La carencia nutricional es la causa más frecuente de anemia por deficiencia de hierro, su prevalencia se estima en alrededor del 15%. En los países en desarrollo, la ingesta inadecuada de hierro es la causa más importante. El hierro por vía oral es el tratamiento de elección, debido a que es muy efectivo, seguro y de bajo costo. Entre los compuestos de hierro se encuentran las sales que contienen este metal en su forma ferrosa. Luego de su absorción es transformado a la forma férrica para que pueda unirse a la transferrina y a la ferritina.
Una parte del hierro contenido en el sulfato ferroso forma sales insolubles con fitatos, tanatos y fosfatos presentes en los alimentos, por lo que no se absorben y son eliminados en las heces. Otro compuesto oral, el complejo polimaltosado férrico (CPF), con moderada estabilidad, consiste en núcleos de hierro férrico envueltos por moléculas no covalentes de polimaltosa. Se demostró que no existen diferencias en la absorción del hierro contenido en el CPF y el presente en el sulfato ferroso (SF), sin embargo el riesgo de intoxicación accidental se observó menos frecuentemente con el CPF. En este estudio se comparó la eficacia y seguridad entre el SF y el CPF, en el tratamiento de la anemia ferropénica en niños.
Material y métodos
Se incluyeron 30 lactantes con anemia ferropénica. Se realizó historia clínica, biometría hemática, se midió la concentración de hierro sérico y de ferritina, la capacidad de fijación del hierro y la saturación de transferrina. Quince pacientes recibieron de manera aleatoria SF en gotas, en una dosis de 3 mg/kg de peso, 3 veces al día entre los alimentos; otros 15 pacientes recibieron CPF en la misma dosis, de la misma manera. Los criterios de eficacia (hemoglobina, hematócrito, concentración media de hemoglobina y reticulocitos) se evaluaron inicialmente y luego de 10, 30 y 60 días de tratamiento.
Resultados
Los grupos fueron comparables al considerar las variables antropométricas, los valores iniciales de laboratorio y los valores basales de hemoglobina, hematócrito y concentración media de hemoglobina. Luego de la primera semana, el nivel de reticulocitos se incrementó significativamente; de manera más rápida en el grupo con SF (1.14 vs. 2.20; p = 0.0001), y disminuyó más rápidamente que en el grupo con CPF durante el primer mes. La mejoría en las variables principales después de 30 y 60 días fue similar en los dos grupos.
En el grupo CPF se observó un incremento de los valores de hemoglobina de 8.6 g/dl a 12.1 g/dl (p = 0.0001), después de 60 días de tratamiento. Un resultado similar se observó en el grupo con SF. En todos los otros criterios hematológicos de anemia se observó una diferencia estadísticamente significativa al comparar los valores iniciales y finales. Cuando se compararon los dos grupos en sus valores de inicio y final, no hubo diferencia significativa en ninguno de los índices hematimétricos. No se observaron efectos adversos en ninguno de los grupos.
Discusión
El incremento significativo de la hemoglobina, el hematócrito y la concentración media de hemoglobina, así como la disminución en la cuenta de reticulocitos muestra que la eficacia de ambos tratamientos (SF y CPF) es similar. Aunque en este estudio no se informaron efectos adversos, otros han comunicado que el SF se asoció con manifestaciones gastrointestinales como náuseas, dolor abdominal, diarrea y constipación, hasta en el 52% de los pacientes tratados.
Con frecuencia se recomienda la ingesta de estos fármacos con los alimentos para mejorar la tolerancia, pero esto disminuye su absorción. Contrariamente a lo que ocurre con el SF, la ingestión de los CPF con los alimentos no modifica su absorción ni produce tinción de los dientes, como es frecuente observar con el SF.
Un informe presentado en EE.UU. en 1997 comunicó que entre 1986 y 1996 hubo 100 000 informes de intoxicación por hierro en menores de 6 años, por excesiva ingesta accidental de tabletas que contenían hierro.
En animales, la toxicidad aguda del SF es aproximadamente 10 veces mayor que la del CPF. El CPF se absorbe en el intestino mediante un transporte activo autolimitado por intercambio competitivo de ligandinas, lo que limita su absorción cuando existe sobredosis y disminuye el riesgo de intoxicación accidental. Por el contrario, el SF se absorbe por difusión pasiva, por lo que una vez que el hierro libre traspasa la barrera intestinal, ingresa en la circulación.
También se ha propuesto que el SF puede aumentar la producción de radicales libres durante la conversión de hierro trivalente a bivalente, lo que puede incrementar la aparición de efectos adversos. Se requiere confirmar si estos efectos tienen algún significado clínico.
Conclusiones
Se demostró que el CPF es igualmente eficaz que el SF en el tratamiento de la anemia ferropénica. Ambos medicamentos fueron bien tolerados por los lactantes. El perfil de seguridad del CPF lo constituye en el tratamiento de elección en la anemia ferropénica.
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