Por Frererik Joelving
NUEVA YORK (Reuters Health) - Los niños con síntomas de déficit atencional suelen tener una adultez más incierta que aquellos que no experimentan problemas en la escuela, según revela el estudio más prolongado hasta ahora sobre el trastorno.
Los resultados publicados en Archives of General Psychiatry muestran cómo algunos de esos niños se convierten en adultos con menos educación formal e ingresos y con más tasas de divorcio y consumo de drogas.
"A muchos les va bien, pero hay una pequeña proporción que tiene muchas dificultades", dijo Rachel Klein, profesor de psiquiatría infantil y adolescente del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York. "Van a la cárcel, los hospitalizan", explicó.
El equipo de Klein siguió a 135 varones blancos, a los que sus maestros habían considerado hiperactivos en la década del 70 y los habían hecho recibir tratamiento médico. Klein explicó que esos niños no tenían conductas agresivas o antisociales, sino lo que hoy se diagnosticaría como un trastorno del déficit de atención con hiperactividad.
Todos pertenecían a familias de clase media promedio y padres "bien intencionados". Cuando estos niños cumplieron 18 años, el equipo organizó un grupo control de varones blancos que habían consultado en su hospital por distintos motivos y que no habían tenido problemas de conducta en la escuela.
Cuando se los entrevistó a los 41 años de edad, el equipo observó que los que habían tenido síntomas de déficit atencional con hiperactividad (TDAH) en la niñez habían abandonado el colegio 2,5 años antes del grupo control. Sólo un 4 por ciento tenía un título universitario, versus el 29 por ciento del grupo control.
Ambos grupos tenían salarios de hasta 1,5 millones de dólares por año. Pero en el grupo control, el salario promedio era de 175.000 dólares, versus 93.000 dólares en el grupo con TDAH.
A más de uno de cada cinco varones hiperactivos se le diagnosticó TDAH tres décadas después, comparado con uno de cada 20 en el grupo control. Y un tercio había estado en la cárcel, un resultado tres veces más alto que en el grupo control.
También eran más propensos a estar divorciados, consumir drogas y estar "etiquetados" como personas con conductas antisociales. Sin embargo, no eran más propensos que el grupo control a tener trastornos del estado de ánimo ni de ansiedad.
El estudio no responde si el TDAH aumenta estos riesgos, pero Klein opinó que sería una ladera resbalosa. "Cuando se ven signos de conducta antisocial, hay que intervenir -dijo-. Hay que tratar a estos niños si tienen problemas".
El Centro de Control y Prevención de las Enfermedades estima que el 3-7 por ciento de los alumnos de Estados Unidos padecen TDAH. Menos de la mitad tendrá complicaciones en el largo plazo; para el resto, el futuro será mejor.
FUENTE: Archives of General Psychiatry, online 15 de octubre del 2012.