Diferencias de genero
Creo necesario aclarar antes de comenzar a comentar sobre la diferenciación entre los géneros en la normalidad y en la patología, hacer una aclaración sobre la distinción entre sexo y género. Estos dos conceptos están muchas veces intercambiados, indiferenciados e incluso usados en forma sinonímica, aunque no sea del todo correcto
El sexo por una parte, involucra una diferencia biológica.
El género por otra, involucra una diferencia cultural.
Así, el diccionario de la Real Academia Española divide los sexos en dos: varón y mujer ó macho y hembra. Las escuelas sociales, en cambio se refieren al género como el conjunto de valores, creencias, estereotipos y roles atribuidos a los seres sexuados. En lingüística se aprecian tres géneros: masculino, femenino y neutro. El término género proveniente del campo de la literatura se aplicó a partir de los años sesenta a la psicología y a la antropología.
El sexo serían los aspectos biológicos, es decir "lo dado", y el género los factores culturales, es decir "lo construido".
Ambos términos se confunden frecuentemente ya que se coincide que al analizar el sexo en sus múltiples vertientes se constata su enraizamiento en lo biológico, aunque enmarcando su desarrollo lo social"
El sexo, la identidad sexual, está determinada biológicamente de forma muy clara (como escribiremos más abajo). Las anomalías en la determinación biológica del sexo, también llamada diferenciación sexual, suelen ocurrir en etapa muy precoz del desarrollo embrionario y dan lugar a patologías llamadas genéricamente "intersexos". Respecto al sexo psicológico, es decir la conciencia ó percepción de pertenecer a un determinado sexo, ocurre a los 2,5-3 años y suele coincidir con el sexo anatómico.
En cuanto a la orientación sexual, se entiende como tal la preferencia sexual que se establece en la adolescencia coincidiendo con la época en que se completa el desarrollo cerebral: preferencia heterosexual (98%) u homosexual (2%).
Aspectos neurobiologicos y antropologicos de la diferenciacion sexual
Las diferencias morfológicas y funcionales que existen entre hombres y mujeres se inician con el establecimiento del género cromosómico, durante la fertilización, seguido por la diferenciación gonadal y, finalmente, la manifestación durante la pubertad del fenotipo masculino o femenino definitivo. Este es un proceso complejo que resulta de la interacción entre el genoma y el ambiente y se lleva a cabo durante el desarrollo de cada individuo y culmina con la expresión del fenotipo, conducta incluida.
Un oocito fecundado por un par de cromosomas X determinan el sexo femenino. En la formación del blastocisto uno de los dos cromosomas X es inactivado de manera global en todas las células somáticas, por acción del gen XIST/Xist. Esta inactivación, posiblemente, permita igualar la cantidad de material genético funcional presente en ambos géneros.
La combinación cromosómica del par sexual XX o XY dirige el desarrollo a ovarios o testículos respectivamente. En humanos durante los dos primeros meses de gestación ambos géneros se desarrollan idénticamente. En el varón el gen SRY, ubicado en la porción corta del cromosoma Y, es el responsable de la diferenciación testicular mediante una proteína denominada Factor Determinante Testicular (TDF). Posteriormente ocurre el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios influenciados por los andrógenos. Por otra parte, en el género femenino, la ausencia del TDF determina la formación de los ovarios y la expresión ulterior de su fenotipo.
Es decir, que en los últimos años se ha identificado el gen llamado SRY en la región 1 del brazo corto del cromosoma Y, que tiene información para la síntesis de un factor determinante del testículo, el TDF. Este factor hace que en la séptima semana de gestación se inicie el proceso de masculinización del embrión humano activando en cascada los genes que causan la transformación de las gónadas embrionarias indiferenciadas en testículos fetales. Una vez que éstos se han formado, comienzan a segregar la hormona testosterona, que dirige el desarrollo del tracto urogenital y los genitales masculinos al transformar las estructuras embrionarias conocidas como conductos de Wolff y las prominencias labioescrotales.
Además, las células de Sertoli de ese testículo embrionario producen la hormona antimulleriana, que destruye las estructuras embrionarias denominadas conductos de Müller a partir de los cuales se generarían órganos femeninos, tales como el útero, la vagina y las trompas de Falopio, si del cromosoma Y no emanaran las instrucciones de retroceso.
Durante bastante tiempo se pensó que el desarrollo femenino no estaba determinado genéticamente, es decir Eva seria solo el NO Adán, Se creía que la diferenciación del cigoto hacia el tipo femenino era la forma espontánea, mientras que el desarrollo masculino vendría a ser como una corrección de éste, debida a las instrucciones escritas en los genes del cromosoma Y, sin embargo, datos recientes han permitido saber que la diferenciación femenina no es una diferenciación por defecto, sino que existe una vía embriogenética para el desarrollo del ovario, paralela a la vía comentada para el desarrollo de los testículos. En 1994 se ha descrito la existencia de una región del cromosoma X ODF, que favorece el desarrollo del ovario e inhibe el desarrollo del testículo. Esta zona contendría los genes de la feminidad, designado como Od o DSS. Una vez formado el ovario en el embrión femenino, éste comienza a sintetizar y segregar estrógenos que dirigen la diferenciación del conducto de Müller y de las prominencias labioescrotales hacia los órganos sexuales femeninos.
Existen por tanto dos vías perfectamente diferenciadas en el desarrollo sexual normal del embrión masculino o femenino. En el Sistema Nervioso Central (SNC) las secreciones hormonales propias de cada sexo en etapas tempranas del desarrollo embrionario son en gran parte la causa de las diferencias que lo afectan, pudiéndolas situar en tres niveles: diferencias ultraestructurales celulares o sinápticas, diferencias en la organización sináptica o dendrítica, y diferencias en el volumen de grupos definidos de células.
Se han descripto núcleos con dimorfismo sexual en el hipotálamo humano.
Los trabajos de Le Vay son los más conocidos y en ellos muestra que existe un conjunto celular NIH3 (tercer núcleo intersticial del hipotálamo) que triplica en los varones el tamaño que presenta en las mujeres; y en los homosexuales, el NIH3 era del mismo tamaño que en las mujeres.
La región preóptica del hipotálamo (SDNPOA) es la estructura cerebral que muestra un dimorfismo genérico más notorio, siendo el tamaño y la cantidad de células en hombres el doble que en mujeres de la misma edad.
A nivel hipotalámico también se encontraron diferencias. El volumen del componente posteromedial del núcleo del lecho de la estría terminalis (BNST-dspm), es dos veces y media mayor en hombres, y el subnúcleo del supraquiasmático, que contiene vasopresina, es más esférico en hombres y más largo en mujeres.
Las mujeres tienen más fibras en cuerpo calloso y en la comisura anterior (33%).
Esto les permite mayor nivel de asociación para utilizar ambos hemisferios al mismo tiempo. Es decir, irónicamente, "pueden mascar chicle mientras cruzan la calle".
El hombre, en cambio, necesita "bajar el volumen del televisor para poder atender el teléfono". Es llamativo que los homosexuales masculinos presentan también mayor comunicación interhemisférica, que el resto de sus congéneres. Tal vez, este hecho se deba a la suplementación estrogénica que se realizan durante toda la vida
A las diferencias a nivel ultraestructural, sinaptogénico y morfológico se les debe adicionar como se mencionará, la influencia del medio ambiente determinando aspectos psicológicos y de comportamiento diferenciales.
Las principales diferencias cognoscitivas entre hombres y mujeres, al parecer, se manifiestan más en patrones de actividad muy específicos, no demostrándose diferencias significativas en lo que a coeficiente intelectual (CI) se refiere.
Los hombres, en promedio, realizan mejor algunas tareas de tipo espacial como pruebas que requieren imaginar la rotación de un objeto o manipularlo de otra manera. También superan a las mujeres en pruebas de razonamiento matemático y en realizar recorridos siguiendo una ruta determinada.
Por su parte, las mujeres tienen mayor velocidad perceptual y mayor fluidez verbal. Se desempeñan mejor en tareas de cálculo matemático, recuerdan mejor los detalles de una ruta determinada y son más veloces en la realización de algunos trabajos manuales de precisión. También presentan mejor significación de la expresión facial y reconocimiento de caras.
Estas diferencias, se encuentran en todas las culturas estudiadas y son el resultado de exposición a andrógenos durante el desarrollo prenatal, pero también varían con las fluctuaciones estacionales y diurnas de las hormonas sexuales. En una misma mujer se observan diferencias entre la fase folicular con niveles elevados de estrógenos, asociándose con una facilitación de la eficiencia articulatoria y motriz fina y la etapa premenstrual o menstrual, con niveles estrogénicos bajos, en la cual se observa una facilitación de la habilidad espacial.
Las mujeres sobrepasan a los hombres en la percepción de detalles visuales finos, en la comprensión del significado de la expresión facial, en el reconocimiento de caras y en la identificación de las implicaciones afectivas del tono de voz. Todas estas dependen, básicamente, de la actividad del hemisferio derecho. Ello no es un motivo suficiente para aducir una diferencia funcional hemisférica, entre los dos géneros, pero las diferencias cognoscitivas sugieren fuertemente que la organización intrahemisférica es diferente en cada género.
Para aclarar más estos conceptos, detallaremos las funciones hemisféricas y sus diferencias. Lo que sigue es tomado, en forma casi textual de un pionero trabajo de Jorge Forero, excelente psiquiatra colombiano y gran amigo.
La principal característica del hemisferio izquierdo, es la actividad lingüística, pues este hemisferio controla el comportamiento lingüístico en sus condiciones sensoromotora y audioverbal. Además, es donde se elabora el lenguaje preposicional, se emiten las palabras, se controla la expresión escrita, la capacidad para el cálculo numérico y razonamiento matemático. Además es el hemisferio dominante del pensamiento abstracto de tipo verbal. El hemisferio izquierdo controla el pensamiento racional y abstracto del sujeto, siendo dominante en las actividades que requieren el uso de estrategias de tipo lógico-deductivo en la resolución de problemas. Es el hemisferio en donde se realiza un tipo de procesamiento preferencialmente analítico, predomina especialmente en tareas de tipo secuencial y serial. Analiza el tiempo y percibe en detalle, codifica las entradas sensoriales en términos de descripciones lingüísticas y carece de capacidad sintetizadora. Prevalece en actividades de memoria verbal y es el responsable del aprendizaje de funciones motoras complejas.
Entre tanto, el hemisferio cerebral derecho interviene en la creatividad literaria, en la entonación melódica del lenguaje, identifica sustantivos y adjetivos aunque no verbos, dispone de poca capacidad para leer y de ninguna para escribir. Es el hemisferio donde se analiza el espacio visual y geométrico, a través del cual reconocemos caras (prosopognosia), es dominante en la percepción de melodías musicales, de ruidos y sonidos no verbales, nos permite conocer objetos a través del tacto (esterognosia). Se lo ha responsabilizado de las funciones artísticas creativas, está especializado en la percepción y expresión de las emociones y controla las actividades motoras gruesas y de la mímica facial.
Diferencias anatómicas del cerebro de la mujer (basado en Jorge Forero)
Como dijimos el cuerpo calloso de las mujeres es comparativamente más grande que el de los hombres y es el canal de información que conecta las áreas corticales de los dos hemisferios. La corteza cerebral es donde tienen asiento las funciones cognitivas superiores. El hemisferio cerebral derecho es más sensible emocionalmente, y a través del rico pool de neuronas interhemisféricas localizadas en el cuerpo calloso, le puede pasar información al hemisferio cerebral izquierdo que es más analítico y donde reside el lenguaje. Parece ser que el cuerpo calloso permite que las emociones sean incorporadas a los procesos de habla y de pensamiento.
La comisura anterior resulta ser más voluminosa, esto podría explicar porque las mujeres parecen ser más conscientes de sus propias emociones y de las de los demás. La masa intermedia que conecta las dos mitades del tálamo, también es más voluminosa en la mujer. Cuando se pide a mujeres que piensen en algo triste generan más actividad en el hemisferio emocional que los hombres. La perdida de neuronas funcionalmente activas de los lóbulos frontales y parietales en las mujeres, puede producir irritabilidad y otros cambios de personalidad. Las mujeres tienden a perder más neuronas del hipocampo y de las áreas parietales que tienen que ver con la memoria y habilidades visoespaciales, de manera que es posible que tengan más dificultad para recordar cosas y para orientarse a medida que envejecen.
Diferencias funcionales en el cerebro femenino
Las mujeres superan a los hombres en algunas tareas de lenguaje, muestran un ritmo más rápido de desarrollo del mismo, tienen menos riesgo de disfasia durante el desarrollo, superan a los hombres en algunas pruebas de empatía, juicio social y cooperación, son mejores en pruebas que implican generación de ideas y más hábiles encajando objetos.
Las niñas tienen una mayor aptitud para los aprendizajes verbales y de tipo lingüístico. El porcentaje de niñas con dificultad en el aprendizaje de la lecto-escritura es menor y aprenden a leer con mayor facilidad. Las mujeres tienen mayor habilidad en tareas de lenguaje comprensivo, expresivo y en creatividad verbal. Las tasas de maduración cerebral son más rápidas en las mujeres, por ello poseen una mayor eficiencia en el lenguaje. Obtienen mejores resultados en las pruebas de fluidez verbal, menor incidencia de dislexia y de retraso en la adquisición del lenguaje.
Cuando se trata de realizar tareas mentales, incluyendo situaciones de peligro, la mujer posee una condición innata que le permite utilizar ambos hemisferios cerebrales simultáneamente configurando un patrón de funcionamiento que hace que pueda involucrar en sus raciocinios una mayor área de pensamiento, lo cual se puede interpretar como amplitud de visión de la vida. Esta ancestral habilidad, venida desde tiempos en los cuales la humanidad pudo ser sedentaria, hizo que la mujer, teniendo en cuenta su condición física, optara por ser básicamente agricultora y recolectora, trabajo que le valió transgeneracionalmente la adquisición y desarrollo de una visión amplia para seleccionar y recoger los frutos maduros con eficiencia. Las mujeres consideran mayor cantidad de variables de análisis a la hora de comparar dos ideas para conocer y determinar sus relaciones. Tienen en cuenta un mayor número de aspectos en la toma de decisiones. Sus procesos de pensamiento siguen en general el patrón de funcionamiento circular lo cual le permite que "enganchen" dentro de sus reflexiones un sinnúmero de variables que hacen que sus juicios sean cuidadosos, prolijos en detalles y garantizan una revisión minuciosa de posibilidades. Esta capacidad es aprovechada para añadir en pleno ejercicio de sus inferencias detalles contenidos en múltiples archivos de memoria de ambos hemisferios cerebrales para nutrir su discurso de pormenores.
La mujer puede acceder un sinnúmero de archivos que contienen información formateada por la experiencia individual, los cuales están distribuidos por toda la corteza cerebral. Esta capacidad le facilita leer con inusitada agilidad el contenido de las carpetas cerebrales contenidas en sus archivos y reclutar una inmensa cantidad de información para la elaboración de las ideas y por ende para la emisión de sus conceptos. La forma como concibe está sujeta por condicionantes biológicos y por la experiencia acumulada.
El entendimiento que le da a sus vivencias está necesariamente dado por el ejercicio de contrastar la experiencia presente con la información guardada en los archivos previamente formateados y su pensamiento expresado con palabras, es el producto de un complejo proceso en el cual intervino toda su corteza cerebral. Sus opiniones y juicios involucran acciones neuronales que comprometen amplias áreas de la corteza. Consulta un mayor número de archivos para tomar una decisión e involucra en ella, todas sus funciones cognoscitivas superiores. Examinadas las circunstancias, la mujer pone en marcha una infinita red de circuitos cerebrales que trasmiten la más diversa información, mediada por el exquisito funcionamiento de la sinapsis neuronal, con su componente de neurotrasmisores, neuroreceptores y mediadores bioquímicos para llegar a los archivos cerebrales contenidos en la corteza cerebral de ambos hemisferios. Allí, consulta la información contenida en las carpetas para producir una respuesta, desde la más simple hasta la más compleja. La agudeza de sus sentencias está precedida de este complejo funcionamiento.
Diferencias anatómicas del cerebro del hombre (siguiendo a Jorge Forero)
El hombre como dijimos posee el núcleo preóptico del hipotálamo 2,5 veces más grande, núcleo que es responsable del comportamiento sexual masculino típico, el cual contiene células sensibles a los andrógenos. El hombre es más propenso a perder neuronas de los lóbulos frontales y temporales en su natural proceso de envejecimiento, estos lóbulos, están comprometidos con el pensamiento y los sentimientos.
Diferencias funcionales del cerebro del hombre (siguiendo a Jorge Forero)
Los hombres resultan ser mejores en cuestiones de razonamiento matemático, especialmente en geometría y lenguaje matemático, así mismo en pruebas que implican distinguir entre figura y fondo, tienen más facilidad para hacer girar objetos mentalmente, son más eficaces en interpretación de mapas y en percepción espacial. Enfocan con mayor facilidad una tarea, detectan mejor una forma concreta inmersa dentro de un patrón complejo y tienen más aciertos en el tiro al blanco. Sus ancestros masculinos, cazadores por excelencia, tuvieron que aprender a enfocar un punto en el espacio para acertar con la lanza, la flecha o la piedra y poder matar al animal obviando el entorno. Permaneció generaciones entrenándose para lograr desarrollar y mantener una visión tubular.
El pensamiento masculino tiende a ser unihemisférico y dependiendo la dominancia, sus procesos de pensamiento estarán marcados por la función del hemisferio dominante. Teniendo en cuenta que el 93% de los hombres son diestros, el hemisferio dominante es el izquierdo a través del cual maneja procesos lógicos, realiza inferencias analíticas y las deducciones siguen el modelo de pensamiento lineal por flujograma, ciñéndose así al clásico patrón de estímulo-respuesta.
La cantidad de archivos consultados, donde se encuentran las carpetas con la información formateada, resulta ser inferior en cantidad y sus respuestas se atienen a la información acumulada en el hemisferio dominante. En términos generales, involucra en sus procesos de pensamiento un menor número de vías cerebrales por las cuales transmite la información recogida. Utiliza los archivos de memoria como referentes para dar una respuesta frente a la experiencia presente. Si la experiencia actual tienen características similares a la ya formateada, emite una respuesta que guarda similitudes con la obtenida para las experiencias previas. El número limitado de archivos consultados, los cuales utiliza como referentes, hace que el hombre sea especialmente predecible, la variedad de respuestas frente a eventos de la misma naturaleza es menor.
Recordar detalles resulta ser para el cerebro masculino un ejercicio dispendioso, sus archivos de memoria, no contienen los detalles menores de los sucesos previamente formateados, lo cual se refleja a la hora de emitir sus ideas y ante esta limitación opta por respuestas más agresivas, dando claras señas del impacto que tiene la influencia hormonal, especialmente a expensas de testosterona.
El hombre, en general, tiene discursos de contenidos más concretos, sus creaciones lingüísticas contienen menos número de palabras y expresan sus ideas de manera más rápida. Busca discursos de resultados prácticos. La particularidad de su pensamiento lógico y ordenado secuencialmente, hace que le cueste más trabajo ampliar su perspectiva. La habilidad para consultar mayor número de archivos por toda la corteza cerebral le está limitada. Fácilmente el hombre se ve atrapado en una sin salida ante la dificultad para valerse de nuevos argumentos que se articulen eficientemente con sus disciplinados procesos de pensamiento.
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