Fabiola Czubaj
Aunque parezca increíble, siete de cada diez personas sufren cada vez más dolor de cabeza por el uso excesivo de los analgésicos con los que, precisamente, buscan alivio día tras día.
Así surge de un programa internacional de seguimiento computarizado de pacientes con cefalea por abuso de medicamentos (CAM), que en la Argentina, donde más de la mitad de los analgésicos son de venta libre, llevan adelante Fleni y la Universidad ISalud.
"Pasan de ser medicamentos supuestamente inocentes a provocar más dolor. Cuando el paciente siente que no controla el dolor, puede llegar a abusar de los fármacos. Y esto ocurre en todos los tipos de dolores de cabeza; que el 30 por ciento de las personas con migrañas tengan una alta tasa de desempleo y una mala calidad de vida demuestra que las cefaleas son también un problema social", dijo el neurólogo Jorge Leston, del Centro Integral del Dolor de Fleni.
El diagnóstico de la cefalea por abuso de medicamento (CAM) es clínico y tiene en cuenta no tanto la intensidad, sino la frecuencia con que aparecen los ataques de dolor. Además, el médico indaga en la cantidad de analgésicos consumidos por lo menos en los últimos tres meses, siempre y cuando se hayan descartado otras causas cerebrales o metabólicas del dolor.
Se dice que una persona la padece cuando sufrió dolor de cabeza 15 días o más al mes y si necesitó tomar una o más pastillas diarias de analgésicos durante 10 o 15 días al mes, según el tipo de medicamento utilizado.
"Un ejercicio sencillo y muy útil para tener en cuenta es llevar un control de los días que tiene cefalea al mes y de la cantidad de días que toma medicación para aliviarla. Lo puede hacer en la agenda, el teléfono celular o en un almanaque en casa. Si hay un aumento de la frecuencia de los dolores y de los analgésicos, debe consultar al médico", aconsejó la neuróloga María Teresa Goicochea, también de Fleni.
Dentro del gran grupo de dolores de cabeza hay dos que son los más frecuentes: la migraña, un síndrome que cambia con los años y en cada paciente, y la cefalea tensional, entre cuyas causas está la tensión muscular por el estrés, la depresión o la ansiedad. Según indicaron ayer los especialistas, el 54% de las personas con migrañas no sabe reconocer adecuadamente el origen de su dolor (ver infografía).
Un círculo vicioso
Con los años, la automedicación cada vez que aparece un dolor de cabeza dispara un círculo vicioso en el circuito del dolor en el cerebro.
"Hay determinadas áreas involucradas en el comportamiento, las emociones, la memoria y la adicción, que alteran su metabolismo tratando de inhibir el ciclo de dolor", explicó Goicochea a LA NACION luego de la presentación de los resultados del programa "Comoestas", de la Comunidad Europea, en el que participan más de 600 pacientes de 6 centros especializados en cefaleas de Alemania, Dinamarca, España, Italia, Chile y nuestro país.
Las zonas cerebrales afectadas son la corteza orbitofrontal, que está relacionada con el comportamiento; el cíngulo anterior, la ínsula, el tálamo, y el lóbulo parietal, principalmente el derecho, que está más asociado con las emociones. (La tristeza, por ejemplo, puede gatillar cefalea.)
"Al suspender el fármaco de que se abusa, todas las áreas recuperan el metabolismo normal, salvo la corteza orbitofrontal -precisó la neuróloga-. Esto tendría que ver con la predisposición al abuso, algo que sería común en las personas con adicciones."
En estos casos, la misma dosis del medicamento tendría cada vez menos efecto. Sólo el 23% de los pacientes argentinos del programa había realizado un tratamiento previo, que incluye la suspensión del fármaco (desintoxicación) y la modificación del estilo de vida; no saltearse comidas; reducir el consumo de cafeína (café y gaseosas), de mateína y hasta de alcohol, chocolate y otros alimentos si generan dolor de cabeza; caminar por lo menos 20 minutos por día, y reducir el estrés, ya sea evitando las situaciones de tensión o mediante actividades como el yoga.
"El frente de batalla en este problema está en los médicos clínicos y los pediatras -dijo Leston-. No sólo hay que educar a los médicos, sino también a los pacientes en el hábito saludable de la consulta."
¿Cuándo hay una conducta adictiva?
Dado que aquí se necesita una receta para comprar opiáceos, barbitúricos y triptanos, los analgésicos de venta libre incluyen los antiinflamatorios no esteroides o AINE (ibuprofeno, paracetamol, etc.), los analgésicos simples (aspirina) y sus combinaciones con la ergotamina, que es un vasoconstrictor.
"La adicción a los analgésicos no existe como tal -aseguró la farmacéutica María Osa, coordinadora de la Especialización en Administración Hospitalaria de la Universidad ISalud-. Lo que provoca adicción son los derivados opiáceos, pero aquí se necesita una receta para comprarlos."
El peligro está en la reincidencia en el mal uso del fármaco, que había agravado inicialmente el dolor de cabeza. "Si el paciente sufre una recaída con las combinaciones de los analgésicos simples y los AINE con la ergotamina, se considera que tiene una conducta adictiva a cierto medicamento. Eso ocurre porque el cambio del metabolismo en ciertas áreas del cerebro bajaría el umbral del dolor."