Según ONUSIDA

El 2024 es decisivo para que el sida deje de ser una amenaza

Llamaron a los líderes políticos a tomar medidas para su control. Si bien se registraron avances, la agencia dependiente de la ONU señala que se necesitan más esfuerzos.

Fuente: AFP / ONUSIDA

 

ONUSIDA, la agencia sanitaria de la ONU dedicada al abordaje de la enfermedad, señaló que las medidas que tomen los líderes políticos este año serán decisivas para alcanzar el objetivo de acabar con el sida como amenaza para la salud pública en 2030.

Según reprodujo la agencia AFP, las cifras de 2023 muestran una caída global en el número de nuevas infecciones, una mejora en el tratamiento de pacientes y un descenso en la mortalidad, pero ONUSIDA recordó que la pandemia ya produjo la muerte de más de 42 millones de personas y que el progreso continúa siendo frágil.

En 2023, un poco menos de 40 millones de personas vivían con VIH, reveló el informe anual de la organización. El año pasado se registraron alrededor de 1,3 millones de nuevas infecciones, 100.000 menos que en 2022, lo cual supone además un descenso significativo respecto al máximo de 3,3 millones alcanzado en 1995. Con todo, desde ONUSIDA resaltan que no es suficiente, porque el objetivo de no más de 330.000 infecciones en 2025 parece inalcanzable.

Del informe se desprende que el sida también mató menos: 630.000 muertes en 2023 frente a 670.000 el año anterior. Esa cifra es 69% menos que en 2004, el peor año de esta enfermedad.

Por otra parte, mostró que el acceso a una terapia antirretroviral es el principal reto. Para fines de diciembre de 2024, 30,7 millones de personas habían accedido a una de esas terapias, frente a solo 7,7 millones en 2010, pero la cifra continúa lejos de la meta para 2025, de 34 millones de personas. Además, cerca de un cuarto de las personas que viven con VIH no tienen acceso al tratamiento.

África oriental y meridional permanecen como las regiones más afectadas, con 20,8 millones de personas que viven con el VIH, 450.000 infectadas el año pasado y 260.000 muertes.

Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, destacó que "el mundo no está en buen camino" para lograr el objetivo de 2030, y que "no se hace lo suficiente para eliminar las desigualdades que permiten a la pandemia del VIH". Y recordó que “una persona muere cada minuto por enfermedades ligadas al VIH".

La estigmatización y la discriminación, a veces la criminalización, de la que son víctimas ciertos grupos de personas, se traduce en tasas de transmisión mucho más elevadas porque no pueden obtener la ayuda y atención que necesitan sin enfrentar peligro.

Las cifras son elocuentes: la prevalencia mundial del VIH entre adultos de 15 a 49 años es de 0,8%. Pero la prevalencia es de 2,3% entre mujeres jóvenes y niñas de 15 a 24 años en África oriental y meridional, y de 7,7% entre homosexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres.

Asimismo, alcanza 3% entre trabajadores y trabajadoras del sexo, 5% entre usuarios de drogas inyectables, 9,2% entre personas transgénero y 1,3% entre personas encarceladas.

Byanyima denunció en una entrevista con AFP "un esfuerzo bien coordinado y bien financiado" contra los derechos LGBTI+, los derechos reproductivos y la igualdad de género por parte de países y grupos socialmente conservadores.

Y mientras en algunos países de África Subsahariana las nuevas infecciones cayeron más de la mitad y las muertes bajaron hasta 60% desde 2010, "también tenemos regiones como Europa Oriental, Asia Central y América Latina donde las nuevas infecciones avanzan en la dirección equivocada, aumentando", subrayó.

En el año 2023, en América Latina, se registraron 120.000 nuevas infecciones (contra 110.000 en 2022) y 2,3 millones de personas vivían con el VIH. Unas 30.000 personas murieron a causa del sida.

En Europa Oriental y Asia Central, solo la mitad de las personas infectadas por el VIH son atendidas, y solamente 49% en el norte de África y Oriente Medio.