The New England Journal of Medicine

Prueban que el fanatismo en el fútbol aumenta el riesgo cardíaco

En Munich, durante el Mundial 2006, atendieron por infartos y arritmias a casi el triple de personas, mayormente hombres, que en fechas anteriores y posteriores. El pico máximo de estrés agudo fue en el partido Argentina-Alemania.


Por: Sibila Camps

Un partido para el infarto ya no es sólo una definición deportiva: un estudio realizado en Alemania reveló que durante el Mundial de Fútbol 2006, realizado en ese país, los servicios de emergencia de la ciudad de Munich y alrededores atendieron a 2,66 veces más pacientes por infartos y arritmias. El trabajo, que sólo incluye a residentes alemanes, analiza la relación entre riesgo cardiovascular y estrés agudo, un factor difícil de medir.

Varios estudios vinculan el riesgo cardíaco con el estrés crónico, que sufren las personas sometidas en forma persistente a la tensión, por causas laborales, económicas o afectivas. En cuanto a su relación con el estrés agudo hay trabajos referidos a los afectados por terremotos, a las secuelas provocadas por los atentados contra las Torres Gemelas, y a los efectos de la crisis económica argentina (abril de 1999 a diciembre de 2002).

El equipo conducido por Ute Wilbert-Lampen realizó un estudio retrospectivo, publicado en The New England Journal of Medicine. Analizó los 4.279 eventos cardíacos atendidos por los servicios de emergencia del Gran Munich durante el Mundial 2006, y los comparó con los registros de un período de control (el mes anterior y el posterior al campeonato, y del 1° de mayo al 31 de julio de 2003 y 2005).

Durante los siete días en que jugó el equipo alemán, los médicos debieron atender a 2,66 veces más pacientes por infartos y arritmias. El pico máximo se registró el 30 de junio de 2006, día en que la selección germana se enfrentó con la argentina, a la que sólo pudo eliminar por penales. Para los alemanes, el segundo "partido para los infartos" fue el del 4 de julio, que Italia le ganó por 2 a 0. El tercero fue el match contra Polonia, superado 1 a 0 con un agónico gol de Oliver Neuville en el minuto 90.

"Hay una estrecha vinculación entre el universo afectivo, la tensión nerviosa y el dolor torácico. La vasta mayoría de la gente consulta porque siente una molestia en el tórax, y a esto se lo vincula con una situación de estrés", apunta el doctor Enrique Gurfinkel, jefe de Cardiología de la Fundación Favaloro, quien participó en el estudio durante la crisis argentina.
Hay más cifras que lo avalan. Los días en que jugó Alemania, los pacientes por emergencias cardíacas fueron más jóvenes (65,4 años, contra 68,5); y su ritmo cardíaco y su presión eran en promedio más bajos. También aumentó -4,03 veces- el número de pacientes con enfermedad coronaria conocida.

"Las personas que se infartan, suelen tener una patología previa, un grado de aterosclerosis en el que el evento agudo, por distintos mecanismos, produce la ruptura de la placa de ateroma", explica el presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés, Daniel López Rosetti.

Los científicos observaron además la relación entre el detonante emocional -el partido- y el inicio de los síntomas cardíacos. Los días en que jugó Alemania, las sirenas de las ambulancias se hacían más frecuentes unas horas antes del pitazo inicial, recrudecían durante esas dos horas, y seguían con intensidad por unas horas más.

Quienes peor la pasaron, fueron los hombres: si antes, los eventos cardíacos los afectaban en un 56,7%, en los días de partido de los locales, subieron al 71,5%. "Puede explicarse por las diferencias patofisiológicas entre sexos, o por diferencias en el grado de interés en el fútbol, o en la vulnerabilidad a los detonantes emocionales".

"Este es un trabajo prolijo, que muestra que el estrés agudo, cuando uno no lo puede manejar, es tan perjudicial como el estrés crónico. Y demuestra también que hay que tratarlo", indica el doctor Gastón Albina, del Servicio de Electrofisiología y Arritmias del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires. López Rosetti plantea que, para evitar su efecto, el médico tratante puede reforzar la medicación que ya recibe el paciente, o eventualmente prescribir remedios cardiológicos específicos o incluso ansiolíticos. Y restringir el consumo de café, mate, té, comida y tabaco.

Los frutos de la pasión
Oscar Finkelstein

Las pasiones no hacen mal, ¡por favor! En todo caso, lo que sí puede perjudicar
-física, emocionalmente- es su manejo inadecuado. Aunque en algunas circunstancias, incluso, cierta pérdida del control asociada a la pasión es tolerable, y hasta deseable. Probablemente no sea lo más indicado en el ámbito del fútbol, donde a menudo se traduce en violencia. Sin llegar a tanto, ese inevitable proceso ciclotímico que va de la angustia más devastadora al más acabado éxtasis -así suele vivir cada partido el "verdadero" hincha- no es el mejor remedio para la salud. Pero... ¿cómo evitarlo?

Antecedentes

En el Mundial 1998, el número de infartos en Gran Bretaña se incrementó un 25% durante la eliminación de Inglaterra a manos de Argentina (el 2 de julio en Saint Etienne) en octavos de final, tras la serie de penales en la que el arquero Carlos Roa atajó dos. Es un estudio publicado por la prestigiosa revista médica British Medical Journal (BMJ).

Comparado con el mismo día de 1997, 55 personas más debieron ser tratadas ese día por problemas cardíacos, revelaron los investigadores de la Universidad de Birmingham, que recomendaron eliminar la ronda de penales "por razones de salud pública".

Otro estudio, en Holanda, reveló un 50% más de mortalidad en los hombres (14 más respecto de un día normal), en la derrota frente a Francia por la Eurocopa 1996.

Cifras del estudio

43,1
Es el promedio de arritmias e infartos registrados cada día en que jugó la selección alemana.

14,6
Es el promedio diario de eventos cardíacos ocurridos en el período de control, fuera del Mundial.


Palabra de hinchas

"A los hinchas de Racing lo que no nos mata nos fortalece. Conocemos mucho de emociones fuertes, de las buenas y de las malas. El domingo seguramente vamos a vivir una emoción fuerte... Ojalá que sea de las buenas."
Juan Carlos Tedesco (ministro)
Racing Club

"Yo sufro y lloro por Boca hasta cuando ganamos. Imagínese lo que siento cuando pierde Boquita... Me deprimo mucho. Una vez me descompuse en un Boca-River, pero por suerte después Maradona terminó dando un concierto de violín."
Antonio Carrizo (conductor)
Boca juniors

"Creo que los riesgos cardíacos deben aumentar según de qué equipo se es hincha. Sin ir más lejos, hoy no es lo mismo ser de River que de Racing. Igual, varias veces sentí en partidos definitorios un palpitar más intenso."
Ignacio Copani (músico)
River Plate

"En los partidos definitorios sufrís más que en los normales. Es algo irracional. Creo que los hinchas de equipos chicos sufrimos igual que los de los grandes."
Sebastián Wainraich (conductor)

Atlanta"Pienso que a los fanáticos del fútbol el corazón nos late más rápido. Por eso digo que de viejo no voy a mirar más fútbol. Una vez vi a un hombre que se descompuso en la cancha ."
Federico D'Elía (actor)
Estudiantes de La plata

"Todo lo que te apasiona puede producirte un riesgo cardíaco, pero el fútbol también te puede dar alegrías. Me preocupan más los fasos que fumo que ir a la cancha." "Coco Silly (actor)
Huracán

Un verdadero partido para el infarto
No hubo un solo corazón, ni alemán ni argentino, que en esa tarde de Berlín no orillara el infarto. La razón, básicamente, es que ese partido del viernes 30 de junio de 2006 fue infartante. Eran los cuartos de final del Mundial de Alemania y había en juego un boleto a semifinales. Los favoritos eran los dueños de casa. Sin embargo, en ese Olympiastadion repleto, Maxi Rodríguez y Mascherano jugaban como en un potrero de Florencio Varela.

Cómo no imaginar, entonces, a millones de alemanes con sus latidos galopantes al ver como un tal Carlitos Tevez desnudaba las torpezas de Friedrich. Cómo los servicios de emergencia coronaria no iban a estar atentos luego de ese soberbio cabezazo de Ayala para poner a la Argentina 1 a 0...
Pero los cardiólogos alemanes respiraron aliviados al notar que sus potenciales pacientes se estabilizaban: Argentina no se animó a más, Abbondanzieri salió por lesión y Klose saltó más que Sorin para el 1 a 1. ¿Otro calmante local? Messi ya no saldría del banco porque Pekerman eligió otras opciones.

Definición por penales, tensión máxima para alemanes y chances mínimas para argentinos: el arquero Lehman tenía un machete escondido y adivinó los remates de Ayala y Cambiasso. Con el 4 a 2, muchos corazones explotaron en Alemania y muchos otros casi se paralizaron en la Argentina. Aunque de esto último, claro, no hay estudios científicos.
Miguel Bossio