El daño en unos minúsculos vasos sanguíneos del cerebro podría ser un factor contribuyente secundario a la enfermedad de Alzheimer, sugiere un nuevo estudio de tamaño reducido.
Las áreas en que hay este daño de los vasos sanguíneos, conocido como hiperintensidades de la materia blanca, se hallan en los cerebros de los pacientes de enfermedad de Alzheimer, y parecen aumentar el riesgo de la afección, informaron los investigadores. Se cree que la acumulación de placas de beta amiloidea en el cerebro es un factor principal en el desarrollo de la afección, que destruye la memoria.
"Si se tiene tanto hiperintensidades en la materia blanca como amiloidea en el cerebro, es más probable que padezca de Alzheimer en un futuro que si solo se tiene una de los dos", señaló el autor principal del estudio Adam Brickman, profesor asistente de neuropsicología del Instituto Taub de Investigación sobre la Enfermedad de Alzheimer y el Envejecimiento del Cerebro de la Universidad de Columbia.
Añadió que la conexión exacta entre ese daño en los vasos y la enfermedad de Alzheimer no está exactamente clara. Aunque el estudio mostró una asociación entre ambas cosas, no probó causalidad.
"Hay varias cosas que suceden en el envejecimiento que pueden influir en los vasos del cerebro, pero también podría haber una interacción con la enfermedad de Alzheimer en sí, en que la enfermedad daña a los vasos o en que el daño de los vasos provoca la enfermedad de Alzheimer", explicó Brickman.
Esos minúsculos vasos también podrían resultar dañados a través de una variedad de afecciones, que incluyen la hipertensión, la hipotensión, el estrés oxidativo, la diabetes o la inflamación, explicó.
La meta de la investigación es algún día dirigirse a esos vasos dañados como forma de ralentizar o prevenir la enfermedad de Alzheimer, aseguró Brickman.
"Quizás no como objetivo principal, pero ciertamente como un objetivo potencial", planteó. "Si sabemos cuáles son los factores de riesgo de la enfermedad de la materia blanca, son objetivos perfectamente razonables para la prevención o para un tratamiento posible".
Limitar el daño de los vasos sanguíneos del cerebro también es importante, enfatizó Brickman. Mantener el peso corporal y los niveles de presión arterial en el rango normal y no fumar pueden hacer mucho por prevenir la enfermedad de Alzheimer, aseguró.
Para el estudio, el equipo de Brickman observó el daño en los vasos sanguíneos de los cerebros de 20 pacientes diagnosticados con enfermedad de Alzheimer y 21 personas sin la afección.
Los investigadores hallaron que las personas con enfermedad de Alzheimer tenían áreas más grandes de daño que las que no habían sido diagnosticadas con Alzheimer.
Además, el daño en los vasos sanguíneos de 59 personas con problemas leves de la memoria que fueron incluidos en el estudio era una señal de que estaban en riesgo de enfermedad de Alzheimer, añadieron los investigadores.
Brickman anotó que esas áreas de daño en los vasos sanguíneos se observan en la mayoría de pacientes de enfermedad de Alzheimer. "Creo que el motivo de que no lo veamos en todos los pacientes es que la tecnología de IRM que usamos podría no ser suficientemente sensible para detectar todos los cambios en la enfermedad de la materia blanca", apuntó.
El informe aparece en la edición en línea del 18 de febrero de la revista JAMA Neurology.
Un experto dijo que el daño de los minúsculos vasos sanguíneos es otro aspecto del desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, pero que complica la comprensión de la enfermedad.
"Este estudio provee evidencia clara de que los pacientes de demencia en el mundo real son más complejos que los que tienen una enfermedad de Alzheimer pura que seleccionamos en los centros de investigación", comentó el Dr. Sam Gandy, director asociado del Centro de Investigación sobre la Enfermedad de Alzheimer Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York.
Las causas de ese daño en los vasos sanguíneos del cerebro no se comprenden bien, pero parece que las hiperintensidades de la materia blanca señalan al daño cerebral relacionado con la demencia, planteó.
Gandy también anotó que esas áreas de daño de los vasos sanguíneos hacen que evaluar la efectividad de los fármacos que se están probando para reducir la placa en los pacientes de Alzheimer sea más difícil.
FUENTES: Adam Brickman, Ph.D., assistant professor, neuropsychology, Taub Institute for Research on Alzheimer's Disease and the Aging Brain, Columbia University, New York City; Sam Gandy, M.D., associate director, Mount Sinai Alzheimer's Disease Research Center, New York City; Feb. 18, 2013, JAMA Neurology, online.