Entrevista del diario La Nación

La medicina al servicio del afecto y la contención

"Buscamos que la madre ocupe su rol de cuidadora principal y de monitor más sofisticado. Sin lugar a dudas los padres son los auditores genuinos de sus hijos", afirma el doctor Miguel Larguía, médico pediatra neonatólogo y jefe de Neonatología del Hospital Materno Infantil Ramón Sardá.

La familia como centro. Hace tiempo que desde ese centro de salud se implementa el programa "Maternidades centradas en la familia". Teniendo como pilar el respeto por la mujer embarazada y el derecho a la vida para ella y su hijo antes y luego de nacer, buscan encontrar un equilibrio entre el proceso de institucionalización médica y la antigua práctica de los partos domiciliarios.

Entre otras cosas, este modelo innovador plantea que las maternidades deben centrar sus servicios en las familias, promoviendo, protegiendo y apoyando la lactancia materna, permitiendo un ingreso irrestricto de los padres a los servicios de Neonatología y programando visitas dirigidas de hermanos y abuelos.

Parto domiciliario. "Yo nací en Ituzaingó, en una especie de chacra. El parto fue en mi casa porque en esa época todavía existía esa práctica. El obstetra de mi madre era mi tío y creo que esa experiencia me condicionó en mi forma de pensar a futuro", afirma el profesional de la salud y quien fuera bachiller del Colegio Nacional Buenos Aires y diploma de honor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

"En la actualidad ya no se concibe el parto domiciliario por un tema de riesgo, pero eso no implica que se tenga que privar a las madres del contacto con sus hijos recién nacidos, un ambiente hogareño, y el estar con sus familias. No estamos haciendo una apología del parto domiciliario, sino que estamos planteando que las familias sean protagonistas. Los verdaderos dueños de las maternidades no son ni los médicos ni los profesionales, sino las madres y los recién nacidos", expresa.

Premios. Larguía fue recientemente nombrado miembro de número de la Academia Nacional de Medicina y emprendedor social de Ashoka (institución de la que recibió financiamiento y capacitación continua). También trabaja con el mismo programa, junto con la Fundación Bemberg y la Fundación Aguas Argentinas. Fue Premio Konex 2003 en Ciencia y Tecnología y recibió el Premio Servidores Públicos Sobresalientes 2005.

Convencido de que los centros médicos aún están pensados para los enfermos y no para las madres, hace años que promueve una concepción ética y filosófica de la medicina. "Un recién nacido a quien más necesita es a su madre, después a las enfermeras y por último a los médicos", agrega.

Vínculo madre-hijo. Su programa plantea que es fundamental que dejen de existir las áreas de secuestro de los bebés y los horarios de visita, y que es prioritario abogar por el vínculo madre-hijo, la interacción continua y las visitas irrestrictas.

"La implementación del programa en la Maternidad Sardá ha sido progresiva, y se hizo en base al aporte de una gran cantidad de personas y voluntades", sentencia con la humildad que lo caracteriza. Padre de cuatro hijos y abuelo de siete nietos, a sus 65 años siente que todavía tiene mucho para dar y espera llegar a los 95 como su padre.

Maternidad Sardá. Tuvo 7030 partos durante 2004 y se espera que este año la cifra llegue a los 7200. Allí concurren, en su mayoría, embarazadas de riesgo y de bajos recursos. No importa cuanto tiempo el recién nacido tenga que permanecer internado. La madre siempre permanece a su lado. Es importante resaltar que, en 1994, la Maternidad fue el primer hospital público acreditado por Unicef como Hospital Amigo de la Madre y el Niño.

Salas únicas. El programa plantea la necesidad de tener salas únicas para el trabajo de parto, parto y recuperación (TPR) con participación de familiar y acompañamiento. Estas salas no renuncian a ninguno de los progresos médico–tecnológicos apropiados para garantizar el bienestar materno. El sistema tiene la ventaja de que se pueden atender partos de bajo y alto riesgo, permite efectuar monitoreos y anestesias regionales y facilita el trabajo del medico obstetra y de la obstétrica con un mejor acceso y control a la mujer embarazada.

Allí la ambientación hogareña no es atemorizante, se admite el ingreso de familiares según la oportunidad y el criterio del médico obstetra.

Comunidades para madres. "También contamos con las comunidades para madres (residencias) donde además de tener la posibilidad de estar en contacto permanente con sus hijos que necesitan quedarse internados por algún motivo, pueden compartir experiencias comunes", concluye este líder comunitario que encontró en su vida la misión de adaptar la medicina a las necesidades humanas de afecto y contención.

Por Micaela Urdinez  

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