A sus 80 años

Falleció Françoise Hardy, ícono de la canción francesa

La artista había sido diagnosticada por primera vez con cáncer en 2004. En 2021 había solicitado que la ayudaran a morir tras no poder valerse por sí misma.

Fuente: AFP / IntraMed

Françoise Hardy, ícono de la canción francesa, falleció a los 80 años, según anunció su hijo Thomas Dutronc en la noche del 11 de junio por sus redes sociales.  La artista había sido diagnosticada con un primer cáncer en 2004 y durante sus últimos años, en absoluta agonía, había luchado para que la ayudaran a morir.

 Conocida por éxitos como "Tous les garçons et les filles" (que popularizó cuando tan solo tenía 18 años en 1962), Hardy fue la única representante de Francia en la clasificación de la revista estadounidense Rolling Stone de los 200 mejores cantantes de todos los tiempos en 2023. De hecho, fue un icono de los años 1960 sin quererlo, ya que según relata la agencia AFP, hizo de la discreción su escudo y de la melancolía su estilo musical.

Nacida en 1944 en un barrio popular de París, hija de una madre soltera, obtuvo su primera guitarra a los 16 años y cursó sus estudios en un pequeño conservatorio de música. En 1964 interpretó "Mon amie la rose", otro gran éxito que IntraMed tomó para dedicarle un artículo que reflejó sus últimos años de agonía.

Françoise Hardy fue también un ícono de la moda, por su estilo misterioso y su físico esbelto. Su flequillo y cabellera larga fueron marcas registradas y supo llevar a la perfección los futuristas vestidos metálicos del costurero Paco Rabanne. Supo ser modelo de revistas como Paris Match y el famoso fotógrafo estadounidense William Klein la inmortalizó en blanco y negro. "Cantar no era algo natural para mí", reconoció años más tarde Hardy, de extrema timidez. Incluso, caracterizada por su melancolía y por ponerle palabras a lo que se silenciaba, llegó a decir: “Si hubiera medido 1,20 metros y hubiera pesado 100 kilos, ciertamente no hubiera seguido la misma carrera”.
 


Su gran amor fue Jacques Dutronc, otra de las estrellas de esa generación rebelde, con quien tuvo a su hijo Thomas, también cantante. La infidelidad de Dutronc con la actriz Romy Schneider la llevó a escribir otro gran éxito, "Message personnel" en 1973.

Había puesto fin a su carrera en 1988, pero la retomó en 2000 gracias a artistas de su generación. Pero para 2004 le detectaron un primer cáncer del cual se recuperó, pero tuvo múltiples recaídas durante los siguientes años. Por ello, no fueron casuales las declaraciones que había hecho a la agencia AFP:“La muerte solo afecta al cuerpo. Al morir, el cuerpo libera el alma. Pero de todas formas la muerte del cuerpo es una prueba considerable, y le tengo miedo, como todo el mundo", confesaba a la AFP en 2018.

Su deseo de no prolongar la agonía

A principios de 2021, Hardy había brindado una entrevista a la revista Femme Actuelle en la que reveló el padecimiento que vivía desde que se le diagnosticó un cáncer de faringe en 2018. En sus palabras, sus días eran “un infierno” tras los efectos de su tratamiento: carecía de saliva, no podía tragar, sufría hemorragias nasales, presentaba dificultades para hablar y había quedado sorda de un oído. Por eso es que pidió ayuda para poner fin a sus días, de la misma forma que ella lo había hecho con su madre, víctima de una afección degenerativa. “Ella padecía la enfermedad de Charcot y tuvo la suerte de encontrar un médico que le aplicó la eutanasia con mi ayuda cuando ya no podía ir más lejos”, había recordado.

Durante sus últimos años de vida, Françoise Hardy no pudo cantar, pero sí escribir en la computadora y  ponerle palabras precisas  al pedir por ella y por los que ya no se sienten como sí mismos, cuando no queda más por hacer desde la medicina. “No se trata de que los médicos accedan a todas las peticiones. Se trata de acortar el sufrimiento innecesario de una enfermedad incurable desde el momento en que se vuelve insoportable”, había subrayado.

Desde IntraMed recordaremos su legado, su afición por las melodías bellas con letras sobre la vida tal cual es, esa que solo ofrece la finitud como certeza.