Ya en las entregas pertinentes de este curso detallamos las características fisiológicas y fisiopatológicas de los ejes femenino y masculino. Ahora realizaremos en tres entregas las principales entidades psicopatológicas de ambos géneros. Esta primera parte recalcaremos algunos puntos sobre la diferenciación sexual y comenzaremos a describir las patologías femeninas. En la segunda terminaremos de describir entidades psiconeuroendócrinas de la mujer y en la tercera abordaremos, de la experta mano de la Dra Daniela Bordalejo, las principales entidades psiconeuroendócrinas del género masculino.
Diferenciación sexual
Repasaremos lo que tantas veces hemos escrito en trabajos y libros, generalmente en colaboración con la Dra Alejandra Vieitez. Y hemos detallado en una entrega de la primera parte de este curso.
Las diferencias morfológicas y funcionales se inician con el establecimiento del género cromosómico, durante la fertilización, seguido por la diferenciación gonadal y, finalmente, la manifestación durante la pubertad del fenotipo masculino o femenino definitivo, resultante de la interacción entre el genoma y el ambiente.
Un oocito fecundado por un par de cromosomas X determinan el sexo femenino. En la formación del blastocisto uno de los dos cromosomas X es inactivado de manera global en todas las células somáticas, por acción del gen XIST/Xist. Esta inactivación, posiblemente, permita igualar la cantidad de material genético funcional presente en ambos géneros.
La combinación cromosómica del par sexual XX o XY dirige el desarrollo a ovarios o testículos respectivamente. En humanos durante los dos primeros meses de gestación ambos géneros se desarrollan idénticamente. En el varón el gen SRY, ubicado en la porción corta del cromosoma Y, es el responsable de la diferenciación testicular mediante una proteína denominada Factor Determinante Testicular (TDF). Posteriormente ocurre el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios influenciados por los andrógenos. Por otra parte, en el género femenino la ausencia del TDF determina la formación de los ovarios y la expresión ulterior de su fenotipo.
En el SNC las secreciones hormonales propias de cada sexo en etapas tempranas del desarrollo embrionario son en gran parte la causa de las diferencias que lo afectan, pudiéndolas situar en tres niveles: diferencias ultraestructurales celulares o sinápticas, diferencias en la organización sináptica o dendrítica, y diferencias en el volumen de grupos definidos de células.
Consignaremos algunas de ellas:
- desde los dos años de edad hay diferencias en el tamaño relativo del cerebro
- la región preóptica del hipotálamo (SDNPOA) tiene el doble de células en hombres, con número intermedio en homosexuales
- el volumen del componente posteromedial del núcleo del lecho de la estría terminalis (BNST-dspm), es dos veces y media mayor en hombres que en mujeres, y también intermedio en transexuales
- el subnúcleo del núcleo supraquiasmático, (productor de vasopresina) es más esférico en hombres y más largo en mujeres
Las principales diferencias cognoscitivas entre hombres y mujeres, al parecer, se manifiestan más en patrones de actividad muy específicos, no demostrándose diferencias significativas en lo que a coeficiente intelectual (CI) se refiere.
Está ya muy dicho que los hombres, en promedio, realizan mejor algunas tareas de tipo espacial como pruebas que requieren imaginar la rotación de un objeto o manipularlo de otra manera. También superan a las mujeres en pruebas de razonamiento matemático y en realizar recorridos siguiendo una ruta determinada.
Las mujeres, en cambio, tienen mayor velocidad perceptual y mayor fluidez verbal, se desempeñan mejor en tareas de cálculo matemáticos, recuerdan mejor los detalles de una ruta determinada y son más veloces en la realización de algunos trabajos manuales de precisión. También sobrepasan a los hombres en la percepción de detalles visuales finos, en la comprensión del significado de la expresión facial, en el reconocimiento de caras y en la identificación de las implicaciones afectivas del tono de voz.
Estas diferencias, se encuentran en todas las culturas estudiadas y son el resultado de exposición a andrógenos durante el desarrollo prenatal, pero también varían con las fluctuaciones estacionales y diurnas de las hormonas sexuales. En la mujer misma se observan diferencias entre la fase folicular con niveles elevados de estrógenos, asociándose con una facilitación de la eficiencia articulatoria y motriz fina y la etapa premenstrual o menstrual, con niveles estrogénicos bajos, en la cual se observa una facilitación de la habilidad espacial.
Copiamos de la entrega de diferencias de género de la parte I de estas entregas la diferenciación del cerebro femenino y masculino resumida de los trabajos de Jorge Forero, eximio psiquiatra y amigo colombiano.
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