La obesidad, la desnutrición y el cambio climático son tres de las mayores amenazas para la salud. Cualquiera de ellas, por separado, es responsable cada año de millones de muertes y tiene un coste de varios billones de euros. Pero las tres epidemias, además, actúan de forma simultánea, tienen factores sociales comunes e interactúan entre sí a nivel biológico, psicológico y social. Cuando dos o más problemas de salud presentan estas tres características se habla de una sindemia o epidemia sinérgica, como es el caso de la de abuso de sustancias, violencia y sida. La concurrencia sinérgica de obesidad, desnutrición y cambio climático es una sindemia global, como la califica un reciente informe de la revista The Lancet, además de la mayor amenaza para la salud de las personas, el medio ambiente y el planeta en su conjunto.
Este enfoque holístico podría ser una oportunidad para hacer frente de forma más eficaz a un triple problema que, por separado, no acaba de ser controlado. La obesidad, que era el objetivo original del informe de la revista británica, lleva medio siglo creciendo de forma inexorable en todo el mundo. Y su impacto en la salud es brutal, pues es un factor de riesgo de tres de la cuatro principales enfermedades crónicas: las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. Aunque en algunos países desarrollados la obesidad infantil se ha estancado o incluso ha decrecido ligeramente, ningún país ha reducido esta epidemia en el conjunto de la población, según el informe de The Lancet. Las razones por las que no se consigue hacer frente a la obesidad y a la sindemia global tienen que ver con lo que los autores del informe denominan “inercia política”, un término que engloba las políticas inadecuadas, la fuerte oposición de la industria alimentaria a esas políticas y la falta de demanda de acción política por parte del público.
La dieta humana está íntimamente unida a la sostenibilidad del planeta y no cabe otra solución que modificar la actual forma de producir y consumir alimentos
En otro informe de The Lancet, publicado una semana antes, se ponía de relieve que mientras 800 millones de personas comen poco, un número mayor de personas siguen una dieta que favorece las enfermedades crónicas y la mortalidad prematura. Y se alertaba de que la dieta y la producción de alimentos debían cambiar radicalmente, hacia un patrón más saludable y sostenible (reduciendo, entre otras cosas, el consumo global de carne y azúcar a la mitad). Ahora con el enfoque sindémico se propugna un abordaje integral para enfrentarse de forma global, coordinada y a todos los niveles (internacional, nacional, local) a la triple amenaza, pues la dieta humana está íntimamente unida a la sostenibilidad del planeta y no cabe otra solución que modificar la actual forma de producir y consumir alimentos.
Este abordaje holístico de la gran sindemia de obesidad, desnutrición y cambio climático es coherente con otra de las visiones globales en el mundo de la salud: la iniciativa One Health, que pretende aunar bajo el mismo paraguas interdisciplinar la salud humana, la animal y la del medio ambiente. La idea es similar y sus defensores creen que, si se pone en práctica, ayudará a salvar millones de vidas y mejorar la salud del planeta. Poner en práctica estas ideas sinérgicas es complejo, y los autores del informe de The Lancet creen que la solución pasa por evitar que las grandes compañías alimentarias dejen de hacer negocio a expensas de la salud humana y el medio ambiente. El modelo que proponen es un acuerdo internacional basado en el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, que ha ayudado a reducir el tabaquismo en el mundo, tras constatar que las tabaqueras atentaban contra la salud mientras bloqueaba las políticas de salud. Si la propuesta prosperase, la Big Food pasaría a ser considerada en cierta forma como la Big Tobacco.
- Gonzalo Casino es licenciado y doctor en Medicina. Trabaja como investigador y profesor de periodismo científico en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.