Déficits vitamínicos

Analizan los factores asociados con la deficiencia de la vitamina D en madres e hijos

La deficiencia de vitamina D es bastante frecuente entre las madres y los recién nacidos. Los resultados en conjunto indican que el consumo prenatal de la vitamina no es suficiente para evitar el trastorno.

Autor/a: Dres. Merewood A, Mehta S, Bauchner H y Col.

Fuente: Pediatrics 125(4):640-647, Mar 2010

Introducción
El raquitismo era una enfermedad muy frecuente entre los niños; de hecho, en 1898, el 80% de los infantes de menos de 2 años internados en Boston tenían indicios clínicos de la enfermedad. Sin embargo, el trastorno desapareció casi por completo luego de que se identificó su causa y de que se implementara el agregado de vitamina D a la leche. Empero, en los últimos años comenzaron a diagnosticarse nuevamente casos de raquitismo; más aún, numerosos trabajos revelaron que la deficiencia de vitamina D es un trastorno relativamente frecuente en todo el mundo. En 2008, la American Academy of Pediatrics estableció nuevas recomendaciones en este sentido. La deficiencia de la vitamina D también se asocia con otras complicaciones.

El objetivo del presente estudio fue determinar los factores vinculados con este trastorno en las mujeres y sus hijos, nacidos en Boston.

Métodos
La investigación se llevó a cabo en un hospital académico urbano de Boston en el que se producen 2 500 nacimientos por año y que asiste a una población esencialmente negra e hispana, de bajos recursos. Las participantes blancas, negras o hispanas no tenían antecedente de enfermedad paratiroidea, renal o hepática. No se incluyeron mujeres cuyos hijos nacieron prematuros, con alteraciones congénitas o que fueron internados en la sala de cuidados intensivos. Tampoco se incluyeron las pacientes que habían pasado más de la mitad del embarazo fuera del área de Boston, por las posibles diferencias en relación con la exposición al sol.

Las mujeres completaron un cuestionario que permitió conocer las características demográficas, de estilo de vida y de comportamiento; antes de dejar el hospital luego del parto se les tomó una muestra de sangre. Las variables relacionadas con el estado vitamínico incluyeron la estación del año en la que se produjo el parto, la utilización de suplementos vitamínicos antes del nacimiento, el índice de masa corporal (IMC) antes del embarazo, el consumo de leche, los hábitos de vestimenta y otros parámetros asociados con la exposición a la luz solar. El color de la piel se definió según los parámetros propuestos por Fitzpatrick; los análisis se realizaron en función del color de la piel y del grupo étnico.

Se determinaron los niveles séricos de 25-hidroxivitamina D (25[OH]D) por medio de un ensayo competitivo de unión a proteínas que reconoce la 25(OH)D3 y la 25(OH)D2; el método tiene un espectro de referencia de 20 a 100 ng/ml.

Con la finalidad de determinar los factores de riesgo de la deficiencia de vitamina D en las madres y en sus hijos se efectuaron análisis separados. Se aplicó un umbral de menos de 20 ng/ml respecto de 20 ng/ml o más. Se tuvieron en cuenta los posibles factores involucrados en los niños –momento del nacimiento, color de la piel de la madre, concentración materna de la vitamina, factores sociodemográficos, edad gestacional, peso y talla al nacer, sexo, puntaje Apgar y exposición materna a la luz solar, entre otros.

Las variables consideradas en la madre incluyeron las características sociodemográficas, el número de hijos, el tipo de parto, la internación, el reposo en cama, el aumento del peso durante la gestación, el IMC y el color de la piel (claro, intermedio u oscuro). Para cada trimestre del embarazo se tuvo en cuenta el uso prenatal de vitaminas y la exposición al sol (frecuencia y duración del tiempo al aire libre y utilización de protectores solares). También se consideró el consumo de alimentos ricos en vitamina D.

Las diferencias entre las variables evaluadas y la evolución se analizaron con la prueba de χ2; se aplicaron modelos de regresión logística para identificar los factores asociados con la deficiencia de la vitamina D en las madres y en sus hijos.

Resultados
La muestra de análisis abarcó 376 recién nacidos y 433 mujeres. La mediana de la concentración de la 25(OH)D en los lactantes y en las madres fue de 17.2 ng/ml (menos de 5 a 60.8 ng/ml) y de 24.8 ng/ml (menos de 5 a 79.2 ng/ml), respectivamente. Al considerar un umbral de menos de 20 ng/ml en la definición de la deficiencia de la vitamina, la prevalencia fue del 58% en los niños y del 35.8% en las madres. Al aplicar un umbral de menos de 15 ng/ml como marcador de deficiencia grave, las cifras fueron del 38% y del 23.1%, respectivamente.

Las variables asociadas con la deficiencia de vitamina D en los niños fueron la estación del año en la que se produjo el parto y el estado vitamínico de la madre, el color de la piel, el uso de vitaminas antes del parto y los hábitos de vestimenta. La duración de la exposición solar se asoció significativamente con el estado vitamínico en la madre, no así en los niños.

En el modelo de regresión de variables múltiples, los factores de riesgo que se mantuvieron estadísticamente asociados con la deficiencia vitamínica en los niños incluyeron la deficiencia de la vitamina en las madres (odds ratio ajustado [ORa]: 5.28), el nacimiento en invierno (ORa: 3.86), la raza negra (ORa: 3.36) y el IMC de la madre de 35 kg/m2 o más (ORa: 2.78). La utilización prenatal de vitaminas, 5 días o más por semana, durante el segundo y el tercer trimestre de la gestación como mínimo fue un factor protector de la deficiencia de vitamina D en los niños (ORa: 0.30).

Las variables asociadas con la deficiencia de vitamina D en las madres incluyeron la estación del año en el momento del parto, el color de la piel, el reposo en cama durante la gestación, la utilización de vitaminas en el último trimestre del embarazo, el consumo de leche y el tiempo pasado al aire libre. La utilización prenatal de vitaminas y el consumo de productos enriquecidos con esta vitamina, en el primero y segundo trimestre, no se asociaron con el estado vitamínico. En el modelo de variables múltiples, el factor que predijo con mayor intensidad la deficiencia de vitamina D en la madre fue el parto en invierno respecto del producido en verano (ORa: 4.78). La piel oscura (ORa: 2.74) y el nacimiento en otoño (ORa: 2.73) fueron otros de los factores asociados en forma significativa con el estado vitamínico. El uso frecuente de vitaminas en el tercer trimestre, el consumo de leche durante la gestación y la exposición al aire libre al menos durante una hora por día durante el segundo y el tercer trimestre de la gestación fueron factores protectores.

Discusión
Este estudio de población amplio reveló una prevalencia de deficiencia de vitamina D del 58% entre los recién nacidos y del 35.8% en las madres, en tanto que se halló deficiencia grave en el 38% y el 23.1% de los casos, respectivamente. El estado vitamínico de la madre y del niño estuvo fuertemente asociado con el nacimiento en invierno y con el IMC de 35 kg/m2 o mayor.

Si bien la exposición a la luz solar fue un factor protector de deficiencia vitamínica en las madres, el beneficio no se trasladó a los niños, un fenómeno que sugiere que en la transferencia de la vitamina de madres a hijos participan otros factores. La correlación entre el estado vitamínico de la madre y de los niños no fue 1 a 1: el 18% de los hijos de madres con deficiencia de la vitamina no tuvo niveles bajos de ésta, mientras que el 44% de los hijos de mujeres sin deficiencia presentaron baja concentración de vitamina D. Algunos factores, por ejemplo el IMC de más de 35 kg/m2, sólo predijo la deficiencia vitamínica en los niños, no así en las mujeres. Es posible, señalan los expertos, que la obesidad interfiera con el pasaje adecuado de la vitamina de la madre al feto.

La asociación más fuerte fue con la deficiencia materna; por ende, la corrección del trastorno en la madre podría acompañarse de efectos beneficiosos en los niños. La utilización prenatal de vitaminas durante el segundo y el tercer trimestre redujo el riesgo de deficiencia en los niños; en cambio, el uso sólo durante el último trimestre no fue suficiente en este sentido. Los hallazgos son de gran importancia médica y en salud pública, ya que la vitamina D participa en múltiples procesos madurativos.

Conclusiones
Los resultados del presente estudio indicaron que más de la mitad de los niños y que alrededor de un tercio de las madres que dan a luz en Boston presentan deficiencia de vitamina D en el momento del parto. Si bien la utilización prenatal de vitaminas representó un factor de protección para las mujeres y para sus hijos, un porcentaje considerable de ambos continúan con deficiencia vitamínica a pesar del uso prenatal regular de la vitamina. Este hallazgo deberá ser tenido en cuenta en el momento de actualizar las recomendaciones vigentes al respecto, concluyen los expertos.

♦ Artículo redactado por SIIC –Sociedad Iberoamericana de Información Científica