> Malnutrición
En cuanto a los sujetos malnutridos, la infección por COVID-19 se asocia a un alto riesgo de desarrollo de la desnutrición, principalmente relacionado con el aumento de los requerimientos nutricionales y la presencia de un estado inflamatorio agudo grave. Estos pacientes muestran también hiporexia, contribuyendo así a un equilibrio nutricional negativo.
Se recomienda una dieta densa en nutrientes en casos hospitalizados, incluidos suplementos con alto contenido de proteínas (2-3 ingestas al día) que contengan al menos 18 g de proteína por ingesta.
Se recomienda una suplementación adecuada de vitamina D, especialmente en zonas con gran prevalencia conocida de hipovitaminosis D o debido a la disminución de la exposición al sol.
Si no se cumplen los requisitos nutricionales, puede ser necesaria una alimentación enteral complementaria o completa, y en caso de que la alimentación enteral no sea posible debido a intolerancia gastrointestinal, el paciente debe ser puesto en nutrición parenteral. Se espera que el resultado de los pacientes de COVID-19 mejore con el apoyo nutricional.
> Insuficiencia suprarrenal
La insuficiencia suprarrenal es una condición crónica de falta de producción de cortisol. El tratamiento de reemplazo no es fácil para estos pacientes. Según los datos actuales, no hay evidencia de que los pacientes con insuficiencia suprarrenal estén en mayor riesgo de contraer COVID-19.
Sin embargo, se sabe que los pacientes con la enfermedad de Addison (insuficiencia suprarrenal primaria) e hiperplasia suprarrenal congénita tienen un riesgo general ligeramente mayor de contraer infecciones.
La insuficiencia suprarrenal primaria se asocia a una función de inmunidad natural deteriorada con una acción defectuosa de neutrófilos y células natural killer.
Esto puede explicar, en parte, este leve aumento de la tasa de enfermedades infecciosas en estos pacientes, así como un aumento general de la mortalidad. Este último también podría ser contabilizado por un aumento compensatorio insuficiente de la dosis de hidrocortisona en el momento del comienzo de un episodio de infección.
Por todas estas razones, los pacientes con insuficiencia suprarrenal pueden tener un mayor riesgo de complicaciones médicas y, finalmente, con un mayor riesgo de mortalidad en el caso de infección por COVID-19. Hasta el momento, no se han notificado datos sobre los resultados de la infección por COVID-19 en estos pacientes.
En caso de sospecha de COVID-19, se debe establecer una pronta modificación del tratamiento de reemplazo. Esto significa en primera instancia al menos duplicar las dosis habituales de reemplazo de glucocorticoides, para evitar la crisis suprarrenal.
Además, también se recomienda a los pacientes tener suficiente stock en casa de píldoras e inyecciones de esteroides con el fin de mantener el aislamiento social que se requiere en la mayoría de los países para impedir la propagación del brote DE COVID-19.
Medidas a tomar si se sospecha de infección por COVID-19
Si una persona con enfermedades endocrinas y metabólicas tiene fiebre con tos o dificultad para respirar y puede haber estado expuesta a COVID-19, se debe hacer una llamada al médico para recibir asesoramiento. Algunos países han establecido líneas telefónicas para el público.
El personal a cargo de estas líneas telefónicas informará cuál debe ser el siguiente paso en el protocolo de atención médica. Si se recomienda a la persona que vaya al hospital, se recomienda el uso de mascarilla facial o barbijo.
En los países con un brote explosivo, la mayoría de las personas ya han comprado barbijos por iniciativa propia. Las muestras de líquido tomadas de la nariz o la garganta se utilizarán para el diagnóstico microbiológico. Actualmente no existe un tratamiento específico para COVID-19, pero dado que la mayoría de los casos son leves, sólo una cantidad limitada de personas requerirá hospitalización para atención de apoyo.
Sin embargo, en la mayoría de los países en los que se ha declarado y reconocido el brote, en particular en China, las regiones septentrionales de Italia, Irán y España, la situación ha sido muy difícil y la necesidad de hospitalización ha llevado a los sistemas nacionales de salud al límite de sus capacidades.
¿Qué hacer en caso de aislamiento en casa?
Las personas y familias afectadas o sospechosas de verse afectadas por COVID-19 que se queden en casa deben seguir las medidas adecuadas para la prevención y el control de infecciones. La gestión debe centrarse en la prevención de la transmisión a otras personas y el seguimiento del deterioro clínico, lo que puede provocar la hospitalización.
Las personas afectadas deben ser colocadas en una habitación individual bien ventilada, mientras que los miembros del hogar deben permanecer en una habitación diferente o, si eso no es posible, mantener una distancia de al menos un metro de la persona afectada (por ejemplo, dormir en una cama separada) y realizar la higiene de las manos (lavarse las manos con agua y jabón) después de cualquier tipo de contacto con la persona afectada o su entorno inmediato.
Al lavarse las manos, es preferible utilizar toallas de papel desechables para secarlas. Si no están disponibles, se deben usar toallas de tela limpias y reemplazarlas cuando estén mojadas.
Para contener las secreciones respiratorias, se debe proporcionar un barbijo a la persona afectada. Las personas que no pueden tolerar una mascarilla deben usar una higiene respiratoria rigurosa, es decir, la boca y la nariz deben cubrirse con un pañuelo de papel desechable al toser o estornudar.
Los cuidadores también deben usar una mascarilla ajustada que cubra la boca y la nariz cuando esté presente en la misma habitación que la persona afectada.
Conclusiones Decálogo de la Sociedad Europea de Endocrinología para endocrinólogos en la pandemia COVID-19 1. Protéjase adecuadamente y pida test para COVID-19 si está expuesto. 2. Evite las consultas de rutina innecesarias (en persona). 3. Poner en marcha servicios de consulta telefónica/en línea/por correo electrónico. 4. Vigilar de cerca el control glucémico en pacientes con diabetes. 5. Recomendar a las personas con diabetes una estricta adhesión a las medidas preventivas generales. 6. Asesorar a las personas con diabetes sobre medidas específicas relacionadas con el manejo de su enfermedad en caso de infección por COVID-19. 7. Asesorar a las personas con diabetes, especialmente si tienen más de 65 años y son obesas sobre las derivaciones para el tratamiento en caso de sospecha de infección por COVID-19. 8. Evite la malnutrición con medidas dietéticas o adyuvantes si está clínicamente indicado. 9. Vigilar de cerca las condiciones clínicas de los pacientes con insuficiencia suprarrenal. 10. Aumentar el tratamiento de reemplazo si está clínicamente indicado en pacientes con insuficiencia suprarrenal. |