Actualización de un tema fundamental

Sepsis pediátrica: epidemiología, clínica y tratamiento

Manejo, diagnóstico y sub-fenotipos de sepsis pediátrica

Autor/a: Scott L. Weiss, Julie C. Fitzgerald

Fuente: Pediatrics. 2024;153(1)

Indice
1. Texto principal
2. Referencias bibliográficas
Introducción

La sepsis y el shock séptico son causas importantes de morbilidad, mortalidad y de costo de atención sanitaria para los niños en todo el mundo.1,2

En 2017, se estima que ocurrieron 20 millones de casos de sepsis en niños <5 años y 5 millones de casos en niños de 5 a <19 años, que resultaron en 3,5 millones de muertes.3 Los niños representan la mitad de todos los casos de sepsis a nivel mundial y un tercio de las muertes, con una carga desproporcionada en África, América del Sur y el subcontinente indio.3,4

Las tasas de letalidad varían del 3% al 5% para la sepsis en niños previamente sanos hasta un 25% a 50% en niños con enfermedades médicas comórbidas, infecciones hospitalarias, acceso limitado a la atención de salud y desnutrición. 2,5 Casi todas las muertes pediátricas relacionadas con la sepsis implican síndrome de disfunción orgánica múltiple (MODS por su sigla en inglés), definido como disfunción en ≥2 sistemas de órganos.6

Las muertes prematuras (dentro de las 72 horas) son más a menudo de MODS agudo con shock/paro cardíaco, mientras que las muertes más tardías son impulsadas por MODS persistentes y la retirada de tecnologías de soporte vital. 6–8 Entre los estudios recientes de niños que sobreviven al tratamiento de la sepsis que requieren cuidados intensivos, hasta un tercio ha sufrido deterioros funcionales nuevos o empeoramiento, incluyendo reducción de la calidad de vida, nuevos problemas respiratorios, nutricionales o de asistencia tecnológica e infecciones graves recurrentes.9–14

El objetivo de este informe es resumir las prácticas recientes basadas en evidencia para el diagnóstico y tratamiento inicial de niños con sepsis, incluido el creciente énfasis en los subfenotipos de sepsis vinculados a la terapéutica de precisión. La aplicación de terapias óptimas generales y específicas puede reducir la morbilidad asociada a la sepsis y la mortalidad infantil en general, mientras que la identificación de subfenotipos con anomalías fisiopatológicas mensurables facilitará cada vez más la adopción de terapias complementarias específicas para niños en los que los antibióticos, los líquidos, los medicamentos vasoactivos y los cuidados de apoyo siguen siendo insuficientes.

Diagnóstico de sepsis pediátrica

> Definición de sepsis

A principios de la década de 2000, la caracterización predominante de la sepsis fue la de un síndrome de respuesta inflamatoria sistémica inducida por infección (SIRS) que provocaba shock y disfunción orgánica a menudo alejada del sitio de la infección. Más recientemente, la comprensión de la fisiopatología de la sepsis ha avanzado más allá de la de un estado hiperinflamatorio primario (o "tormenta de citocinas") a una condición en la que tanto los mediadores pro como los antiinflamatorios se superponen a la reprogramación genómica, proteómica y metabolómica de la respuesta inmunoinflamatoria completa.15,16

Como resultado, en 2016, Sepsis-3 actualizó la definición de sepsis para pacientes adultos como una “disfunción orgánica potencialmente mortal causada por una respuesta desregulada del huésped a la infección” y shock séptico como el estado más severo en el que “las anomalías circulatorias, celulares y metabólicas profundas se asocian con un mayor riesgo de mortalidad que con la sepsis sola.”17

Para los niños, la definición más reciente y comúnmente citada de sepsis sigue siendo el Informe Pediátrico Internacional de 2005 de la Conferencia de Consenso sobre Sepsis (IPSCC), que se basa en la presencia de SIRS.4,18 Sin embargo, existe un reconocimiento cada vez mayor que la sepsis en niños, como en adultos, está mejor conceptualizada como una respuesta desregulada del huésped a la infección que conduce a una disfunción orgánica potencialmente mortal.19,20

En un estudio de 1092 niños tratados por sepsis en una UCI pediátrica en China, la presencia de disfunción orgánica (área bajo la curva del operador receptor, 0,74; intervalo de confianza del 95% [IC], 0,71–0,77) fue más predictiva de muerte relacionada con sepsis que SIRS (área bajo la curva del operador receptor 0,56; IC 95%, 0,51–0,60).21 De manera similar, entre 2.594 pacientes ingresados con infección en UCIP en Australia y Nueva Zelanda, SIRS tuvo menor validez predictiva para la mortalidad que las puntuaciones de disfunción orgánica.22

Actualmente, existen varios criterios para definir la disfunción orgánica en sepsis pediátrica.23–29 Más recientemente, el Mandato Pediátrico de Actualización de Información sobre Disfunción de Órganos (PODIUM) desarrolló un conjunto actualizado de criterios de diagnóstico dicotómicos para disfunción en 9 sistemas de órganos utilizando revisión de la literatura y consenso de expertos.24 Entre 22.427 pacientes de UCIP indiferenciados, PODIUM fue capaz de discriminar mortalidad hospitalaria igual o mejor que los criterios IPSCC, aunque la validación en sepsis pediátrica aún no está disponible.28 Los esfuerzos para identificar los criterios de disfunción orgánica más útiles  están en curso a través de un estudio  de un grupo de trabajo internacional que trabaja para actualizar las definiciones de sepsis pediátrica y shock séptico.30

> Diagnóstico de sepsis

Es importante destacar que los criterios utilizados al pie de cama para diagnosticar y tratar la sospecha de sepsis no se tienen que alinear perfectamente con los puntos de corte operativos que definen la sepsis. Los médicos pueden (y deben) considerar criterios para reconocer y diagnosticar niños con sospecha de sepsis o shock séptico que son oportunos y apoyan la sepsis sobre diagnósticos alternativos.

Una encuesta internacional de 2835 médicos de cuidados intensivos pediátricos, medicina de emergencia y enfermedades infecciosas informaron que los signos vitales anormales, las pruebas de laboratorio con evidencia de inflamación, los signos clínicos de infección y la perfusión cutánea fueron más útiles para reconocer la sepsis y el shock séptico en niños en la práctica clínica que la adherencia estricta a las definiciones de IPSCC o Sepsis-3 de 2005.20 Este enfoque reconoce que la sepsis se encuentra en algún lugar de la evolución desde una infección no complicada hasta la muerte sin delimitación clara.

Por lo tanto, la atención a las primeras y sutiles alteraciones de la temperatura (alta o baja), taquicardia, taquipnea, alteración del estado mental, retraso del relleno capilar, extremidades distales frías, pulsos periféricos disminuidos o rebotantes, disminución de la producción de orina, presión arterial baja, y la presión del pulso estrecha o amplia pueden indicar que un niño debe ser tratado por sepsis/shock séptico incluso antes de cruzar un umbral arbitrario.

Ha habido un interés de larga data por identificar biomarcadores para ayudar en el diagnóstico de sepsis, siendo el lactato en sangre, la proteína C reactiva (PCR) y la procalcitonina (PCT) los más comúnmente utilizados.31

Los niveles de lactato en sangre aumentan cuando la entrega de oxígeno a los tejidos es insuficiente para soportar la demanda metabólica, lo que resulta en una conversión anaeróbica de piruvato en lactato en lugar de impulsar la producción de trifosfato de adenosina a través de la respiración aeróbica mitocondrial.32

Con la reversión del shock para restaurar el suministro de oxígeno y el sustrato en los tejidos, los niveles de lactato en sangre normalmente se normalizan. Sin embargo, hay muchas otras causas de hiperlactatemia (incluyendo aumentos artificiales por flebotomía difícil) y el shock séptico puede ocurrir antes o incluso sin un aumento del lactato en sangre. Como resultado, el lactato sanguíneo es menos útil para estratificar a los niños con enfermedad aguda por riesgo de sepsis, pero debería ser una tendencia a lo largo del tiempo como un método para monitorear la respuesta a la terapia después de que se sospeche sepsis.33, 34

La Proteína C Reactiva​ (PCR) es un reactivo de fase aguda de origen hepático que sirve como marcador sensible, aunque inespecífico, de inflamación, y la procalcitonina (PCT) es una prohormona de la calcitonina secretada de forma ubicua en respuesta a citoquinas mediadas por bacterias. La PCT es un biomarcador más específico y generalmente más temprano para infecciones bacterianas invasivas que la PCR.35 Tanto la PCT como la PCR son útiles para diferenciar grupos de pacientes con sepsis de una infección no complicada y tienen un alto valor predictivo negativo para excluir la enfermedad grave de la sepsis, pero su utilidad clínica dentro de los individuos se ve atenuada por frecuentes resultados falso positivos y el potencial de una tranquilidad errónea si se mide muy temprano en el curso de la evolución de una enfermedad.

Otros biomarcadores han demostrado cierta utilidad para ayudar al diagnóstico y/o estratificar el riesgo de los pacientes con sepsis, incluyendo presepsina, sTREM, amiloide A sérico, sCD163, pentraxina-3, interleucina-7 (IL-7) e IL-8, y microARNs, entre otros.31, 37 Sin embargo, es poco probable que cualquier biomarcador pueda representar la totalidad de la compleja biología de la sepsis. En cambio, medir varios biomarcadores simultáneamente ha demostrado ser prometedor para superar las limitaciones de cualquier biomarcador único, al igual que la combinación de la expresión diferencial de múltiples genes.38

Cada vez hay más datos que sugieren que biomarcadores seleccionados pueden ofrecer información sobre diferentes aspectos de la fisiopatología de la sepsis más allá de la respuesta inmunoinflamatoria. Por ejemplo, biomarcadores de activación endotelial (p. ej., angiopoyetina-1/2, tirosina quinasa-1 soluble similar a fms, trombomodulina, factor de crecimiento endotelial vascular), disfunción microvascular y degradación del glucocáliz (p. ej., perfusión de región límite en video microscopía sublingual, syndecan-1) y permeabilidad intestinal (p. ej., claudina-3, proteína fijadora de ácidos grasos intestinales, citrulina) son áreas activas de investigación para mejorar el reconocimiento de los grupos de alto riesgo.39–42

Los compuestos orgánicos volátiles menos invasivos con aliento exhalado también han demostrado ser prometedores para mejorar la detección de infecciones asociadas con la sepsis.43 Es necesario tener evidencia adicional del impacto en los resultados de los pacientes junto con la disponibilidad de realizar pruebas con informes rápidos de los resultados antes de que puedan recomendarse para su uso generalizado, pero es muy probable que tales herramientas estén cada vez más disponibles para su implementación clínica en el futuro.

> Detección de sepsis

Se recomienda una detección sistemática para ayudar con el reconocimiento oportuno del shock séptico y otras disfunciones de órganos asociados a la sepsis en niños que presentan un malestar agudo.33,34 Un proceso sistemático que desencadene la consideración deliberada de que un niño enfermo puede sufrir sepsis reduce tiempo hasta el tratamiento, acorta la duración de la estancia hospitalaria y disminuye diagnósticos de sepsis omitidos.44–46 Los algoritmos electrónicos que continuamente miden alteraciones en los signos vitales, evaluaciones de enfermería, y los valores de laboratorio son generalmente más sensibles y específicos que las evaluaciones a intervalos de tiempo predeterminados, pero el rango informado de valor predictivo positivo (VPP) permanece sólo entre el 4% y el 49%.47

Los algoritmos de detección que incorporan medidas de gravedad de la enfermedad y tienen en cuenta las condiciones comórbidas son útiles para mejorar la precisión, pero continúan confiando en las entradas dirigidas por el médico en el registro electrónico de salud. Por ejemplo, la Herramienta Colaborativa de Shock Séptico Pediátrico de uso común que combina signos vitales, hallazgos del examen físico y condiciones comórbidas demostró una sensibilidad del 99% y un VPP del 20%,47 mientras que una herramienta alternativa basada en criterios de disfunción orgánica SIRS e IPSCC sin considerar las condiciones comórbidas logró sólo 72% de sensibilidad y 8,1% de VPP.45

Para superar las limitaciones de valor predictivo positivo (VPP) bajo y reducir la fatiga de la alerta, un enfoque comúnmente utilizado ha sido un método de identificación de múltiples etapas mediante el cual una alerta automática inicial desencadena una rápida evaluación de enfermería. Si la valoración de enfermería corrobora posible sepsis, luego se convoca a una reunión para decidir si proceder al tratamiento de la sepsis.44

Los algoritmos de inteligencia artificial (IA) que incorporan datos fisiológicos de alta fidelidad directamente desde monitores de cabecera tienen el potencial de identificar la fisiología del shock horas antes de los cambios manifiestos en los signos vitales y mejoran la precisión general.48 Por ejemplo, en un estudio de 493 niños admitidos en 1 UCIP, algoritmos de aprendizaje automático que utilizaron DEs de frecuencia cardíaca, presión arterial y transiciones simbólicas de probabilidades de esas variables identificaron sepsis hasta 8 horas antes que un herramienta de detección que se basaba en el SIRS tradicional y los criterios de disfunción de órganos.49

Sin embargo, deben aún ser probados los algoritmos basados en IA que necesitan incorporar mejor la variación fisiológica de las enfermedades comórbidas para mejorar realmente en los registros médicos electrónicos, y el impacto de dicha detección en tiempo real, impulsados por herramientas de detección de IA sobre el flujo de trabajo de los proveedores y los resultados de los pacientes.

Manejo inicial de la sepsis pediátrica

La Campaña Sobreviviendo a la Sepsis recomienda seis pasos de manejo inicial claves para niños con sospecha de sepsis o shock séptico:

(1) obtener acceso intravenoso/intraóseo,
(2) recolectar un hemocultivo (y otras pruebas de diagnóstico para los sitios más probables de infección),
(3) iniciar pruebas empíricas con antibióticos de amplio espectro,
(4) medir el lactato en sangre,
(5) administrar bolo(s) de líquido si hay shock, y
(6) iniciar agentes vasoactivos si el shock persiste.33,34

Estas intervenciones debe completarse lo más rápido posible; idealmente dentro de 1 hora del reconocimiento inicial en niños con shock séptico y dentro de las 3 horas posteriores a la sospecha inicial de sepsis en ausencia de shock.

La Mejora de los Resultados de la Sepsis Pediátrica de la colaboración encontraron que la adherencia a un paquete que incluyó el uso de un método de reconocimiento de sepsis, primer bolo de líquido en 60 minutos y administración de antibióticos dentro de los 180 minutos se asoció con una reducción de la mortalidad.50

El tratamiento de la hipoxemia con oxígeno suplementario (objetivo de SpO2 del 92% al 98%) y la reversión de la hipoglucemia y la hipocalcemia ionizada también son importantes.

Los pacientes deben ser reevaluados continuamente para detectar signos de shock en curso, la evolución del estado de los líquidos (incluidos estertores, hepatomegalia, edema periférico y hallazgos ecocardiográficos que pueden sugerir sobrecarga de líquidos), y la respuesta a cada intervención mientras se organiza el traslado a una unidad de cuidados intensivos/críticos apropiada.

> Antibióticos empíricos de amplio espectro

Las bacterias son la etiología primaria de la sepsis en niños en hasta el 78% de los casos.8, 51

Además, las enfermedades virales graves, incluidas influenza y SARS-CoV-2, pueden ir acompañados de infecciones bacterianas concurrentes.52, 53 Estos datos ofrecen fuerte justificación biológica para la administración rápida de antibióticos empíricos dirigida a todos los patógenos probables. La elección inicial de la administración de agentes antimicrobianos debe guiarse por la historia y los síntomas del paciente, junto con la epidemiología microbiana local.

En la mayoría de los casos, un único antibiótico de amplio espectro es suficiente, como una cefalosporina de tercera generación (p. ej., ceftriaxona) en niños previamente sanos con sepsis adquirida en la comunidad. Para niños con inmunodeficiencias o en sepsis adquirida en el hospital, se debe utilizar un antibiótico con cobertura antipseudomonas extendida.33, 34

Se deben incluir agentes antimicrobianos adicionales para extender el rango de cobertura para pacientes en riesgo de patógenos con resistencia a los medicamentos (p. ej., estafilococos aureus resistente a meticilina) o para limitar la producción de toxinas en el síndrome de shock tóxico y/o fascitis necrotizante. Los medicamentos antivirales deben también incluirse en casos seleccionados, como los inhibidores de la neuraminidasa para la influenza o el aciclovir para el virus del herpes simplex (especialmente en recién nacidos).

Para niños con shock séptico, la terapia antimicrobiana debería administrarse lo antes posible, idealmente dentro de 1 hora del reconocimiento.33, 34

Varios estudios han demostrado mejores resultados para niños con sepsis/shock séptico cuando se toman antibióticos rápidamente (a menudo dentro de 1 hora después del reconocimiento) incluidos como parte de un paquete de atención, pero el impacto independiente del momento oportuno para tomar antibióticos es menos claro.

Un estudio observacional de 130 niños de una sola UCIP, la mayoría de los cuales presentaron shock, reportó un aumento progresivo en la mortalidad por cada hora de retraso en la administración de antibióticos desde el reconocimiento de la sepsis, pero esta asociación sólo se convirtió en significativa después de un retraso >3 horas (odds ratio, 3,92; IC 95%, 0.1.27–12.06).54 No obstante, según datos que apuntan hacia un beneficio probable de la terapia temprana con antibióticos para el shock séptico, el estándar actual de atención debería incluir terapia antimicrobiana lo antes posible, siendo 1 hora un objetivo razonable.

Sin embargo, para evitar riesgos de uso innecesario de antibióticos y porque el riesgo de mortalidad no parece aumentar significativamente dentro de las primeras 3 horas, es razonable realizar primero un examen de diagnóstico acelerado para confirmar la sepsis y la necesidad de antibióticos para aquellos niños que no presentan shock.

Una vez que se confirma la disfunción orgánica inducida por sepsis, un análisis microbiológico rápido respalda una infección bacteriana o la condición del paciente evoluciona hasta incluir shock, se deben administrar antibióticos rápidamente.

> Resucitación con fluidos

La terapia con líquidos en bolo busca restaurar la hipovolemia del volumen intravascular en el shock séptico resultante de una ingesta reducida, la fuga de vénulas poscapilares y la presión oncótica plasmática baja ("tercer espacio") y mayores pérdidas de fluidos (como por fiebre o enfermedad diarreica). A través del principio de Frank-Starling, un bolo de líquido puede aumentar el retorno venoso, aumentar el llenado ventricular e inducir el estiramiento de los miocitos cardíacos lo que a menudo se traduce en una mayor contractilidad, mayor volumen sistólico y mejor flujo sanguíneo microcirculatorio y perfusión tisular.

En un paciente que responde a los fluidos sin disfunción miocárdica grave inducida por sepsis, un bolo de líquido de 20 ml/kg aumentará el volumen entre un 10% y un 20%.55

Desafortunadamente, esta respuesta hemodinámica suele ser transitoria. Por ejemplo, en un estudio reciente de 41 niños que presentaban shock séptico en un departamento de urgencias en Australia, la mejora media en el índice cardíaco inmediatamente después de un bolo de líquido fue del 18%, pero sólo 4 niños mantuvieron este beneficio durante al menos 60 minutos.55 Esta respuesta hemodinámica transitoria a menudo conduce a la administración repetida de bolos de líquido. Aunque esta práctica puede ser necesaria para revertir el componente hipovolémico del shock séptico, también se corre el riesgo de exacerbar la isquemia tisular a través del edema intersticial progresivo y la sobrecarga de líquidos.56

Se recomienda el tratamiento en bolos de líquidos en alícuotas de 10 a 20 ml/kg para niños con shock séptico atendidos en los sistemas de atención de salud con disponibilidad de cuidados intensivos (ya sea localmente o mediante transporte) durante la primera hora de reanimación y titulado según marcadores clínicos de gasto cardíaco.33,34 Los bolos deben administrarse durante 5 a 20 minutos porque tiempos de administración más rápidos se han asociado con secuelas respiratorias adversas y la administración más lenta menos a menudo mejora el volumen sistólico.57,58

Los marcadores clínicos de función cardíaca pueden incluir frecuencia cardíaca, presión arterial, tiempo de relleno capilar, nivel de conciencia, temperatura de las extremidades, producción de orina, lactato sanguíneo y saturación de oxígeno venoso central. Debido a que la administración excesiva de líquidos está asociada con daño, la terapia con líquidos en bolo debe administrarse con cuidado y se suspende si se desarrollan signos de sobrecarga de líquidos o no se observa ninguna mejoría hemodinámica adicional.

Por el contrario, para los sistemas de atención de salud en regiones geográficas donde los cuidados intensivos no son accesibles ni localmente ni a través de transporte, se debe evitar la terapia con bolos de líquidos a menos que el niño presente hipotensión.33,34 La falta de cuidados intensivos accesibles significa la incapacidad de realizar intervenciones tales como ventilación mecánica, monitorización hemodinámica avanzada o soporte circulatorio vasoactivo y/o mecánico sostenido independientemente de si estas intervenciones ocurren dentro de una UCI formal/unidad de cuidados críticos. Estas recomendaciones divergentes reflejan evidencia dispar de estudios en diferentes regiones geográficas.

Numerosos estudios observacionales, en su mayoría de América del Norte y Europa informan mejores resultados para niños que recibieron ≥40 ml/kg en la primera hora de reanimación.59,60 Por el contrario, el estudio Expansión de Volumen como Terapia Suplementaria de 3141 niños con enfermedad febril grave tratada en entornos de bajos recursos en África demostraron menor mortalidad (cociente de riesgos, 0,72; IC 95%, 0,57–0,90) después de 48 horas en el grupo asignado al azar a conservador (es decir, sin líquido en bolo, sólo líquido de mantenimiento) en lugar de fluidoterapia liberal (es decir, un bolo de líquido de 20 ml/kg seguido de líquido de mantenimiento).61

No se sabe si la administración temprana de medicamentos vasoactivos en lugar de la terapia en bolo de líquidos en curso es beneficiosa. En un reciente ensayo abierto de 63 pacientes pediátricos tratados por shock séptico en Paraguay, mortalidad, necesidad de ventilación mecánica y shock persistente en 1 hora disminuyeron con el inicio de la epinefrina después un bolo de líquido de 40 ml/kg en lugar de bolos de líquido adicionales.62

Sin embargo, la gravedad de la enfermedad fue mayor en el grupo tratado con bolos de líquidos más liberales. Además, 2 ensayos clínicos aleatorizados recientes en shock séptico en adultos no pudieron demostrar que la restricción de líquidos intravenosos mejorara los resultados en comparación con la fluidoterapia intravenosa estándar.63,64 El estudio Squeeze (www.clinicaltrials. gov/NCT03080038) está probando si la reversión del shock séptico es más rápida con la aleatorización a una etapa temprana dirigida a objetivos, estrategia de reanimación con ahorro de líquidos versus el cuidado habitual en los niños.

Para equilibrar los riesgos y beneficios de la terapia con bolos de líquidos, varios métodos han intentado predecir la capacidad de respuesta de los fluidos (es decir, qué pacientes aumentarán el gasto cardíaco en respuesta a la terapia con líquidos en bolo).

En general, las medidas dinámicas, como elevación pasiva de la pierna o compresión hepática suave, predicen más precisamente la capacidad de respuesta de los fluidos que las medidas estáticas, como la frecuencia cardíaca o la presión venosa central.65 También está aumentando el interés en la ecografía cardíaca para predecir la capacidad de respuesta a los líquidos midiendo la variación respiratoria en el diámetro de la vena cava inferior, la velocidad máxima del flujo sanguíneo aórtico y la velocidad-tiempo aórtica integral. Sin embargo, la precisión y reproducibilidad de estas mediciones para guiar la fluidoterapia es un desafío continuo, especialmente en la respiración espontánea de niños sin ventilación mecánica invasiva.65, 66

Generalmente se prefieren las soluciones cristaloides para la provisión inicial de terapia en bolo de líquidos porque los cristaloides son económicos, fácilmente disponibles y altamente compatibles con otros medicamentos y no hay evidencia clara de que los resultados en el shock indiferenciado mejoran con el uso temprano de soluciones coloides, como la albúmina.33,34

Históricamente, la solución salina al 0,9% ha sido el cristaloide más comúnmente utilizado para la reanimación con líquidos, en gran parte debido a su isotonicidad con el plasma humano. Sin embargo, cada vez hay más pruebas que apoyan que la concentración suprafisiológica de cloruro en solución salina al 0,9% puede inducir acidosis metabólica, disminuir el flujo sanguíneo renal, promover la inflamación y aumentar el riesgo de disfunción endotelial/glucocáliz.67 En contraste, los líquidos balanceados/amortiguados, como el Ringer lactato, la solución de Hartmann y PlasmaLyte se han asociado con tasas más bajas de hipercloremia, lesión renal aguda, necesidad de terapias de reemplazo renal y muerte en varios estudios pediátricos.68,69

Un metaanálisis reciente que incluyó 4 ensayos intervencionistas grandes publicados en los últimos cinco años también informó una pequeña, pero no estadísticamente significativa reducción en la mortalidad en adultos críticamente enfermos (razón de riesgo, 0,93; IC 95%, 0,76–1,15).70 El Ensayo Pediátrico Pragmático de Solución Salina Balanceada versus Normal  en Sepsis actualmente está inscribiendo 8.800 niños con sospecha de shock séptico para probar la efectividad comparativa de la reanimación inicial con líquidos balanceados en comparación con solución salina al 0,9% (www.clinicaltrials.gov NCT04102371).71

> Medicamentos vasoactivos

Los medicamentos vasoactivos son útiles para tratar la disfunción de miocardio y la manipulación de la resistencia vascular sistémica para niños con shock séptico refractario a líquidos.

La epinefrina y la noradrenalina se prefieren en lugar de la dopamina como agentes catecolaminérgicos iniciales para niños que continúan teniendo una perfusión anormal después de 40 a 60 ml/kg de reanimación con líquidos, o antes si hay disfunción miocárdica o la sobrecarga de líquidos es evidente.33,34

Dos ensayos clínicos aleatorizados recientes, con un total combinado de 160 niños con shock séptico, demostraron una resolución más rápida del shock y una mejora de la supervivencia con adrenalina en comparación con la dopamina.72,73 Sin embargo, ningún estudio ha comparado directamente la epinefrina con la norepinefrina en niños con shock séptico. Tanto la epinefrina como la norepinefrina apuntan a los receptores adrenérgicos β1 del miocardio, que aumentan la cronotropía e inotropía, y los receptores α1 vasculares adrenérgicos, que aumentan la resistencia vascular sistémica.

La epinefrina en dosis bajas (generalmente <0,1 µg/kg/min) ofrece mayor afinidad por los receptores vasculares β2 que disminuyen la resistencia vascular sistémica y promueven la vasodilatación, mientras que la noradrenalina sólo tiene efecto vasoconstrictor. En consecuencia, se prefiere la epinefrina para tratar niños con disfunción miocárdica inducida por sepsis y gasto cardíaco bajo, que es la presentación clínica más común del shock séptico en lactantes y jóvenes en edad escolar con sepsis adquirida en la comunidad.33,34 Se prefiere la norepinefrina para aumentar la resistencia vascular sistémica para aquellos con función miocárdica conservada o disfunción leve que presentan vasoplejía, que es más típico de la sepsis del adolescente y de la adquirida en el hospital.74

Otros medicamentos vasoactivos no han sido suficientemente probados en el shock séptico pediátrico para recomendarlo para la fase inicial de la terapia, pero dobutamina, milrinona y vasopresina son comúnmente utilizados como agentes secundarios o complementarios junto con la monitorización hemodinámica avanzada. También hay interés reciente en la angiotensina II, una hormona natural con marcados efectos vasoconstrictores desencadenados a través de la activación del sistema renina-angiotensina.

La angiotensina II fue aprobada recientemente para el shock refractario en adultos después de un estudio de 344 adultos con shock vasodilatador inespecífico que encontró una mayor probabilidad de aumentar la presión arterial media con angiotensina II añadida a noradrenalina en comparación con la adición de placebo.75 Sin embargo, los resultados reportados del uso de angiotensina II para el shock pediátrico han sido hasta ahora limitados a informes pequeños.76

> Corticosteroides y reanimación metabólica

El uso óptimo de corticosteroides -incluido el momento, el tipo, y la dosis- para el shock séptico aún no está completamente definido. Los estudios observacionales en sepsis pediátrica han informado una asociación del uso de corticosteroides con peores resultados, pero están limitados por el uso preferencial de corticosteroides en pacientes con mayor gravedad de la enfermedad.51 Al menos 1 ensayo pediátrico sugirió que los corticosteroides complementarios aceleran la resolución del shock.77 De los 4 ensayos clínicos contemporáneos de alta calidad en adultos, 2 informaron una reducción de la mortalidad con hidrocortisona en dosis bajas (ambos incluían fludrocortisona) y 2 no.78–80

Un metaanálisis reciente de 42 ensayos clínicos que incluyeron 9969 adultos y 225 niños con sepsis encontró que el uso de corticosteroides posiblemente resulte en una pequeña reducción de la mortalidad.81 En consecuencia, las guías actuales no recomiendan el uso rutinario de hidrocortisona intravenosa en niños si se restablece la estabilidad hemodinámica con líquidos y medicamentos vasoactivos en dosis bajas, pero reconoce la posibilidad para niños con shock refractario a líquidos, resistente a las catecolaminas.33,34

El estudio Hidrocortisona de Estres en Shock Séptico Pediátrico está probando activamente si la hidrocortisona adyuvante para niños con shock séptico vasoactivo dependiente de fluidos mejora la mortalidad y calidad de vida relacionada con la salud (www.clincialtrials.gov/ NCT03401398). Sin embargo, no hay datos sobre la adición de fludrocortisona para mejorar el efecto mineralocorticoide de la administración de corticosteroides en el shock séptico pediátrico.

También hay un interés creciente en el papel de las estrategias de reanimación metabólica complementarias para restaurar la utilización del oxígeno tisular y la homeostasis celular/metabólica que podría acelerar la recuperación de la función del sistema inmunológico y de los órganos durante la sepsis. Más recientemente, el interés en la combinación de hidrocortisona, ácido ascórbico en dosis altas (vitamina C) y tiamina (vitamina B1) (terapia “HAT”) fue encendida por un informe de una reducción de la mortalidad entre adultos con shock séptico tratado con HAT en comparación con controles históricos de un solo centro.82

Un análisis de propensión emparejada de niños con shock séptico de 1 centro informaron de manera similar una asociación de la terapia HAT con una mejor supervivencia.83 Sin embargo, numerosos ensayos clínicos posteriores han fracasado en confirmar un efecto beneficioso de la terapia HAT y algunos estudios han encontrado evidencia de daño.84-86 Como resultado, a pesar de la plausibilidad biológica y el optimismo clínico, las guías actualmente desaconsejan el uso rutinario de estrategias de reanimación metabólica hasta que haya más evidencia disponible.33,34

Subfenotipos de sepsis y terapias de precisión

La mayoría de los pacientes con sepsis presentan características clínicas comunes y una respuesta compartida a las intervenciones de reanimación básicas, pero la variabilidad entre patógenos, huéspedes e interacciones huésped-patógeno dan como resultado una heterogeneidad sustancial en las patologías y las respuestas a la terapia. En consecuencia, se describieron varios subfenotipos en los que algunos niños con sepsis presentan características clínicas, trayectoria de enfermedad o fenómeno fisiopatológico distintos.28, 87–89

Además, nuevos conocimientos mecanicistas respaldan el potencial que podrían tener las nuevas terapias de precisión para mejorar los resultados en la sepsis pediátrica. Por ejemplo, para niños con parálisis inmune inducida por sepsis, el tratamiento con el factor inmunológico estimulante de colonias de granulocitos y macrófagos, revierte la tolerancia inmune y reduce el riesgo de infecciones adquiridas en el hospital.90

Los niños con fallo de múltiples órganos asociado a trombocitopenia inducida por sepsis resolvieron el MODS más rápido si el tratamiento incluía recambio plasmático.91

En los síndromes de superposición de sepsis/síndrome de activación de macrófagos, la modulación inmune con metilprednisolona, inmunoglobulina intravenosa y/o antagonista del receptor de IL-1 recombinante humano (anakinra) ha reducido la mortalidad y la duración de la disfunción orgánica.92–94

A partir de estos datos preliminares, el ensayo clínico Inmunomodulación Personalizada en MODS Inducido por Sepsis Pediátrica está probando la hipótesis de que los niños críticamente enfermos con sepsis que tienen evidencia de laboratorio de hiperinflamación/ síndrome de activación de macrófagos o subfenotipos de parálisis inmune mejorarán con terapias inmunomoduladoras dirigidas a reducir la inflamación sistémica o aumentar la respuesta inmune, respectivamente (www.clinicaltrials. gov/NCT05267821; www.clinicaltrials.gov/NCT05266001).

Utilizando un enfoque en el que los niños con shock séptico fueron estratificados tanto por una proteína sanguínea asociada con riesgo de mortalidad y evaluados para la expresión total de genes sanguíneos, Wong y colegas observaron heterogeneidad del efecto del tratamiento con hidrocortisona que, si se confirma, podría impulsar el uso preciso de corticosteroides en niños con shock séptico.

En concreto, el tratamiento con hidrocortisona se asoció con menores probabilidades de sufrir un curso complicado sólo en pacientes estratificados como de alto riesgo y expresión del gen del receptor de glucocorticoides preservada. En cambio, el tratamiento con hidrocortisona no alteró los resultados en ninguno de los pacientes ya sean de alto o de bajo riesgo con un endotipo que incluía expresión suprimida del gen del receptor de glucocorticoides.95 Estos hallazgos sugieren que una respuesta favorable a la hidrocortisona en el shock séptico pediátrico puede limitarse a pacientes de alto riesgo biológicamente preparados para responder a corticosteroides exógenos a través de la expresión del gen del receptor de glucocorticoides conservado.

Se está probando en el ensayo SHIPPS el potencial de vincular el enriquecimiento del pronóstico (es decir, distinguir entre alto y bajo riesgo de resultados adversos) con enriquecimiento predictivo (es decir, distinguir probabilidad de respuesta a una intervención terapéutica) para optimizar la administración de glucocorticoides.

Conclusiones

Mientras los humanos y los microbios sigan coexistiendo, es poco probable que la sepsis alguna vez sea erradicada por completo de nuestros sistemas de atención sanitaria.

Sin embargo, una mayor comprensión de la fisiopatología que impulsa la respuesta desregulada del huésped a la infección y posterior fracaso para volver a la homeostasis sin duda nos ayudará a minimizar los resultados adversos de la sepsis.

Las guías actuales se centran en el reconocimiento temprano ayudado por herramientas cada vez más sofisticadas que identifican patrones que los médicos no reconocen fácilmente y enfatizar un conjunto de pasos iniciales de manejo que han demostrado ser beneficiosos para la mayoría, aunque imperfecto para algunos.

Ahora se está avanzando hacia una era en la que la terapéutica de precisión ofrecerá nuevas estrategias para mejorar los resultados, especialmente para el subconjunto de niños con MODS inducida por sepsis para quienes los antibióticos, líquidos, medicamentos vasoactivos, y la atención de apoyo siguen siendo insuficientes.

Comentario

El presente trabajo destaca que la sepsis y el shock séptico en niños son causas importantes de morbilidad, mortalidad y costos para el sistema de salud en todo el mundo. Por otro lado, acarrea el problema de las personas que sobreviven, que pueden presentar deterioro funcional, peor calidad de vida y necesitar nuevos tipos de terapias y asistencia en el futuro.

Los avances en la comprensión de la fisiopatología de la sepsis resaltan la necesidad de actualizar la definición y los criterios de diagnóstico para la sepsis pediátrica y el shock séptico, con nuevos datos respaldan un papel cada vez mayor de los algoritmos de detección automatizados y combinaciones de biomarcadores para ayudar al reconocimiento precoz.

Continúa siendo esencial el inicio inmediato de la terapia antimicrobiana empírica de amplio espectro, la reanimación con líquidos y los medicamentos vasoactivos. Aunque las terapias metabólicas aún no están completamente definidas, los estudios en curso pronto ofrecerán orientación actualizada para su uso óptimo.


Traducción, resumen y comentario objetivo: Dra. Alejandra Coarasa