Del uso a la adicción

Introducción a las Adicciones

La patología adictiva trasciende el marco de su incumbencia toxicológica, lo que hace importante su abordaje multidisciplinario.

Autor/a: Dres. Viviana Cristante y Juan Del Sel

Indice
1. Problemática Actual
2. Adicciones: Abordaje Técnico
3. Una mirada conceptual al Adicto

El concepto de "enfermedad" para referirse a la adicción a las drogas y al alcohol ha evolucionado a lo largo de los últimos 200 años en el contexto de ideas cambiantes que se han producido en la medicina clínica, la salud pública y la psiquiatría.

 Durante los últimos 30 años, el enfoque individualizado de la medicina alopática y el énfasis de base poblacional de la tradición de la salud pública han actuado conjuntamente en la detección e intervención de los múltiples factores de riesgo. Los límites de lo que constituye una enfermedad se han ampliado para incluir el riesgo asociado a los antecedentes familiares, la edad, el estilo de vida y el entorno. Y se ampliarán todavía más con la investigación sobre el genoma humano. Las adicciones entran claramente en esta definición de enfermedad.

 Si bien las adicciones son enfermedades crónicas, existe una tendencia por parte de la mayoría de los médicos y el público en general a percibirlas como procesos agudos. En este contexto, el método de desintoxicación tipo asistencia aguda se ha considerado como un tratamiento adecuado. Cuando el paciente recidiva, como la mayoría lo hace tarde o temprano, el tratamiento se considera un fracaso.
Sin embargo, contrariamente a las creencias habituales, la adicción no termina cuando la droga se elimina del cuerpo (desintoxicación), o cuando desaparece el proceso postconsumo agudo de la droga (abstinencia). Por el contrario, el proceso adictivo subyacente persiste, y esto produce una tendencia a recidivar con un nuevo consumo activo de la droga. Las dificultades asociadas de tipo médico, social y ocupacional que habitualmente aparecen durante el curso de la adicción no desaparecen cuando el paciente ha sido desintoxicado. Los cambios orgánicos y las dificultades personales y sociales asociadas conducen al antiguo adicto a un mayor riesgo de recidiva.

 Una razón por la que no se siente simpatía hacia el adicto es que la adicción se percibe como algo voluntario. Sin embargo, existen numerosos componentes involuntarios en el proceso adictivo, incluso en los estadios precoces. Aunque la elección de probar una droga por primera vez es voluntaria, que la droga se consuma puede verse influida por factores externos como la presión de los compañeros, el precio y la disponibilidad.

 Los individuos en quienes las respuestas psicológicas iniciales a la droga son extremadamente agradables pueden tener más probabilidades de repetir el consumo, y algunos de ellos desarrollarán adicción. En algún punto, después de una repetición continuada del consumo voluntario de una droga, el usuario de la droga pierde la capacidad voluntaria de controlar su consumo. En ese punto, el mal usuario de la droga se convierte en un drogadicto y aparece un aspecto compulsivo, a veces abrumadamente involuntario hacia la continuación del uso de la droga y a la recaída después de un período de abstinencia.

 El tratamiento satisfactorio conduce a una mejoría sustancial en tres áreas: reducción del consumo de alcohol y otras drogas; aumento de la salud personal y las funciones sociales; disminución de los riesgos de la salud y seguridad públicas. Estas determinaciones nos permiten valorar la adicción, no como una enfermedad todo o nada, sino en grados de gravedad en relación con todas las áreas relevantes para un tratamiento satisfactorio.

 Los estudios sobre respuesta al tratamiento han demostrado uniformemente que los pacientes que cumplen con la pauta recomendada de educación, asesoramiento y medicación que caracteriza a la mayoría de las formas contemporáneas de tratamiento, tienen evoluciones típicamente favorables y beneficios postratamiento de duración más prolongada. Así pues, es desalentador para muchos terapeutas que tantos pacientes drogadependientes no cumplan con el curso recomendado de tratamiento y posteriormente recaigan en el consumo. Factores como un nivel socioeconómico bajo, procesos psiquiátricos coexistentes y falta de apoyo familiar o social para el mantenimiento de la abstinencia se encuentran entre las variables más importantes asociadas a la falta de cumplimiento del tratamiento y, finalmente, a recaídas después del tratamiento. Por lo tanto, como los cambios persistentes producidos por la adicción siguen presentes, requieren un tratamiento de mantenimiento sostenido, ya sea psicosocial, farmacológico o una combinación de ambos.

 La drogadependencia constituye un grave problema sanitario. Además de los inmensos costos sanitarios directos (psiquiátricos y físicos), se deben tener en cuenta los costos masivos en términos de delitos, pérdida de ganancias y productividad y daño social. Las drogas más preocupantes son los opiáceos, los estimulantes (anfetaminas o cocaína) y el alcohol, aunque la adicción a la nicotina (tabaquismo) también es un problema sanitario importante.

 Debido a que adicción es un término impreciso y potencialmente peyorativo, la OMS recomendó en 1969 reemplazarlo por el de drogadependencia. La dependencia es una variable continua; para cualquier persona, su grado viene determinado por un rango de factores como la cantidad y frecuencia de la droga consumida, desarrollo de tolerancia y abstinencia, incapacidad de abstinencia y el grado de daño físico, personal y social. Así, el espectro de la dependencia oscila desde la simple dependencia física a la desintegración completa del funcionamiento personal y social.

 La dependencia física se debe a alteraciones de la función cerebral que originan experiencias de deprivación. La dependencia psicológica describe la búsqueda y consumo persistentes de droga en ausencia de deprivación. Ambas pueden ocurrir independientemente y contribuyen en grados diferentes a la dependencia a las diversas drogas.

 La deprivación se manifiesta por signos y síntomas que aparecen cuando se suspende una droga o cuando se administra un antagonista. Debido a que la deprivación es casi invariablemente desagradable, constituye un motivo frecuente para consumir nuevamente la droga.

 La tolerancia se trata de un estado en el que las acciones de las drogas disminuyen ante la administración repetida. La tolerancia significa que el adicto precisa más droga en cada dosis. Tal incremento en el costo precipita acciones delictivas. La tolerancia a menudo aparece a diferente velocidad para las distintas acciones de la droga.

 La sensibilización, es decir, el incremento en algunas acciones de la droga ante su consumo repetido, es la situación opuesta a la tolerancia y tiende a observarse con las acciones estimuladoras de la droga. La sensibilización frente a los cambios excitatorios que se ven en la deprivación también ocurre. La sensibilización puede consistir también en el proceso de reinstalación en el cual conforme progresa una "carrera" en la adicción, las recidivas se intensifican mucho más rápidamente hasta llegar a un estado de descompensación.